Susana Díaz quiere comenzar a gobernar en enero
Elecciones Andalucía
La candidata socialista alienta el fantasma del bloqueo para solicitar una mayoría amplia que lo impida
Andalucía ha perdido el miedo a la derecha, el PSOE andaluz no puede alentar el fantasma de los garrochistas a caballo, del señorito del limpiabotas del Palace ni de los exterminadores del PER. Gobernó Aznar, gobernó Rajoy -la visión más amable con Andalucía que nunca tuvo el PP nacional- y gobernaron cientos de alcaldes populares andaluces. Y no ocurrió nada, nada disrruptor quiero decir. Ahora lo que Susana Díaz ha comenzado a pasear es otro fantasma: el del bloqueo institucional.
Andalucía se considera a sí misma, en términos generales, de centro a centro izquierda, y ve al PP más allá de la derecha de Ciudadanos. En el cuartel general de Albert Rivera opinan que si Susana Díaz ve en peligro su continuidad, alentará el miedo a la derecha, aunque aquel temor atávico, que pocos recuerdan comparten ya, tiene otros protagonistas fuera de esos dos partidos.
Santiago Abascal, el de Vox, se grabó un video a caballo, con el torero Morante a su lado, mientras anunciaban la cabalgada de la reconquista de Andalucía. Efectivamente, a muchos, a los mayores de 50 años, se le habrán puesto los vellos como escarpias.
Mayoría "sólida y amplia"
Susana Díaz está pidiendo el voto para conseguir una "mayoría tan sólida y tan amplia" que impida el bloqueo. En realidad, las mayorías minoritarias no son la causa de los bloqueos institucionales, sino la ausencia de una voluntad de pacto. A los políticos españoles no les gusta comprometerse en la acción de Gobierno con otros, prefieren resultados contundentes y eso es lo que espera Susana Díaz. En Huelva, donde ha desplegado este martes de campaña, ha explicado que quiere estar gobernando en enero, al mes siguiente de las elecciones.
Si el Parlamento se constituye, como así ocurrirá, el 27 de diciembre, el nuevo presidente de la Cámara será, probablemente, de Adelante Andalucía si no suman lo suficiente el bloque de PP y Ciudadanos. Antonio Maíllo lleva el perfil de presidente del Parlamento en el rostro, es un tipo culto, dialogante cuando desea, íntegro y no podrá ser portavoz de su grupo, porque el liderazgo lo llevará Teresa Rodríguez.
No es que forme parte de un acuerdo, es que si PSOE y Adelante Andalucía no votan juntos, PP y Ciudadanos elegirán su propio presidente de la Cámara. Es decir, una elección como la de Maíllo no asegura la investidura de Susana Díaz, pero la facilita.
Socio del partido de los ERE cuando la sentencia
La candidata socialista tiene razón, hay una posibilidad de bloqueo, pero ella también sería corresponsable. Si Ciudadanos no quiere pactar con ella, a pesar de haber sido su aliado, y Adelante Andalucía, tampoco porque no se fía, parte de la culpa es de la socialista. Susana Díaz sigue hablando de dos bloques, el de la izquierda y el de la derecha, a pesar de que Teresa Rodríguez estuvo suave como el jabón en el debate del lunes en Canal Sur Televisión.
Hay un añadido a esto al que apuntan algunas fuentes: nadie querrá ser socio visible del PSOE para cuando se publique la sentencia de los ERE, allá por los meses de otoño de 2019.
"Lo que le pido al bloque de la derecha es que si no gana, que no bloquee". Ese es el leitmotiv de la presidenta en estos días de la campaña, aunque a quienes se lo debe pedir es a Teresa Rodríguez y a Antonio Maíllo, que son los que deben votar sí para su investidura. Resultaría insólito que fuese el PP y Ciudadanos los que se abstuvieran para elegir a Díaz, a la manera que el PSOE apoyó a Rajoy.
Es decir, el bloque de la derecha, o del cambio, no se inmuta: si no suman 55 escaños, que sea Adelante Andalucía quien le apoye. Antonio Maíllo sólo contempla, como mucho, algunos acuerdos puntuales con el PSOE, pero no aclara nada sobre la investidura. Pero hay un mensaje que el PSOE deja claro: no van a intercambiar la cabeza de Susana por una investidura; si no la quieren, se repetirán las elecciones andaluzas. Y allá IU y Podemos.
Pero, incluso, asegurándose una pronta investidura, por lo que podría haber Gobierno en enero, su estabilidad no se aseguraría con la fórmula que deja ver Adelante. Se tratarían de acuerdos puntuales, uno a uno, nada de pacto de Gobierno ni de legislatura, lo que da al traste con una buena planificación para los próximos cuatro años.
La legislatura de la pinza, cuando Manuel Chaves se quedó en minoría, fue así: divertídisima, con sobresaltos y bloqueos, pero demoledoras para sus actores. A partir de entonces, Chaves se permitió gobernar solo o con el PA, que casi es lo mismo.
Mayoría para el cambio
Tampoco hay que tirar la posibilidad de la mayoría del cambio a la papelera del olvido. El candidato de Ciudadanos, Juan Marín, apeló a su aliado contrincante, Juanma Moreno, a que se comprometa a apoyar el Gobierno del cambio, aunque no sea el presidente. Seguro que si suman lo hará, pero Moreno no puede decir en campaña que aceptará ser vicepresidente de Marín. Probablemente, porque si el PP quede como tercera fuerza, el malagueño dejará el Parlamento.
La única vía para conseguir esta suma es que Ciudadanos convenza a más electores socialistas. Según Metroscopia, un 10% ya se ha pasado a Ciudadanos, pero necesita más, ya que la resta de más votantes al PP se comporta como una suma de igual resultado. Si Marín no abordar el centro izquierda, no conseguirá la masa crítica del cambio.
Marín no es de izquierdas, nunca lo fue. En las primeras elecciones municipales figuró en una lista de AP por Sanlúcar, en los últimos puestos, cuenta que casi por hacer un favor; fue del PA y después fundó un partido independiente por Sanlúcar. Pero ha sabido pactar con los socialistas, su oposición ha sido sensata y, para ser un novato en el ámbito andaluz, es el que ha aprendido con más rapidez. Se vio en el debate.
Él, más que Juanma Moreno, tiene la solución de esta suma.
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