Ni sabe ni le dejan
Real Balompédica - Barcelona B | La crónica
La Balona cae ante el Barça B con un penalti discutible fuera del tiempo añadido
La jugada decisiva, producto de una acción irresponsable de Iván Martín
Los albinegros se adelantan por medio de Víctor Mena y son mejores hasta el descanso
Tras el intermedio, los de casa regalan el balón y el espacio y acaba pagándolo
El tiempo añadido se ha empeñado en complicarle la permanencia a la Real Balompédica. Bueno, el tiempo añadido, algunas decisiones de Alberto Monteagudo, de alguno de sus jugadores y del árbitro calabazón Antonio Sánchez, para qué engañarse. La Balona, que comenzó ganando, cedió en el 95' en uno de esos penaltis que no siempre (o mejor casi nunca) se pitan, pero en los que el contacto, existe. Una acción más que temeraria irresponsable de Iván Martín, que acabó tocando a Peque cuando éste ya había disparado encontró la generosa complicidad del árbitro (da la sensación de que a instancias de un auxiliar) para convertirse en eso que por algo se llama pena máxima. La derrota deja al equipo albinegro un poco más cerca del precipicio. Y otra vez anida la sensación de que cuando la Balompédica consigue reunir un poco más de gente en la grada acaba por sucumbir.
El Barcelona B no deslumbró. No le dejó la Balona. Pero se llevó tres puntos valiosísimos del Municipal después de exhibir un talento individual incalculable y de saber aprovechar los regalos, que forma parte también de este negocio. Los albinegros, que ya se dejaron dos puntos en el Di Stéfano en el 92'se muestran incapaces de cerrar los partidos. Y eso, ante dos equipos de chavales deja una cara de pagafantas que tira para atrás.
El partido arrancó con doce minutos en los que el equipo de Sergi Barjuán había tomado el mando. Los locales presionaban, pero se dedicaban a correr detrás del esférico. Justo en el 12' el marroquí Abde le ganó la espalda a los centrales tras un pase magistral de Matheus, pero Nacho Miras estuvo presto a salir del área y desbarató la primera oportunidad.
La jugada desperezó a la Balompédica, que poco a poco empezó a tener protagonismo. A tomar el balón. Y en el 20' Loren llegó a la línea de fondo y la puso atrás para que Víctor Mena acentuase la vena goleadora que encontró hace dos semanas en Castellóne hiciese el 0-1.
De ahí al descanso sencillamente se jugó a lo que quiso la Balona. El Barça B no terminaba de acomodarse al fuerte viento de Levante y los de casa llegaban siempre un momento antes. No es que fuera un asedio, pero el partido era de los de casa. Y en el 37' pudo llegar el 2-0, pero el remate a quemarropa de Gerard Oliva impactó en Arnau Tenas. Porque el meta más que detener el disparo, lo que hizo fue ganarse un pelotazo. Eso sí, muy oportuno para él.
Tras el descanso cambiaron las tornas. La Balompédica dio demasiado pronto por bueno el 1-0 y eso cuando enfrente hay un equipo con tanto fútbol es jugar con fuego. No solo se trataba de que el equipo de casa se había replegado hacia su trinchera, sino de lo que se podía leer en el lenguaje gestual, en el no verbal. No se debe empezar a perder tiempo cuando queda medio partido por delante. Porque se acaba pagando.
En el 61' Ferran Jutglà puso a prueba a Nacho Miras, que sacó con los puños y diez más tarde Peque -que le dio mordiente a su equipo con su entrada- por poco resuelve una rebullasca dentro del área.
La Balompédica, incapaz de tener el balón (igual debió entrar antes Chironi, siquiera para intentarlo) acabó por fiarlo todo a su enorme esfuerzo defensivo. El equipo de Sergi Barjuán monopolizó el control del esférico, muy en el tan cacareado ADN Barça. Hasta el punto de que su técnico ordenó jugar jugar con tres atrás y cuatro en el centro para tener más recursos donde se estaba librando el encuentro.
En el 85' otra acción llamativa del portero albinegro, que repelió un disparo fortísimo de Jordi Escobar. Era la antesala de un córner en el que la indecisión precisamente de Nacho Miras, que se quedó clavado en el marco, acabó por forzar un despeje muy forzado de sus centrales y permitió a Peque hacer la igualada.
Daba la sensación de que los equipos podían firmar un armisticio, pero no fue así. Los albinegros tuvieron la primera. En un balón que robó Loren, quien se metió en el área y por un momento olvidó su trayectoria como atacante y en vez de disparar centro atrás sin encontrar rematador.
Fue entonces cuando llegó el 93 y medio. El árbitro y uno de sus auxiliares (un verdadero calamidad desde el minuto uno) ignoraron una falta a Samanes que entre que me tiro al suelo y me voy a la esquina a esconderla, seguro hubiese supuesto el punto final.
Después de eso y solo él sabe la causa, el extremeño Antonio Sánchez permitió un saque de banda y dos de esquina. Nada justificaba que agregase un minuto más al añadido inicialmente (4). Y en el 95' cuando Peque ya había rematado Iván Martín se fue al suelo y le tocó la espinilla. El atacante forzó la caída y el árbitro, después de pensárselo mucho (o de consultar con su otro ayudante) decretó penalti. Que habría que ver incluso si cuando Iván Martín mete la pata (está justificado el término) el balón estaba o no en el campo y por lo tanto cabía o no decretar la pena máxima.
Marcó Ferran Jutglà y no hubo ni saque de centro. Solo mucha indignación con una acción más que debatible y la sensación de que la Balona se está llenando el camino de piedras a base de pijaditas. Que es verdad que no había causa para llegar al 95 y que ese tipo de jugadas y más a esas alturas de partido casi nunca terminan en penalti. También es casi seguro que si enfrente está el Alcoyano o Cornellá en vez del filial de todo un Barcelona lo que se oyen son los tres pitidos del final y aquello termina en empate. Pero tampoco está de sobra un poquito de autocrítica y valorar por qué los cambios aportan tan poco o que si cada vez que te pones por delante le das el balón y el campo al rival... es frecuente que no acabes ganando.
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