Pandalone corre el riesgo de perder la Balompédica por culpa del descenso
Real Balompédica Linense
El contrato de venta del 50% del accionariado incluye una cláusula que permite a Andrés Roldán quedarse con la entidad por un precio módico si el equipo caía a Segunda RFEF
El propietario de Football Impact garantiza que no tiene intención de ejecutar ese derecho por "fidelidad" al presidente
Andrés Roldán, nuevo copropietario de la Balona
La Balona, 'casi' SAD
El contrato de venta del 50% del accionariado de la Real Balompédica Linense firmado el pasado mes de octubre, contiene una cláusula que permite a Andrés Roldán hacerse con la propiedad absoluta de la entidad de La Línea en caso de descenso -que se consumó el pasado sábado-a cambio de una cantidad de dinero que se podría catalogar de ridícula comparada con el montante total de la operación si la entidad fuesa traspasada a un tercero. De acuerdo a los contactos que ha mantenido Europa Sur, el propietario de Football Impact ya ha hecho saber tanto al actual presidente, Raffaele Pandalone, como al entorno de éste que no tiene intención alguna de ejecutar ese derecho.
Los que sostienen que Raffaele Pandalone no veía con malos ojos el descenso de la Balona a Segunda RFEF van a tener que empezar a darle una vueltecita al argumento. El empresario romano, que se encuentra en una confesada encrucijada económica, corre el riesgo ver multiplicados sus problemas monetarios como consecuencia del desembarco del conjunto albinegro en la Segunda Federación, que se consumó el pasado sábado tras empatar sin goles los que entrenaba Víctor Basadre en el Alfonso Murube de Ceuta.
El pasado mes de octubre -cuando Pandalone traspasó a Andrés Roldán a mitad del accionariado que había pasado por las manos del empresario jerezano Juan Díaz- el presidente albinegro aceptó incluir una cláusula en el contrato, propuesta por este último, que propiciaba que, en caso de que el equipo perdiese la categoría, el propietario de Football Impact tenía la opción de quedarse con la totalidad de las acciones añadiendo al dinero que ya había entregado una segunda cantidad infinitamente inferior a la que tendría que aportar un tercero en caso de querer realizar esa operación.
Es decir, el gran perjudicado en este caso sería Pandalone, quien saldría del club con una notable pérdida. Alguna de las fuentes consultadas por este periódico para confirmar los datos de esta información han empleado, literalmente, la expresión "sería su ruina".
Los que rodearon en aquel momento el acuerdo explican que el empresario italiano aceptó ese apartado en el contrato por un lado porque tenía fe ciega en que el equipo reconduciría su marcha y por otro porque necesitaba de manera urgente la liquidez que le ofrecía Roldán, después de la fallida operación con Juan Díaz, cuya salida del club, por mucho que en aquel momento se quiso maquillar, se produjo de forma abrupta.
Fuentes muy cercanas a Andrés Roldán consultadas por este diario garantizan que éste no tiene intención alguna de hacer valer sus derechos. Por un lado porque entre sus pretensiones no está la de dirigir un club de fútbol. De hecho apenas ha interferido en la gestión de la Balompédica desde su llegada. Y por otro, y en éste hacen especial hincapié, porque un concepto de infinita lealtad hacia Pandalone.
La llegada de Roldán a La Línea se produjo como una muestra de adhesión al presidente (con el que le une una estrecha amistad hace años) en un momento delicado para éste. Prueba de ello es que una de las condiciones innegociables que ha sostenido desde ese momento es que no sería socio de ningún otro inversor. Es decir, el club se vende como un todo, no sólo el 50% que pertenece a Pandalone.
Por lo tanto todo indica que la sociedad Pandalone-Roldán traspasará el 100% de sus acciones a alguno de los grupos inversores que se interesan por el club y que ahora, lógicamente, en una categoría inferior, reducen su oferta. Ambos esperan que esta operación pueda cerrarse en un plazo breve de tiempo y que, una vez registrada en los organismos competentes, la Real Balompédica ya sea reconocida como Sociedad Anónima Deportiva (SAD) en plenitud y pueda comenzar a preparar la temporada próxima.
Lo que pocos han barajado, sobre todo públicamente, es que existe la posibilidad de que alguno de esos grupos inversores incluya en la operación que, al menos durante un periodo de transición, Raffaele Pandalone siga ejerciendo las funciones de presidente y mantenga en la estructura del club a alguno de sus más directos colaboradores. Como señala el tópico, los balonos deben permanecer atentos a las pantallas... de sus móviles.
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