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RM Castilla - Real Balompédica | La crónica
Para empezar, un punto (o mejor un puntazo) con cierto regusto a justicia poética. Que no está nada mal ni el resultado, ni el saborcillo que deja. Si el pasado marzo un gol de Arribas en el 92 privó a la Balona de su primer triunfo como visitante ante el filial del Real Madrid, en este debut liguero en la rebautizada Primera Federación fue Fran Morante, que por lo visto otra vez quiere aspirar a pichichi, el que con uno de sus ya famosos testarazos rescató un punto para el equipo de La Línea precisamente en ese mismo minuto. Un resultado que tampoco es que se pueda decir que fue una injusticia palmaria pero sí que es cierto que los de Monteagudo, a pesar de verse dos veces por detrás, estuvieron más cerca del triunfo que su rival. Un penalti malogrado y un golpe franco al larguero son las principales pruebas de cargo contra los de Raúl González. La Balompédica, eso sí, paga un alto peaje por este empate: Connor Ruane y Alhassan Koroma abandonaron el césped lesionados y con toda la pinta de tratarse de una cuestión muscular.
Pues no, no era un espejismo lo que la Balona trasmitió durante la temporada. Los albinegros se fueron nada menos que a Valdebebas a demostrar sus virtudes y comienzan la campaña con un esperanzador empate. Que eso de los malos principios estará muy bien para el refranero, pero en el fútbol lo que cuenta es que ya les falta un punto menos para llegar al objetivo. Que el balón y el tiempo dirán cual debe ser. De momento, y mientras nadie demuestre lo contrario, faltan 47.
Cierto es que los albinegros (que esta vez lucieron su coqueta indumentaria celeste) no ofrecieron su mejor versión en la primera mitad. Es más, no es exagerado decir que fueron sus 45 minutos más deslucidos desde que comenzó el verano. Con un once en el que solo sorprendía la presencia del algecireño Álex Guti los linenses estaban como pegajosos, lentos. Incómodos. No presionaban tan arriba y no tenían frescura. Tampoco es que el rival les sometiese, pero sí despedía más sensación de estar haciendo lo que marcaba su libro de ruta.
Tras un sobresalto invalidado por fuera de juego, en el 25' llegó el 1-0. Un gol de esos que ya no se llevan. Fue en un córner botado por Peter Federico (que tiene un guante en la bota). Saltó Gerard Oliva, que no llegó, pero que posiblemente sí despistó a Connor Ruane, que apenas le opuso resistencia a Álvaro, quien cabeceó casi a placer.
No hubo tiempo ni para asimilarlo. Un minuto después Dotor derribó a Masllorens dentro del área. Todo en orden para que llegase el empate. Pero Omar Perdomo lanzó no se sabe muy bien dónde. Desde luego, entre los tres palos, no.
La Balona acusó el error y lo que quedaba de primer tiempo fue insípido. El equipo de La Línea estaba como noqueado. Pero se agarró con fuerza a las cuerdas, mantuvo el orden y no hizo concesiones al enemigo. Lo que hacen los equipos buenos cuando se tambalean.
Tras el intermedio Monteagudo dio entrada a Toni García, que aportó viveza al juego. Bueno eso y muchas cosas más. Se ganó a pulso ser titular en Riazor dentro de una semana. Además, los visitantes salieron con una marcha más, con hambre. Como el equipo que se había dejado ver durante toda la precampaña.
No habían transcurrido dos minutos cuando Loren (de lo mejorcito) ganó la línea de fondo. Su centro lo resolvió mal Cañizares, que dejó el balón muerto para que Alhassan Koroma lo empujase al marco. Tablas y vuelta a empezar.
Con el empate la Balona fue, sencillamente mejor. Se adueñó del centro del campo, arrebató el balón al adversario y lo movió con criterio. Tuvo hasta un par de acercamiento con mucha intención.
Pero justo cuando mejor lo hacía, se aliaron dos peloteros del Castilla de esos a los que dentro de cuatro días se está leyendo que la categoría se les queda pequeña. Y que es casi verdad sin esperar esos cuatro días. Peter mandó para Arribas que le hizo un recorte a Nico Delmonte al alcance de muy pocos y la puso fuera del alcance de Varo, que ya antes, por cierto, había realizado una parada muy estética.
La Balompédica estaba, otra vez, por detrás en el marcador. Solo que ahora sin merecerlo. Un triple cambio con gente que mira al marco fue la apuesta del míster, que sabía que no había que renunciar a nada.
En el 75' Toni García estrelló un golpe franco en el larguero. Parecía que el partido se negaba a hacer justicia con su equipo, que estaba ofreciendo una excelente imagen y que no se dejaba intimidar después de verse dos veces por detrás. Pero lo que tenía escondido el dios del fútbol era un golpe de escena final. En el 92', precisamente en el 92'. un córner botado también por el astigitano fue cabeceado por Fran Morante que celebró el gol como diciendo “anda que si no llego a renovar...”
Después de eso aún pudo marcar la Balona. Y el Castilla reclamó un penalti de Alu Koroma que no lo fue, pero que dio sustito. Y el final. Un punto que vale un potosí por todo lo que significa y una Balona en modo equipo grande. No, si al final lo que se ve en pretemporada va a tener sentido y todo.
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