(0-2) La Balona adelanta su crucifixión
Real Balompédica Linense - Xerez Deportivo | La crónica
Los albinegros plantan cara hasta el autogol del 0-1, recuperan después su imagen timorata de toda la temporada y se alejan a cuatro puntos de la promoción
La afición se revuelve contra el palco y el máximo accionista, Andrés Roldán, se encara con algunos hinchas
Las mejores fotos del Balona-Xerez Deportivo de Segunda Federación

La Real Balompédica Linense se va de cabeza a Tercera Federación que debe ser algo así como el túnel subterráneo del fútbol español. Del fútbol, en general. La otrora Recia -desprovista de un tiempo a esta parte de su ADN, de sus valores- firmó su enésimo episodio vergonzante de los tres últimos años y cayó ante el Xerez Deportivo (0-2). Y a falta de cuatro jornadas está un poquito más lejos no ya de la permanencia, sino de la promoción, que va a terminar por parecer hasta un objetivo apetecible. Cuatro puntos (que en realidad son cinco) le separan del San Fernando pero con el agravante de que incluso el Cádiz Mirandilla ha adelantado en la clasificación al ¿equipo? de La Línea. Cinco derrotas consecutivas. Cinco partidos sin marcar (un gol en siete partidos y de penalti). Cero puntos desde que se produjo el último relevo en el banquillo, seguramente porque aunque hubiese venido Houdini no hubiese encontrado la puerta de salida. Las cifras demuestran que este equipo ha hecho todo lo posible para enervar a su hinchada, que al grito de “directiva dimisión” se revolvió contra el palco, que precisó de ser acordonado. Los aficionados le dijeron de todo también a un grupo de futbolistas que dicen defender (dicen) la sagrada guayabera albinegra.
Cómo será la indignación del aficionado albinegro que los desafortunados (y provocadores) gritos de “a Tercera, a Tercera” que se oyeron de manera repetitiva desde el fondo norte, en el que estaba la hinchada del Xerez, no es motivo de debate. Al balono recalcitrante lo que le preocupa es por qué su equipo ha tocado fondo… una semana más. Y lo que es aún más grave, que ya parece no tener solución.
Lo curioso del caso es que el partido no empezó tan mal. La Balompédica, con varios cambios en el once, presionando un poquito más alto. Como si de verdad quisiese ganar el partido hasta tenía un puntito más de intensidad. Eso no quita que la primera mitad fuese infumable. Y una interrupción. Y otra. Y otra. Pero al menos estaba el cero a cero en el marcador.
Tampoco es que esta Balona necesite que la empujen para caer, pero el arbitraje sibilino de ese vecino de Tomelloso censado como Fernando Moreno Osuna daría lugar a horas de tertulias nocturnas si lo hubiese protagonizado en Primera. Por mucho menos Real Madrid TV le hubiese hecho un documental de la duración aproximada de la versión extendida de Ben Hur. Todo, pero todo, lo que era gris lo resolvía en favor de los azulinos (que no vestían sus colores, por cierto). Allá por el minuto once hubo una caída de Fran Carbià en el área que pudo o no ser penalti. Pues fue que no. Indultó sin ningún tipo de pudor la segunda amarilla a Armengol, que para colmo luego recibiría la entrada que dio pie a la falta del 0-1. Le faltó ir a abrazarse a los visitantes cuando anotaron el 0-2 y poner en su Instagram Misión Cumplida.
Y como a perro flaco (y la Balona es flaquísima) todo se le vuelven pulgas pues ya se sabe. Al filo del descanso, después de no haber sido inferior a un equipo que pretende ascender encajó en 0-1 en una jugada de esas que se reponen la tarde de Nochevieja para recordar las cosas insólitas que se vieron durante el año. Taufek botó una falta lateral (la que le habían hecho a Armengol), el balón pegó en la barrera y se elevó lo suficiente para que Josete rematase. El esférico quería irse a las manos de Álex Lázaro pero Fran Moreno, en su intento de despejar, acabó haciendo un golazo en su propio marco.
En ese momento, el desenlace ya era previsible. Con el marcador en contra esta Balona que le tiene robado el sueño a sus incondicionales se transmutó en el equipo timorato y huérfano de fútbol que viene siendo desde septiembre. Porque ante la más mínima adversidad se desmorona mentalmente. Jugándose la puñetera vida y lanzó una sola vez a puerta en todo el segundo tiempo. A ratos parecía (que seguro que no es así) que sólo a Connor Ruane y a João Pedro.
