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(1-2) Entre la autoridad y el saber sufrir

Cádiz B - Real Balompédica | La crónica

La Balona se sobreponer a un gol en el 11', vence al Cádiz B y es colíder

Los albinegros voltean el marcador con tantos de Pito Camacho y Paco Candela

Lo mejor de los linenses, su defensa del en el último tramo del choque

Pito Camacho, perseguido por Antoñito y Din, celebra su gol, el del empate / Jesús Marín
Rubén Almagro

01 de noviembre 2020 - 19:08

La Real Balompédica Linense mira el futuro inmediato desde la cima del grupo IV-A de la Segunda B. Los albinegros dieron un golpe de autoridad al vencer a domicilio (1-2) al hasta entonces líder imbatido Cádiz B, al que en noventa minutos desposeyeron de todos sus records. El equipo de La Línea remontó un gol inicial del filial amarillo y cuando estuvo por delante en el marcador ofreció una cátedra de saber sufrir y de hacerlo con orden [casi] exquisito, ante un enemigo al que no le faltaban argumentos, entre ellos el inmenso depósito que proporciona la edad. La Balompédica se comportó como el equipo recio que viene exhibiéndose desde comienzos de pretemporada. Ése que daba mejores sensaciones que números.

Calderón –que tiene buena parte de culpa de esta victoria tan especial para él- rebuscó en su inagotable chistera [que cada vez se parece más al bolso de Sport Billy] y modificó una vez más el dibujo para contrarrestar las muchas virtudes de un contrincante que cuando roba trata de llegar a las bravas al área contraria. Alineó tres centrales para cerrar el carril interior y dio cierta, solo cierta, libertad a sus dos carrileros, al tiempo que ubicaba a sus dos nueves para entorpecer la salida del balón de los amarillos.

El partido comenzó con toda la mecha. Y a los tres minutos ya la tuvieron los visitantes. Pito Camacho llegó con todo a favor al primer palo a un centro de Antoñito, pero no atinó.

En medio de ese revolucionado arranque de hostilidades se produjo algo muy inhabitual, diríase que insólito: un despiste de los balonos en una acción defensiva en un saque de esquina. Los albinegros dejaron rematar casi a placer a Chapela (1-0 en el 11’).

Con el marcador en contra la Balona dio un pasito adelante y después de que Fabrizio Danese no llegase por centímetros a un buen centro se consolidó el empate. Faltaban seis para el descanso cuando Pito Camacho se sacó la espinita de su error inicial y, esta vez sí, dio con el marco al cabecear un centro medido de Din Alomerovic tras un jugadón de Antoñito, muy aplicado.

Si el primer tiempo había sido reñido, interesante, entre dos equipos que justificaban su buen comienzo liguero, el segundo no lo sería menos. Más bien todo lo contrario.

En el 53 Antoñito sacó un córner y Paco Candela le robó la cartera a la zaga para cabecear al primer palo. Pocos goles son tanto el fruto del trabajo diario. Si alguien tiene dudas de que es una jugada ensayada hasta la extenuación, que desempolve el primer gol de la pretemporada de la Balompédica, ante el Almería. Un calco.

En ventaja y frente a un equipo que tiene mucho talento, pero que también sabe lo que significa el sacrificio, la Balompédica se preparó para sufrir. Y aunque hizo dos concesiones, porque el rival también juega, lo hizo [casi] perfecto.

El Cádiz B realizó tres cambios para acumular más gente por delante del balón, pero ni así descompuso a una Balona bien plantada, tarea en la que destacaban dos incansables, Coulibaly y Paco Candela, que además andaba medio renqueante.

Lo cierto es que la Balompédica controlaba riesgos. O casi, porque en el 62’ Nacho Mirás [que estuvo en gran portero toda la mañana] sacó una mano junto a la escuadra en un cabezazo de Manuel Nieto. Diez más tarde llegó la gran ocasión del Cádiz B: el propio Nieto estrelló el balón en el poste, en el rebote Peter descerrajó un disparo al que Nacho Miras replicó con un paradón y el último rebote lo envió Kike Karrasco fue por muy poco.

Después de eso hubo como una llamada general. Calderón (que antes había protegido a Carrasco de una segunda tarjeta) también movió el banquillo y el conjunto de casa ya no logró encontrar más vías de agua. Llegó a colocar al espigado Saturday como nueve emulando a Alesanko [para los más jóvenes como Sergio Ramos últimamente], pero Nacho Miras ejercía de controlador aéreo y balón que se meneaba por el área, balón que acababa en sus manos.

Si alguien pudo marcar en el tramo final fue la Balona. En el 79’ el auxiliar levantó un fuera de juego más que dudoso a Javi Forján que éste –eso sí, una vez había sonado el silbato- acabó en gol. Con el VAR igual se estaría hablando de otro resultado.

La Balompédica fue Recia en Cádiz, o para ser más exactos, en Puerto Real. Ordenada, sacrificada. Lo que más le gusta a su gente, que pudo paladear el liderato, y además compartido con el eterno rival, a la hora del almuerzo. Y es que eso de que los niños primero está muy bien… hasta que llega la Balona.

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