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(0-1) Y aquí no ha pasado nada

Real Balompédica Linense - FC Cartagena | La crónica

La Balona cosecha, ante un Cartagena excelente, su primera derrota en casa y se descabalga de las plazas de liguilla

El público reconoce el esfuerzo de los suyos con una cariñosa ovación

Joao Costa evita con una parada colosal que el remate de Ahmed se convierta en el empate. / Rafael Cerpa
Rubén Almagro

07 de enero 2019 - 22:27

La Línea/Tenía que suceder más tarde o más temprano. La Real Balompédica perdió este lunes su condición de invicta en casa y se vio apeada –de momento– de las plazas que concederán al final el pasaporte para la liguilla. No es precisamente un drama, entre otras cosas porque queda toda una vuelta por delante y porque era la primera derrota después de trece jornadas.

El equipo de La Línea dobló la rodilla ante un enemigo que se marchó del Municipal con la vitola de campeón de invierno, pero que, por encima de reconocimientos tan banales como testimoniales, dejó impronta de ser auténtico equipazo. De esos conjuntos que dominan todas las facetas del juego. Las que tienen que ver con el balón, la disposición táctica y el generoso sacrificio a pesar de la calidad y las otras, la de las triquiñuelas. Tan irritantes estas últimas para el rival como parte indispensable del universo fútbol.

Los linenses cayeron con tanto honor, con tanto empuje, que su público, que tantísimo sabe de este negocio, le reconoció con una cariñosa ovación el mayúsculo esfuerzo realizado. No se puede hablar de una derrota injusta cuando el enemigo da el nivel que ofreció el Cartagena y además dispone de más y más claras ocasiones delante del marco, pero si el resultado final hubiese sido un empate no hubiese habido nadie que se hubiese llevado las manos a la cabeza.

El Cartagena salió al campo en plan abordaje, lo que por otra parte dice la estadística que es su costumbre. Sin dar respiro a una Balona que se veía sobrepasada. En el minuto cinco llegó el primer aviso, al que replicó Javi Montoya. Y en el nueve Vitolose inventó una jugada magistral, reservada a muy pocos y más aún en esta categoría tan poco dada a exquisiteces. Caracoleó en el borde del área y mandó dentro para que Elady cruzase a la red. Era el 0-1.

No había terminado la Balona de tambalearse después de recibir el que era su primer gol en ese recinto en los últimos tres meses cuando Moyita lanzó desde la frontal del área y solo el poste fue capaz de evitar lo que parecía el segundo.

Daba la sensación de que la Balompédica no lograba ser ese equipo hercúleo y rocoso que se había ganado tantísimos (y merecidos) elogios. El problema es que, como con los colores de las cebras, era difícil saber si el problema era blanco con rayas negras [que la Balona no estaba al nivel de otros días] o negro con rayas blancas [que el enemigo movía el balón con tanta rapidez y tino, que lograba desbordar a los de casa]. Posiblemente la respuesta correcta es que había un poco de cada cosa.

En medio de ese debate llegó el minuto 19. Otra vez Elady dentro del área. Otra vez con demasiado espacio y tiempo para pensar. Y otra vez Javi Montoya para sujetar con vida a los de casa.

La Balona no encontraba el argumento ni la mesura para contrarrestar el juego de los departamentales. La realidad es que el equipo de casa había comenzado a perder con el Cartagena no el lunes, sino el 22 de diciembre. Si, hace casi un mes.

En el último partido de 2018, en Don Benito, Gastón forzó su expulsión en el tiempo añadido. Y la Balona le echo mucho, pero que mucho de menos el pasado lunes. El invento de David Moreno como nueve no dio resultado, al margen de que señala a Kike Gómez casi como un mero figurante en esta plantilla.

