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Real Balompédica | Primera RFEF
Le delatan su nombre y su apellido, pero cuando el portero de la Real Balompédica Linense Mateusz Kania habla parece de todo menos un ciudadano polaco. A cuatro días mal contados de su debut como titular en la Primera RFEF demuestra una tranquilidad y una confianza insultantes. “Que estén tranquilos, estoy preparado” repite con una serenidad creíble. La sanción a Nacho Miras tras su expulsión ante el Villarreal B le abre la puerta del once en la Balona nada menos que en Andorra, pero él recalca: “Puedo jugar donde sea y ante quien sea”.
Mateusz Kania nació en Zywiec (Polonia), pero a los seis años llegó a Llanes (Asturias) y casi desde el primer día comenzó a defender el marco del equipo del que se puede considerar su pueblo. “Yo no me acuerdo del frío de Polonia, pero en Asturias también pega”, dice riéndose en referencia a las bajas temperaturas que se esperan en el Principado cuando el domingo (17:00), llegue el momento del encuentro.
En cadetes se sumó a la cantera del Sporting de Gijón, por la que fue escalando hasta llegar al filial. En su último año de contrato los gijoneses le cedieron al Lealtad (en Tercera) con el que ascendió. Los de El Molinón decidieron no renovarle y el propio Lealtad, el curso pasado, le contrató en propiedad.
El meta llegó a la Balona avalado por ocho partidos en Segunda B. Esta temporada apenas ha jugado un par de amistosos en los que dejó muy buenas sensaciones y el partido de Copa Federación ante el Córdoba, amén de los minutos del pasado sábado ante el filial del Villarreal tras la expulsión de Nacho Miras.
“La verdad es que no, la semana no es diferente”, dice en un tono pausado. “Yo todas las semanas me preparo como si fuese a jugar, para estar preparado si llega el momento”.
“Las cosquillas ésas que se sienten en el estómago quedan para el día del partido”, aclara el cancerbero. “Los días previos, esta semana y las restantes, trabajas igual que tus compañeros y por lo tanto esta semana no es muy diferente a las anteriores”. La normalidad llega a tal punto que, confiesa, a estas alturas el entrenador, Antonio Ruiz Romerito, no ha tenido ni siquiera una charla especial con él.
“El único que ha hablado conmigo es Nacho [Miras] para decirme que me merecía la oportunidad, que la aprovechase y que ojalá tenga suerte”, confiesa Kania. “Al final pasamos mucho tiempo juntos y más que un compañero es un amigo, a mí me ha ayudado mucho desde que llegué a La Línea”.
Mateusz Kania, que confiesa que no ha visto vídeo alguno del Andorra (“no quiero obsesionarme”), asume que los meses de competición transcurridos han sido “complicados”. “Al final cada uno quiere jugar y soy sincero, veía que mi compañero [Nacho Miras] lo estaba haciendo muy bien, brutal, así que solo me quedaba entrenarme todos los días a tope con la ilusión de entrar en algún momento en el equipo por méritos propios”.
“Es obvio que ahora entro por una situación de necesidad, pero ese entrenarme cada día como si fuese a jugar es el que me permite estar preparado para jugar en Andorra”, recalca. “Puede que haya aficionados preocupados, pero yo creo que es porque la gente no me conoce”.
“De verdad que estoy muy tranquilo, porque nos dedicamos a esto, sabemos cómo funciona y estoy convencido de que la gente que trabaja conmigo todos los días, la que convive con el equipo, sabe que estoy preparado y que no tengo problemas ni en ir a Andorra ni en ir a ningún otro sitio”, abunda el guardarredes.
Cuando se le pide que se defina se hace el remolón, pero acaba contestando: “Soy un portero tranquilo, al que no le importa jugar contra quien sea y en el momento que sea”, arranca en plan reivindicativo. “Siempre trato de hacerlo lo mejor posible, me siento cómodo golpeando la pelota y bajo palos me conformo con sacar las que vayan dentro y no meter las que vayan fuera”, bromea.
“Soy un tío joven, con mucha portería por delante y cuando firmé en la Balona sabía dónde venía y que estaba Nacho Miras, nadie me engañó”, recuerda. “Acepté porque estaba convencido de que me llegaría la oportunidad y porque mientras tanto podía crecer y aquí estamos”.
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