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Real Balompédica Linense
La Real Balompédica Linense parece haber resuelto la cuadratura del círculo. Una baja que se antojaba trascendente, como la de Sana N'Diaye está pasando casi desapercibida gracias a la valiente irrupción de Pablo Santana. El canario, condenado al ostracismo en los tres primeros meses de competición, ha irrumpido en el once con personalidad. Uno de esos en apariencia suplentes eternos que, de repente, rola a titular. Y él se atreve a afirmar que su mejor versión está aún por llegar.
Pablo Santana fue uno de los últimos en incorporarse a la plantilla albinegra. De hecho, el propio jugador entiende que no haber podido completar la pretemporada con sus compañeros le pasó factura. Su estreno en el once tuvo lugar ante el Atlético Malagueño en la cuarta jornada, pero la falta de ritmo y posiblemente la ansiedad le pasaron factura.
Le tocó vivir la siempre desagradable travesía en el desierto, con apenas algunos minutos residuales, hasta que reapareció en San Fernando con victoria. La lesión de Sana N'Diaye le abrió las puertas de la titularidad y después de dar el golpe en la mesa en Talavera ha conseguido que no se hable de algo que parecía impensable, que no se hable de la necesidad del regreso del senegalés.
“La vedad es que esos tres primeros meses se hicieron muy duros, trabajando para que cuando me llegase la oportunidad poder hacerlo bien”, recuerda el centrocampista grancanario.
“No es fácil mentalizarte cada día para darlo todo cuando no juegas”, recalca. “En mi caso es la primera vez que salgo de casa, me encuentro con esta situación y se hace muy duro porque no tienes a nadie cerca en quien apoyarte y al final lo único que te queda es confiar en ti mismo, saber de lo que eres capaz, estar seguro de que eres buen futbolista y prepararte para hacerlo lo mejor posible cuando llegue el día”.
“Puedo garantizar que no es fácil”, abunda el mediocentro balono. “Uno llega a casa después de entrenar y se come mucho la cabeza, te preguntas si estás haciendo algo mal y en ese aspecto tengo que agradecer que el míster siempre me dio ánimos y me dijo que llegaría mi oportunidad”.
“Recuerdo que jugué el primer partido, ante el Malagueño y fui el primero en hacer autocrítica: no lo hice nada bien”, asume el jugador, que llegó a La Línea procedente del filial de la Unión Deportiva Las Palmas.
“Así que redoblé esfuerzos y creo que al día de hoy estoy cumpliendo y es muy importante que el equipo no note la ausencia de los jugadores que venían jugando, ese es el papel de los que no están entrando”, reflexiona en voz alta.
“No es lo mismo entrenar que el ritmo de partido y más en un equipo como éste, que juega con mucha intensidad”, puntualiza. “Sales un poco agarrotado, te cohíbes, estás muy tenso, pero poco a poco tienes sensaciones, dices me acuerdo de cómo es esto de jugar y ya va solo”.
“Igual fue eso lo que me pasó ante el Malagueño, porque apenas había hecho pretemporada, pero el día de Talavera yo era consciente de la situación, de que no estaba jugando, pero lo que hice fue no meterme presión, porque al final lo que consigues es pasarlo mal en el campo, sino tratar de jugar lo más desinhibido posible y salió bien”, recuerda.
Santana no quiere siquiera entrar en el posible debate que se producirá cuando Sana vuelva a estar en disposición de alinearse. Algo muy similar a lo que sucedió hace un par de semanas cuando Kibamba estaba en condiciones de jugar y Jordi Roger siguió apostando por Joe. “Es que ésa es una pregunta que hay que trasladarle al míster", dice con sencillez.
"Ese rompecabezas es para él", recalca. "Lo que puedo garantizar es que mientras esté jugando voy a tratar de hacerlo lo mejor posible y ya el míster que piense qué hará conmigo, con Abel Suárez, con Chico y con Sana, porque no es una cuestión de dos, sino de cuatro”.
Eso sí, como aviso a navegantes, Pablo Santana desliza que aún tiene margen de mejoría. “Al final me costó un poco e igual que ido a más, yo estoy convencido de que aún se puede ver a un mejor Pablo. Yo sé como jugué la temporada pasada, más suelto, con más confianza y aún no he alcanzado ese nivel”.
El centrocampista asegura que en cuanto al equipo todos, los de dentro y los de fuera, lo que deben hacer es “disfrutar del buen momento, mantener la humildad y tratar de alargarlo el mayor tiempo posible”.
“Hay que ser conscientes de que va a llegar un día en el que nos metan un gol y que perdamos un partido y entonces es cuando tenemos que ser más equipo, reponernos e incluso si llega, que ojalá que no, una racha negativa, demostrar personalidad y saber salir adelante”, finaliza.
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