El mejor zapateado de Koroma
Real Balompédica Linense
La estelar actuación del sierraleonés en Córdoba dispara los elogios de la afición de la Balona
Apasionado del flamenco, la llegada de su hermano Alusine a España supuso un punto de inflexión
Alhassan Koroma aún no ha cumplido los 21 años. Vive a poco menos de 5.000 kilómetros de su casa, en Yoni (Sierra Leona). Y desde este domingo la afición de la Real Balompédica Linense le ha reservado un lugar de privilegio en sus altares futbolísticos. Bueno y también de la del Córdoba, que no evitó reconocerle con aplausos algunas de sus acciones en el encuentro disputado en el Nuevo Arcángel y en el que dos goles con su firma dieron la victoria al equipo de La Línea. Reservado, amante de la música española –muy especialmente del flamenco- y obsesionado con ser futbolista para poder mejorar el presente de los suyos. Aquel niño que nada más llegar confesó en estas páginas que estaba decidido a ser una estrella se ha tornado ya en un jugador con galones al que desde el mercado de invierno le tienen echado el ojo más de un club de renombre.
Alhassan Koroma no comenzó bien su segunda temporada en la Balona. Era aquella época en la que se le reprochaba que no cuajaba un partido completo y que se contentaba con ejercer de revulsivo. Todo tenía un trasfondo más que nada anímico: el banda echaba en falta a su hermano Alusine, que ahora juega en el filial. Raffaele Pandalone y Nicola Radici, a la sazón presidente y vicepresidente de la entidad, pusieron toda la carne en el asador y cuando consiguieron reunirles el nivel de Alhassan comenzó a subir como la espuma.
Nadie parece plantearse lo complicado que debe ser para un chico de Sierra Leona, por mucho que sea internacional absoluto, llegar con 19 años a España y adaptarse a una alimentación, una forma de vivir, un idioma y un fútbol diferentes… y que de repente en mitad de ese proceso el coronavirus, que ha cambiado la vida de todas las personas, le obligase a modificar otra vez buena parte de sus costumbres.
Con la mejora llegaron los ojeadores. Y el Betis, que ya se había llevado en verano a Abdoul Bandaogo, pretendió arrebatárselo a los albinegros en el mercado de invierno. Pandalone antepuso los intereses del equipo y dejó en casa a su jugador franquicia, que con los que anotó a la sombra de la Mezquita ya lleva más goles (4) que toda la temporada pasada. Y que por encima de todo es el típico jugador que una vez toma el balón, siempre deja la sensación de que van a ocurrir cosas. La mayoría, positivas para su equipo.
Los hermanos Koroma comparten residencia con el gambiano Mamadou Cham, Jorge Djandi, de Guinea Bisáu,el portero italiano Damir Ruznic y el también guardavallas, en ese caso liberiano, Ashley Williams, el mejor amigo de Alhassan, que le llama cariñosamente Ash. En esa especie de embajada del fútbol africano en La Línea tiene cabida también el preparador de porteros, Miguel Vega.
Alhassan está permanentemente conectado a las redes sociales. Entre otras muchas cosas porque es casi la única forma de mantener contacto con su país. Y como cualquier chico de su edad no le hace ascos a un partido en la Play. Pero eso no le impide haber desarrollado una cuando menos curiosa afición por la música española. No tiene empacho en escuchar reguetón, pero a lo que realmente le ha cogido el tranquillo es al flamenco. Entre sus favoritos, Paco Candela, que no es precisamente el compañero del mismo nombre con el que comparte vestuario.
A ritmo de esa música en sus cascos abandonaba este lunes el estadio Municipal con una sonrisa que no le cabía en la cara. “Bien ¿no? jefe” preguntaba a todos en su parco español como reclamando un nuevo elogio. Unas alabanzas que ya no precisa, porque todo el planeta fútbol sabe ya que este aprendiz de flamencólogo está decidido a hacerse sitio entre los grandes. “Pero antes hay que ascender” [a la Liga Pro], recalca en inglés, el idioma en el que se maneja, para que nadie dude de cual es su más inmediato objetivo.
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