(1-1) La Balona sobrevive a su peor puesta en escena
Real Balompédica - Recreativo de Granada | Pretemporada
Los linenses, que prueban un nuevo dibujo, empatan con un rival con argumentos
Pito Camacho anota un penalti en el 30' y Luis Alcalde marra otro en el 81'
Los albinegros pagan tras el descanso la altísima carga de trabajo de los últimos días
Ni todos los días es Navidad ni, al menos en pretemporada, interesa que lo parezca. La Real Balompédica Linense ha empatado este miércoles con otro rival de Segunda B, el Recreativo de Granada, en el encuentro más austero –sobre todo durante la segunda mitad- de los albinegros desde que comenzó el periodo de preparación.
No hay motivo para rasgarse las vestiduras, que existe cierta tendencia de ir de un lado a otro. Y no es necesario hacerlo por dos factores. Primero, porque Calderón y sus lugartenientes han sometido a su plantilla a una dura carga de trabajo en los últimos días y a los de blanco y negro (que siguen siendo los de celeste) les pesaban las piernas como si llevasen atada un ancla. Y otro, porque a pesar de no estar precisamente para tirar cohetes, el equipo de La Línea pudo sumar otra victoria a su palmarés, pero Luis Alcalde malogró un penalti a nueve minutos del final.
Ya es buena señal que la Balona empate, lo haga ante un equipo de Segunda B que ya había firmado tablas con Marbella y San Fernando y resulte insuficiente. Eso demuestra que el equipo está haciendo las cosas bien y que ha contagiado a su entorno sus infinita dosis de ambición.
Calderón, que está ensayando todo su amplio arsenal de recursos durante esta pretemporada otoñal, vistió a su equipo de manera diferente. Por un lado jugó con dos nueves –Pito Camacho y Tato Díaz- que no se sintieron nada cómodos uno al lado del otro. Y por otro cuando su escuadra atacaba el centro del campo dibujaba un rombo con Masllorens como líbero –por muy antigüito que suene ese término-, Chironi y Coulibay por delante y Antoñito como falso medio-punta. Eso le salió regular. Ah, para eso de la polivalencia de la que tanto se ha hablado, Sergio Rodríguez jugó esta vez en el costado zurdo de la zaga. Es un capitán reconvertido en chico para todo.
Durante la primera mitad (leáse mientras sus hombres anduvieron frescos) fue la Balona la que mandó. Dominó, defendió muy arriba, presionó la salida del contrario, robó… vaya lo que viene siendo la historia de toda la pretemporada.
Fruto de ese fútbol en el nueve Pito Camacho obligó a Joao Costa a hacer un paradón. En el 15’ lo intentó Tato Díaz desde la frontal y a la media hora llegó el primer penalti. Absurdo sí, pero penalti por derribo a Antoñito. Pito Camacho transformó en el 1-0.
Fue con el marcador en contra cuando reaccionó el filial nazarí, que apenas había pasado con criterio de su mediocampo. El chispazo fue importante. Villanueva aprovechó un despiste de la zaga y un exceso de celo de Nacho Miras para quedarse debajo del marco y cabeceó con pericia. El larguero salvó a los balonos.
Tras el descanso el partido cambió. La Balompédica se fue diluyendo a medida que le iba faltando el oxígeno como consecuencia del esfuerzo extra de los días anteriores y el Recreativo de Granada se imponía añadiendo a su indiscutible talento –hay tres o cuatro jugadores con una pinta…- la lógica frescura que da la edad.
La verdad, por lo que se vio en el terreno de juego lo lógico hubiese sido que los granadistas hubiesen volteado el marcador. No tardaron más que ocho minutos en empatar. Migue García comenzó a aprovechar un desajuste defensivo producto de que nadie llegaba a tiempo y Plomer (que hace nada estaba debutando con el Leganés en Primera división) cerró la acción casi sin oposición aprovechando un centro que tampoco intentó interceptar el guardavallas balono (1-1, 53').
A renglón seguido llegó otro susto. Torrente lanzó con picardía desde la frontal y entre Nacho Miras y el poste sacaron el disparo. En el 80’ llegó la más clara. Migue García le pegó con todo desde fuera y el balón lo vomitó el poste cuando algunos de sus compañeros ya comenzaban a levantar los brazos.
Calderón trató de oxigenar a su equipo con dos bloques de tres cambios. La Balona no perdió el orden en momento alguno, pero sí que jugaba al ritmo que imponía el filial. Estaba como incómoda, deseandito que aquello acabase.
Así y todo en el 82’ llegó otro penalti. Este de libro. Luis Alcalde tomó el balón, Joao Costa hizo un paradón y el posterior remate a bocajarro de Din lo repelió el poste.
No hubo para más. Balona y Recreativo de Granada volvieron a firmar tablas, como en aquel significado ocho de marzo en el que el fútbol, como el resto de la vida, echó pie a tierra. Los linenses no pierden ni haciendo las cosas regulín y sometiendo su juego a cambios tácticos. Buena señal. Los resultados, para cuando coticen.
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