¿No podíamos haber quedado en otro sitio?

Real Balompédica Linense

Los Balona regresa el sábado al Nuevo Los Cármenes, donde fue 'asaltada' en la liguilla de 2006

y del que salió destituido José Luis Burgueña en 2008

Diego Salazar acompaña a un desconsolado Miguélez al final del encuentro de 2006
Diego Salazar acompaña a un desconsolado Miguélez al final del encuentro de 2006 / E.S.
Rubén Almagro

02 de mayo 2019 - 23:31

Jordi Roger, entrenador de la Balona, aseguró este jueves en su comparecencia semanal ante los medios que disputar el encuentro del próximo sábado (17:00, en directo por Fotters) ante el Recreativo de Granada en el Nuevo Los Cármenes supone un estímulo para su vestuario. Seguro que el míster balono transmite la sensación de su caseta, que en esta ocasión no coincide con la de la mayoría de sus incondicionales, para los que el coliseo nazarí es fuente de pésimos recuerdos: el de más peso, porque fue donde se produjo uno de los escamoteos (deportivos) más dolorosos de su centenaria historia, la eliminación manipulada en una fase de ascenso a Segunda B en 2006. El de menos, dos años más tarde cuando su equipo sufrió una humillante derrota en ese césped que precipitó la destitución de José Luis Burgueña.

En junio de 2006 la Balompédica, con Raúl Procopio al frente, se clasificó para la fase de ascenso a Segunda B en una última jornada que tuvo tintes casi milagrosos. Los linenses vencieron en el Municipal al extinto Lucentino Industrial (2-0) pero sólo les valía el empate entre el Betis B y el Sanluqueño en la Ciudad Deportiva Ruiz de Lopera. El triunfo clasificaba a cualquiera de los dos conjuntos. Los sanluqueños vencían 0-2 a veinte minutos del final, pero el filial heliopolitano igualó la contienda y los integrantes de ambos equipos acabaron en el suelo, llorando sus respectivas eliminaciones a manos de una Balona que lo celebraba a a lo grande con sus aficionados la presencia en la liguilla.

La Balompédica quedó encuadrada en el mismo grupo que Granada CF (primer equipo), Don Benito y Guadalajara y le correspondió medirse en la primera ronda al conjunto de la Ciudad de la Alhambra, que además gozaba de la ventaja del factor campo.

En el partido de ida, con siete mil almas repartidas por las gradas del Municipal, la Balona le puso tesón ante un rival rácano, pero no encontraba portería. Para colmo, Espínola se lesionó nada más comenzar y Antonio Merino tuvo que ocupar su plaza a pierna cambiada. En el 89', cuando el Granada ya saboreaba el empate, el meta Gustavo retrasó en exceso el saque de una falta (en concreto, 9,6 segundos) y el ceutí Lara Rodríguez decretó un indirecto dentro del área que David Míguélez convertiría, en medio de una explosión de júbilo inolvidable, en el 1-0.

Un millar de balonos abandonó entre lágrimas el coliseo nazarí tras la injusta eliminación

Con ese resultado y con más de mil linenses a su rebufo, se presentó la Balompédica en el choque de vuelta, disputado el 11 de junio de 2006. Los balonos maniataron durante los primeros cuarenta y cinco minutos a un rival del que se escribían maravillas, pero que era incapaz de demostrarlas sobre el césped.

Al comenzar la segunda mitad el árbitro almeriense Rafael García Méndez -que años después compareció en el Municipal como delegado del Roquetas- empezó a hacer de las suyas. En el 51' expulsó por una injustificada segunda amarilla a Antonio Merino. El ahora capitán albinegro Ismael Chico acabó jugando de lateral. Y en el 75' decretó un penalti más que dudoso y expulsó a Fede. Josemi equilibró la eliminatoria.

Por entonces Miguel Ángel Barrios cayó lesionado y fue Vázquez, un centrodelantero que había llegado prometiendo goles, el que le reemplazó en el centro de la retaguardia. Con nueve futbolistas y un buen número de hombres jugando fuera de su puesto natural, la Balompédica completó una auténtica gesta, por mucho que se quedase sin premio.

El equipo de La Línea aguantó 45 minutos con dos hombres menos no ya sin encajar un gol, sino sin apenas pasar apuros y además se permitió el lujo de enlazar algún que otro contraataque que puso el miedo en el cuerpo a la afición local, que acabó literalmente muda, de forma que sólo se oía el grito de "esto sí que es un pedazo equipo" que llegaba de la nutrida representación de hinchas balonos, que terminaron entre lágrimas cuando el punto fatídico, que ese día lo fue más que nunca, permitió al meta Gustavo convertirse en héroe y al Granada y eliminar a laBalompédica.

De aquella plantilla formaban parte: Sergio, Espínola, Antonio Merino, Fede, Nando, Ismael Chico, Dani Olsson, Barrios, Rafa Caro, David Míguélez, Trigueros, Vázquez, Iván López, Charly...

El Granada logró el ascenso tras una también "muy sospechosa" eliminatoria con el Guadalajara.

La Balompédica no volvería a ese escenario hasta dos años y medio después. En concreto el úitimo día de noviembre de 2008, para disputar la decimoquinta jornada de una aciaga campaña en Segunda B. El conjunto que entrenaba José Luis Burgueña era colista, con siete empates y siete derrotas, pero el Granada también ocupaba plaza de descenso (17º).

El partido se convirtió en un auténtico calvario para los linenses, que tocaron fondo, perdieron 3-0 y debieron encajar una goleada más amplia. Al presidente, entonces Alfredo Gallardo, que había hecho lo imposible por no destituir al técnico, no le tembló el pulso y antes de que el autocar arribase al Municipal ya era un secreto a voces que Burgueña dejaría el cargo un día después.

Gabriel Navarro Baby inició aquella semana, con una victoria por cierto, su decimoquinta andadura al frente de una Balona cuyo descenso no pudo evitar.

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