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(1-0) Derrota indolora

Real Balompédica - Córdoba CF | Pretemporada

La Balona cae por la mínima ante un Córdoba con todo su arsenal

Los albinegros, con rotaciones y cambios de ubicación, no pierden su imagen de solidez

Los de La Línea, con los que debuta Cham, se prodigan poco en ataque

Mikel Fernández estrena capitanía y Bryan Barrios se retira lesionado

Mikel Fernández, que se estrenó como capitán, golpea el esférico / RBL
Rubén Almagro

07 de octubre 2020 - 17:48

Lo mejor de las pretemporadas es que permiten hacer los análisis sin atender a los marcadores. Porque no son los resultados lo que se persigue. Ya habrá tiempo para eso. La Balompédica perdió este jueves a manos del Córdoba. Nada extraño si se tiene en cuenta el potencial del equipo califal, que además desplegó su mejor arsenal ofensivo. Lejos de quedarse con ese dato numérico, del partido se extrae que Antonio Calderón ya ha ensamblado a su equipo: da igual los que jueguen y en que puesto lo hagan. En el apartado negativo, que ante un rival del calibre del cordobesista incursiones en el área el equipo de La Línea hizo entre pocas y casi ninguna. Todo no puede ser bueno, sobre todo cuando se hacen tantas pruebas.

Balona y Córdoba acordaron jugar a una hora (12:30) que se tradujo en más de treinta grados a la sombra y un periodista rodando por los suelos por culpa de un golpe de calor. Los dos equipos cambiaron la ubicación de los banquillos en el descanso para protegerse con los árboles. Ese horario lo impone la Federación y las quejas se oyen al otro lado del Atlántico.

La temperatura no condicionó, empero, la intensidad con la que se emplearon ambas escuadras, que protagonizaron un encuentro muy al estilo Segunda B, con presión y esfuerzo generoso. El Córdoba, que fue de menos a más, puso más de criterio a la hora de hacer circular el balón.

El conjunto albinegro, en el que Mikel Fernández se estrenó como capitán, concedió oxígeno a alguno de los suyos. Esta vez con un 1-4-4-1-1 de lo más tradicional Antoñito y Coulibaly alternaban en el costado y el mediocentro, Alcalde jugaba en la otra banda y Peque de mediapunta. A pesar de barajar así las piezas –y hubo más durante los novena minutos- quedó claro que a esta Balona nadie la arrolla. Es, siempre, un equipo ordenado, casi sin fisuras y que sabe a lo que juega. No es poco a estas alturas del curso.

Eso sí, durante la primera parte los de Calderón ni se asomaron a la portería rival. Las dos únicas ocasiones fueron para el Córdoba, que tuvo el balón, pero sin asediar. En el minuto nueve Moutinho estrelló un disparo en el poste. Y en el 43’ Javi Flores lanzó con muchísima intención un golpe franco.

La peor noticia de esta primera mitad fue la sustitución obligada de Bryan Barrios. El hondureño, -que de nuevo se desenvolvía en el lateral diestro- asegura que sintió la sobrecarga en el cuádriceps, que no forzó y que tiene el convencimiento de que quedará en un susto.

Tras el intermedio el conjunto del exbalono Juan Sabas se apoderó aún más del esférico, pero la Balona, a pesar de las rotaciones (jugó Walosso y debutó el recién llegado Momodou Cham), seguía ordenadita, aunque, posiblemente como consecuencia del cansancio de algunos efectivos, cometió más errores de la cuenta en la salida del balón. Y eso ya le ha penalizado varias veces en esta pretemporada.

Nada más reanudarse el juego Piovaccari avisó de sus intenciones, pero en su mano a mano con Nacho Miras ganó el cancerbero balono, que desbarató con el pie. De las Cuevas lo intentó poco después desde fuera del área.

Y llegó el 66. Una pérdida, Javi Flores que mandó detrás de la zaga, Piovaccari que volvió a marcharse en velocidad, solo que esta vez sorteó al guardavallas balono antes de marcar.

Las dos últimas ocasiones del partido llevaron la firma del cordobesista Willi. En la primera (80’) tras superar a Miras fue Fabrizio el que abortó en la misma línea de gol. En la segunda (89’) su lanzamiento se fue al lateral de la red.

La Balona quiso pero no supo. Paradas, lo que se dice paradas, no hizo ni una Edu Frías. Algún balón con rebullasca mal rematado, algún centro con peligro… y poco más. Con todo y con eso, hay motivos para el optimismo. Entre otras cosas porque el que estaba enfrente no era un cualquiera.

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