En el 72’ el edificio, que hacía rato que se tambaleaba, empezó a descomponerse. Sergio Chica, seguramente fruto de la impotencia, llegó tardísimo a un cruce y se hizo acreedor a la tarjeta roja, que el colegiado, que estaba loco por la música, no tardó en sacarle. Fue el detonante para que la gente estallase. Primero contra el de Leganés, al que abucheó camino de la caseta por dejar a sus compañeros con las vergüenzas al aire con veinte minutos por delante.
El carrusel de cambios no podía ya frenar lo inevitable. Diego Domínguez perdonó una en el 79’, pero tres después se tomó la revancha, rematando solito y a bocajarro un estupendo centro lateral. A Toni Jou, con el que estaba emparejado cuando el balón salió del asistente, solo le faltó decir “ahí va uno que quiere meter un gol”. Porque perseguirle se ve que no se le pasó por la cabeza.
Y entonces llegó la mascletá, porque la gente tiene un límite. Los más fríos se limitaron a irse a casa antes de tiempo, algunos con lágrimas en los ojos, para no seguir sufriendo. Otro grupo increpó al palco, que tuvo que ser protegido por policías y miembros de la seguridad privada para evitar males mayores. “Directiva dimisión”, gritaba la turba, cansada ya de que le tomen el pelo.
Al máximo accionista, Andrés Roldán, un auténtico Rey Midas en el resto de sus actividades, se le atragantaron, porque no tiene costumbre, los reproches de quienes en ese momento no podían pensar y sólo sentían dolor. Dolor infinito. Un sentimiento que sólo entienden los que sienten en blanco y negro. El mandatario, que primero subió un par de peldaños para escapar de la bronca, acabó encarándose con alguno de los más exaltados. Humano, pero errado, porque, le guste o no, él es el último responsable.
Al final, bronca monumental para futbolistas y técnicos. Que es obvio que el presidente/propietario es el culpable de buena parte de lo que está sucediendo, pero los que cobran religiosamente no merecen irse de rositas.
Mientras el Xerez se fotografiaba con su numerosa hinchada de fondo, Ismael Chico, que sí que sabe de qué va esto, pedía perdón a la Tribuna desde el césped. Ahora en el horizonte aparece una tormenta de dimensiones descomunales. Como se suele decir en este negocio, mientras las matemáticas no digan lo contrario, el equipo y su entorno están obligados a seguir creyendo. Pero de verdad que la permanencia albinegra se antoja ahora mismo más complicada que el milagro último que se rememorará la próxima semana. Pero como entonces, todo puede suceder.
Ficha técnica
Real Balompédica Linense (0): Álex Lázaro, David Hernández (Adri Carrasco, 73'), Sergio Chica, Fran Moreno, Connor Ruane, Toni Jou, Fran Tena (Jack Harper, 59'), Carlos León (Carlos Cano, 73') , Joao Pedro (Alberto Fuentes, 59'), Fran Carbiá (Luis Martínez, 73') y Dani Villa.
Xerez Club Deportivo (2): Isma Gil (Antonio Santos, 11'), Ricky, Reina, Josete, Paco Torres, Adri Rodríguez, Charaf, Iago Díaz (Diego Domínguez, 63'), Nané (Santisteban, 63'), Taufek (Adolfo, 63') y Armengol (Misffut, 41').
Goles: 0-1, Taufek lanza una falta lateral, el balón tropieza en la barrera y se eleva; remata Josete de cabeza y Fran Moreno toca justo delante de Álex Lázaro para mandar el balón contra su propio marco (41’). 0-2, Diego Domínguez, libre de marca, fusila a Álex Lázaro (82’).
Árbitro: Fernando Moreno Osuna, de Tomelloso (Ciudad Real), auxiliado en las bandas por David Arévalo y Álvaro Gómez-Miguel. Perpetró un arbitraje sibilino. Siempre que pudo, perjudicó a la Balona.
Tarjetas: Amarillas a los locales Toni Jou (3’), Fran Moreno (37’) y Fran Tena (44’), así como a los visitantes Josete (23’) y Armengol (27’), a quien poco después perdonó la segunda. Expulsó con roja directa al albinegro Sergio Chica (72’).
Incidencias: Encuentro correspondiente a la trigésima jornada del grupo IV de la Segunda Federación, disputado en el Ciudad de La Línea, ante 2.896 espectadores, con una nutrida representación de alrededor de un millar de aficionados del conjunto visitante.
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