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Rafa Potter (0-2)

CD Badajoz - Real Balompédica | La crónica

La Balona logra su primer triunfo de la temporada en el estreno del técnico cordobés

Tras un primer tiempo equilibrado, los visitantes imponen las normas y el ritmo en el segundo

Dos golazos, de Álex Guti y Yassin Fekir, ponen la firma a una victoria incontestable

Los jugadores de la Balona hacen piña en torno a Fekir tras el 0-2
Rubén Almagro

23 de octubre 2022 - 14:32

Rafa Escobar desembarcó el lunes en la Real Balompédica Linense y contó una mentira piadosa. “No tengo una varita mágica”, dijo en rueda de prensa. Posiblemente él lo denomine trabajo y hable del compromiso de sus futbolistas, que es lo que toca. Pero si no la tiene, se le parece mucho. La Balona volvió a ser en Badajoz el equipo aguerrido y sobrio con el que sueñan sus hinchas, disimuló sus carencias, supo jugar con los tiempos y obtuvo, en un campo complicadísimo, su primera victoria de la temporada. Dos golazos, uno de Álex Guti y otro [colosal] de Yassin Fekir, condujeron a los albinegros a ese primer éxito, más que merecido por lo sucedido sobre el césped, que calma las aguas y permiten mirar al horizonte con más serenidad. Por mucho que a en el plazo inmediato no le dé para salir del descenso. Ya habrá tiempo.

Con lo que no mintió el preparador cordobés fue con aquello de que sorprendería con el once. Bien que lo hizo. Por un lado al mantener a Álex Guti y por otro, por comenzar sin nueve, dejando a los dos centrodelanteros en el banquillo. Bueno, y colocar a Borja López como mediocentro defensivo, que jugó como si no hubiese hecho otra durante su carrera. El objetivo: tratar de madurar el partido y esperar su momento. Las tres decisiones, todo hay que decirlo, le salieron a pedir de boca. Son las cosas que tienen los debuts.

La primera mitad fue más de posesión del Badajoz y tuvo con más ritmo. La Balona juntaba sus líneas para disimular que aún sigue cortita de gasolina. Pero apenas hacía concesiones. Y en cuanto podía, se orientaba rumbo al área contraria por si... De hecho los dos primeros primeros lanzamientos a puerta fueron de Omar Perdomo (3') y Yassin Fekir (6'), como un aviso de intenciones.

Y cuando tocaba atrás, pues atrás, que no es momento de florituras sino de capturar puntos. En esos ratitos en los que el conjunto de casa lograba marcar el ritmo llegó un puntual momento de zozobra. En concreto en el 33'. El exbalono Francis Ferrón recibió un centro en el área pequeña y por poco hace un estropicio, pero llegó forzado y su disparo se fue alto.

Tras una peligrosísima replica de Loren (34'), a la contesto Kike Royo, volvió a tenerla el de Algeciras, que recibió cerca del marco, pero su disparo se marchó a una cuarta de la portería. Ya no volvería a lanzar con peligro la escuadra del Nuevo Vivero. Bueno, y casi sin peligro también. Señal de que algo estaban haciendo bien los que vestían de celeste. Porque de amarillo fluorescente igual va a ser complicado volver a verles, al menos mientras el inquilino del banquillo sea el que es.

La segunda mitad se jugó como quiso la Balona. Que tuvo el oficio, la picardía, el saber jugar con el reloj que le había faltado hasta esta jornada. Además, el plan prefijado se puso de cara cuando en el 49' un pase estratosférico de Omar Perdomo desde el centro del campo llegó a Álex Guti, que supo leerlo y ganarle la espalda a Luis Valcarce. Marcó por bajo con una serenidad pasmosa (0-1).

A partir de ese momento la Balompédica desplegó eso que se ha dado en llamar otro fútbol y que conduce a los éxitos tanto como cualquier otra fórmula. Sobre todo cuando se está con el agua al cuello. Hizo todo lo que se había echado en falta en las ocasiones previas en las que se puso por delante en el marcador. Paraba el partido, acumulaba hombres en torno al árbitro a la más mínima polémica, se sucedían pequeñas lesiones de dudosa procedencia. Eso de “aquí ya no se juega más” de toda la vida. Que era de lo que se trataba porque el botín era muy valioso. Mucho más de tres puntos.

El Badajoz no encontraba la fórmula para violentar a un equipo ordenado y solidario. Convencido de lo que estaba haciendo. Los cambios ayudaban a dosificar esfuerzos a los visitantes y eso que alguno como el de Omar Perdomo fue producto de un problema físico (una vez más).

Los linenses tuvieron la gentileza de ahorrarle a su gente las angustias de un final apretado. En el 75' llegó el 0-2. Una de esas jugadas maradonianas que no están al alcance de todos. Bueno, mejor dicho, que están al alcance de unos pocos privilegiados. Yassin Fekir partió desde su casa, sorteo a tres adversarios y tumbó al meta antes de comenzar a levantar los brazos. Era inevitable recordar la larga charla del lunes sobre el césped en la que, cuentan, Escobar le repitió una decena de veces "tú nos tienes que dar más".

Por delante más de veinte minutos (se le fue un poquillo la mano al árbitro con el alargue) de esos que se disfrutan sobre todo después de tanto mal rato acumulado. La Balompédica, con sus legítimas argucias, llevó al rival a sentirse impotente y al público a revolverse contra su junta directiva. Y lo hizo sin pasar un solo mal trago.

Al final resulta que no hacia falta viajar a Hogwarts y llegar a un acuerdo con Harry Potter. La solución era bastante más fácil. Y estaba en casa. Porque estrene donde entrene, Rafa Escobar es siempre patrimonio de la Balona. A la vista está.

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