(1-0) No hay más cera
Oihuela CF - Real Balompédica Linense | La crónica
La Balona cae con justicia en Orihuela en el debut de Romerito
Los albinegros van de más a menos y se sujetan en Álex Lázaro hasta que llega el gol
Los linenses se queda a tres puntos de la promoción y la permanencia a falta de seis jornadas
Las fotos del Orihuela, 1-Balona, 0 de Segunda Federación

Igual es que no hay más cera que la que no es capaz ni de arder desde que comenzó esta desesperante temporada. Lo mismo es que no se trata de defender al hombre o en zona. Ni de que jueguen unos u otros. Es que no dan para más. La Real Balompédica Linense, que estrenaba su tercer preparador de la presente andadura, Antonio Ruiz Romerito, cayó con justicia en su visita al Orihuela. Perdió y de no ser por la certera actuación de Álex Lázaro se hubiese traído un revés más amplio. Puede que hasta sonrojante. La sensación de vértigo se acrecienta entre la sufridísima hinchada linense y con razón. Los albinegros, que siguen anclados en descenso, están ya a tres puntos de la promoción y a idéntica distancia de la permanencia directa. A tres puntos del Xerez DFC al que Fernández Rivadulla está exprimiendo hasta donde no fue capaz de hacerlo el curso pasado con los albinegros. De verdad que hasta por los detalles sentimentales todo esto parece fruto de una maldición.
Romerito no es dado a extravagancias en las alineaciones. Así que se plantó en Los Arcos con un equipo reconocible. Con los jugadores cada uno en sus puestos. Con un 1-4-4-1-1 muy ordenadito. Con João Pedro por detrás de Dani Villa. Su equipo fue de más a menos hasta terminar cayendo de maduro. Álex Lázaro lo mantuvo con vida durante buena parte de la segunda mitad, pero esa agonía no era otra cosa que engordar para morir.
En el primer tiempo se vio la mejor imagen de la Balompédica en este duelo. Muy seria, muy bien plantada, muy tenaz y sin pasar apuros de consideración ante un Orihuela al que logró atorar en la zona media. Eso sí, sin proyección ofensiva ninguna. Tampoco era la primera vez que se veía exactamente eso. Sobre todo cuando los albinegros actúan como visitantes.
Un par de escaramuzas de los escorpiones y un lanzamiento de João Pedro resumieron una primera mitad muy intensa, pero también muy huérfana de fútbol. Los locales habían tenido el balón, pero sin que eso supusiese un problema para los linenses, que medio se lo regalaban sin hacerle ascos a la situación.
Peor tras el descanso
Tras el intermedio poco a poco el conjunto escorpión se fue adueñando del juego. Pero entonces con sentido. Y comenzó a poner en problemas a una defensa que, sobre todo por el centro, iba haciendo cada vez más concesiones.
Álex Lázaro salió al rescate de los suyos con paradas, unas de más y otras de menos mérito. Gonzalo Miranda (59’) fue el primero en avisar.
Romerito movió el banquillo. Colocó a Jack Harper por delante de Dani Villa y empujó a João Pedro a un costado. Pero tal y como se estaba desarrollando el partido casi hubiese dado lo mismo que hubiese dado entrada al mismísimo Erling Haaland, porque no llegaba un balón que medio se pudiese no ya jugar, sino controlar.
Los locales siguieron con su martillo pilón ante una Balona sin creatividad. Que es verdad que no daba la sensación de indolencia de otras veces, pero que se recostaba sobre las cuerdas para mantenerse de pie, porque ya le iban temblando las piernas.
Gonzalo Serrano (69’), Chuli (70’) y, la más clara, el exbalono Pitu (73’) iban demostrando que habían encontrado la vía de agua y se estrellaban una y otra vez ante un Álex Lázaro inmenso, empeñado en que su equipo sumase algún punto.
Y claro, a base de insistir, de ese pim-pam-pum el Orihuela consiguió su gol. En una falta. Una jugada ensayada. Una forma de encajar que recuerda mucho a pecados del pasado. Porque lo mismo no es un problema de entrenadores. David Hernández se comió el escorzo de Pitu, quien mandó hacia atrás y Pedro Inglés, que entró el área sin vigilancia, reventó el esférico y lo mandó a la red.
El técnico albinegro lo intentó con un triple cambio. A la desesperada. Casi en plan ruleta rusa. Pero su equipo está muy mal anímicamente y casi había tirado la toalla al verse por detrás. Quitando un disparito de Dani Villa, el empate hubiese sido un milagro. Pero vaya, que el de los panes y los peces hubiese parecido una minucia.
Romerito mucho trabajo, pero mucho, por delante. Seis semanas para que la Balona parezca un equipo competitivo. Lo único que juega a su favor es que las distancias aún son salvables. Le esperan dos partidos en casa, y además ante equipos que aún miran hacia arriba, en los que se va a decidir su futuro. Dos encuentros en La Línea, donde este sucedáneo de la que un día fue conocida por la Recia no gana desde 2024. ¿Quién le iba a decir a los balonos que otra vez iban a acabar la temporada con el rosario y la calculadora? Y en esta categoría tan miserable.
Ficha técnica
Orihuela CF (1): Aitor Arias; Loren, Kevin Toner, Pedro Inglés, Goyo, Pitu, Manu Viana (Camilo, 28’ -Pedro Torres, 86’-), Kamal, Gonzalo Miranda (Silvente, 70’), Chuli (Mancuso, 86’) y Gonzalo Serrano.
Real Balompédica Linense (0): Álex Lázaro; David Hernández, Sergio Chica, Luis Martínez, Fran Moreno (Connor Ruane, 85’); Adri Carrasco (Pepe Greciano, 72’), Fran Tena (Carlos Cano, 85’), Toni Jou, Carlos León (Jack Harper, 62’); João Pedro y Dani Villa (Alberto Fuentes, 85’).
Árbitro: Fulgencio Madrid Martínez (Cartagena -Murcia-), auxiliado en las bandas por José Luis Martínez Guerrero y Víctor García Acosta. Rozando la perfección.
Tarjetas: Amarillas a los locales Chuli (44’), Kamal (71’), Goyo (74’) y Camilo (83’), así como al albinegro Connor Ruane (83’)
Gol: 1-0, Pedro Inglés remata poco menos que a placer un pase de la muerte de Pitu tras una jugada ensayada en una falta (80’).
Incidencias: Encuentro de la vigésimoctava jornada en el grupo IV de la Segunda Federación, disputado en el estadio Los Arcos, de Orihuela (Alicante) con buena entrada de público.
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