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Baron Kibamba ha demostrado ser un tipo de palabra. El diez de agosto del pasado año, apenas unas horas después de aterrizar en España y nada más finalizar su primer entrenamiento con la Balona, todavía sobre el césped sintético de Los Olivillos, en San Roque, afirmó que una de sus pretensiones era que “un club grande” pagase por su traspaso. “Que todos salgamos beneficiados”, apostilló. El pasado martes la Real Balompédica anunció que el internacional congoleño, que aún ocupa plaza de sub-23, se marchaba al Sevilla Fútbol Club para los tres próximos cursos. De momento para jugar en el filial. De momento.
“Sí, sí que me acuerdo de lo que dije aquel día”, asevera, con la misma sonrisa picarona con la que respondía entonces. “Sobre todo porque después me hicieron muchas bromas en el vestuario”, confiesa.
Aquella era la primera entrevista a la que contestaba ya como balono, con la mediación del propio presidente, Raffaele Pandalone y con su compañero Pierre Cornud ejerciendo de traductor. En lo de jugar al fútbol ha progresado. A la vista está. Lo del idioma ya es otra historia.
Baron Kibamba emprende viaje a casa para disfrutar de sus vacaciones sin grandes progresos con es español. Así que cuando se le pregunta cómo le apetece despedirse del que ha sido su club y de la que ha sido su afición durante un año, responde: “Merci beaucoup Balona” (muchas gracias Balona).
Kibamba no tiene problemas en recalcar que su paso por la histórica entidad linense le ha "cambiado la vida". La Balompédica le ha servido de catapulta. En un año ha pasado del fútbol de su país, con las lógicas estrecheces económicas del fútbol africano, a estar a las puertas de un Primera división.
“Estoy muy bien, muy contento”, dice sin que su cara pueda ocultar su satisfacción. “Vine a trabajar, con mucha ilusión, lo di todo por la Balona, vivimos momentos muy bonitos, otros duros, pero sobre todo me quedo con que me trataron de maravilla”.
“No puedo quedarme con nadie. Todos. Dentro y fuera del club. La gente ha sido muy cariñosa conmigo. Solo puedo decir gracias. A la Balona, a La Línea, a la afición”, insiste, eso sí, expresándose ya en francés.
Una vez finalice el periodo de descanso, Kibamba se sumará al Sevilla Atlético. Con la misma humildad y las mismas dosis de ilusión que puso hace un año en ser titular en la Balona. Aquel día en que sobre todo quiso que Jordi Roger le enseñase las cuatro palabras imprescindibles para entenderse con sus compañeros y poder debutar unas horas después en un amistoso con el Algeciras en el Nuevo Mirador.
“Ahora toca trabajar mucho”, dice. “Quiero ganarme un puesto primero en el Sevilla Atlético y esforzarme para que llegue la oportunidad de jugar en el primer equipo”.
En caso de que ese estreno con el conjunto de Nervión en Primera se postponga, Kibamba tendrá que regresar al Municipal de La Línea. En ese caso, como visitante. De momento no quiere pensar en ese día. “Vendré a mi casa de España”. Palabra de Kibamba que, queda demostrado, tiene la buena costumbre de cumplir sus compromisos.
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