Al menos, con dignidad (1-0)
Racing de Ferrol - Real Balompédica | La crónica
La Balona cae en Ferrol y sigue despeñándose hacia Segunda Federación
Los albinegros compiten ante un gran rival y no se rinden, pero carecen de ataque
Los linenses conceden un golazo a los locales en el 40'... tras un córner a favor
Una derrota más que previsible empuja una mijita más a la Real Balompédica hacia la Segunda Federación. Habrá que esperar a que acabe la jornada para atisbar el porcentaje real de posibilidades que restan de que se produzca lo que cada vez se antoja el milagro [deportivo] más extraordinario desde aquello de los panes y los peces. Los albinegros cayeron pero en esta oportunidad, al menos, lo hicieron compitiendo, con actitud [la mayoría, no todos] y sin bajar los brazos hasta que el árbitro decretó el final. Está la cosa tan, pero tan mala, que ya con eso hay que conformarse. Si los del palco infinito levantasen la cabeza... Qué desazón. Qué pena todo.
El problema de esta Balona no es perder en A Malata, porque eso entra dentro de la lógica. Es no haberle puesto antes ese poquito de vergüenza torera. La que se supone que lleva implícito vestir esa camisola centenaria. Sin ir más lejos, en el Clásico hace una semana seguramente hubiese corrido otra suerte. O al menos hubiese tenido la opción de hacerlo.
El problema es ése y que aun cuando quiere, no sabe o no puede. Que no se sabe qué es peor. Por eso este equipo habita a cuatro jornadas del final en las cloacas de la clasificación de la Primera Federación. A pesar de ganar el control del balón y de andar casi toda la segunda parte en el campo rival, sus únicos ¿disparos? a puerta fueron cabezazos de sus centrales tras balones parados. Mientras el enemigo convirtió en gol, mejor dicho en golazo... un córner a favor de los de La Línea. Por eso los de Parralo pelean por el título.
Basadre parece haber asumido, o eso dice su alineación, lo que sabía todo quisque: que su equipo carece de algo parecido a un delantero centro. Era hasta humano que intentase resucitarlos en su desembarco. Hay que entenderlo. Pero ni con Basadre ni con Guardiola, de donde no hay no se puede sacar. El gallego se fue a su tierra para probar con el falso nueve a ver si sonaba la flauta. Pero más que eso fue en realidad un falso ataque. Porque no es que falle el remate, es que tampoco hay un último pase. Ni una puñetera entrega con un poquito de picardía. Sin descuadrarse, sin deformarse y haciendo un partido digno la Balona apenas remató un par de veces entre los dos palos. Y así es complicado. Por no decir imposible.
El Racing tiene un auténtico equipazo, salpicado de individualidades excepcionales pero los linenses se las ingeniaron para controlarlo casi siempre. El equipo gallego quería imponer sus normas y dio la primera tarascada nada más salir. Álex López lo intentó desde fuera y Alberto Varo replicó. La Balona respondió con un testarazo de Jesús Muñoz y los locales con un lanzamiento de Carlos Vicente, pero ambos eran disparos de fogueo. El partido estaba equilibrado. Los albinegros no se descomponían. Ordenaditos, sin alardes, pero a un nivel aceptable. Lo que se puede esperar de un conjunto que tiene el agua al cuello.
Pero... el 40' se construyó en minuto letal. Una de esas jugadas que cuesta trabajo no explicar, sino entender. La Balona lanzó un córner, recuperó el esférico tras el despeje ferrolano, Joel del Pino abrió a Omar Perdomo... y empezó el pastizo. El canario se la dio mal, como sin ganas, a Alhassan Koroma, que tampoco entendió la intención de su compañero. Y robaron los de casa. Como en el patio del colegio todos corriendo junto a Carlos Vicente (eso sí, sin hacerle falta, no fuera a ser que el muchacho se enfadase) que vio que Manu Justo llegaba solo y descargó a un costado. El golazo que hizo el nueve del Racing -con complicidad de Varo- fue de traca. Pero, con 0-0, jugándote media vida y a cinco del descanso ¿es posible hacer más el tonto en una sola jugada?
La segunda parte fue la enésima reposición del quiero (por lo menos esta vez quisieron) y no puedo de una Balona incapaz. Los cambios eran razonables, pero tampoco los que salían del banquillo (quitando, quizás, a Alu Koroma) hicieron nada por reivindicarse.
El Racing de Ferrol esperaba otra contra que no llegó, así que se contentó con administrar su escueta renta. Temer, lo que se dice temer por los tres puntos, no lo hizo en momento alguno.
La Balona escenificó el partido más digno de la época Basadre. Llamarle el mejor quizás sería darle una categoría que no alcanzó, porque para que un encuentro sea bueno (o al menos aceptable) hay, como poco, que dejarse ver en ataque. La soga se tensa alrededor de las ilusiones de los balonos, que una vez más se ven abocados a sacar el rosario y la calculadora. En esta ocasión, y se acrecienta a medida que pasan las jornadas, mucho más el rosario que la calculadora.
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