Y eso que David Moreno puso muchísimo de su parte. Su implicación fue irreprochable. Pero ya dice el sabio refranero español aquello de zapatero a tus zapatos. El equipo de La Línea no encontraba esos segundos de pausa que proporciona Gastón cuando juega de espaldas. Eso tan importante que hace domingo tras domingo y que muchos empezaron a tener en cuenta, porque hay pocas verdades más grandes que aquella de que solo se valora justo lo que ha dejado de tenerse.

Los linenses echan y mucho en falta al sancionado Gastón; el invento de David Moreno como ‘nueve’ solo sirve para señalar a Kike Gómez

El intermedio estaba rodeado de un sabor a resignación. Pero si algo tiene esta Balona es que no se rinde. El equipo de casa se vino arriba. Sin deslumbrar. A base de merterle el mismo ritmo frenético que rival. A base de ponerlo todo consiguió literalmente acorralar durante más de un cuarto de hora a un Cartagena que se preguntaba cómo había podido cambiar tanto el cuento, pero que se mantenía hercúleo. Encerrar a ese equipazo no está al alcance de cualquiera y la Balona lo hizo. No debe pasar desapercibido ese dato.

Fue una segunda parte excelente, intensa a más no poder. Con sabor a fútbol de Segunda B. Cada equipo con sus argumentos, pero excelente.

En el 67 llegó la jugada que pudo cambiar el rumbo de los acontecimientos. Ahmed, que acababa de saltar al campo, se buscó la vida y remató en el borde del área pequeña. Joao Costa replicó con una parada descomunal. El balón se quedó botando y cuando parecía que solo era cuestión de empujarla para que llegase el empate, el cancerbero portugués, desde el suelo, sacó el balón con el pie.

En ese rato del asedio también pudo marcar Juampe de cabeza en el segundo palo y David Moreno con un disparo de rosca... pero igual que otros días entra todo, esta vez no había manera.

Con los cambios –que tardaron más de la cuenta, pero que permitieron ver muy buenos destellos de Tarsi– y el lógico empuje de quien siente que el crono juega en su contra el equipo de Roger iba dejando huecos, pero también tenía menos presencia en el área rival.

Seguramente porque jugaba con demasiada precipitación. Seguramente porque se encontraba con un rival que recordaba y mucho a la propia Balona cuando está en ventaja en el marcador. Ni un resquicio y esperando su oportunidad para sentenciar al contragolpe. No es una casualidad que el Cartagena sea el equipo de las tres primeras categorías que menos puntos pierde cuando se ve por delante en el tanteador.

En esas contras la tuvieron los departamentales. Primero Sergio Ayala después de hacer un costa a costa y más tarde Fito Miranda. En el primero apareció Montoya. El segundo se fue fuera por poco.

El pitido final deja la desazón que produce cualquier derrota, sobre todo cuando se ha perdido la costumbre de padecerla. Pero poco más. A esta Balona no se le puede hacer reproches. Bastante hizo la chalupa con estar a punto de hacer zozobrar a un auténtico transatlántico. No es siquiera necesario hablar de borrón y cuenta nueva. ¿O es que alguien se va a atrever a querer borrar todo lo bueno que ha hecho este equipo durante la primera vuelta?

Carrasco, sancionado, no jugará ante el UCAM

El defensa de la Balona José Manuel Carrasco no podrá jugar el partido que el próximo domingo frenta a su equipo con el UCAM, ya que la tarjeta que vio en el encuentro con el Cartagena es la quinta de su ciclo y acarrea sanción.

Jordi Roger recupera para ese compromiso con los universitarios a Gastón, una vez cumplido su castigo. A la espera de que pueda incorporarse Danilo Cóccaro y que se pueda regularizar su inscripción, el técnico vuelve a encontrarse con solo 18 jugadores disponibles.

La Balona no tiene previsto disfrutar de días de descanso esta semana. Los albinegros se ejercitarán martes y miércoles en horario matinal y el jueves (10:00) se medirán al Emmen de la Primera holandesa. Viernes y sábado también hay fijada sesión.

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