Fernández Cintas: tu cara me suena... para mal
Real Balompédica Linense
El árbitro que privó a la Balona del triunfo en Estepona ya la perjudicó en otras dos ocasiones
En octubre de 2018 expulsó al meta Robador por una agresión que no se produjo
En abril de 2019 le anuló en Huelva un gol muy dudoso y concedió un penalti después de que el balón sobrepasase la línea de fondo
La Balona recupera crédito (1-1)
La Balona se queda sin porteros
La Real Balompédica Linense y los balonos en general no pueden disimular su enfado. Las imágenes de televisión (adjuntas en esta información) demuestran a todas luces que el colegiado almeriense Francisco José Fernández Cintas erró el pasado domingo y de manera clamorosa al anular por una imaginaria falta una acción en la que el meta del Estepona Razak perdió el balón en el aire y Aridane Santana anotó el que hubiese sido el 1-2 para la Balona. Los albinegros claman, además, por un posible penalti a Joao Pedro en el que el brasileño además quedó maltrecho, pero esa acción, al menos, deja lugar al debate. Lo curioso del caso es que el trencilla almeriense ya tenía dos antecedentes más que preocupantes con el equipo de La Línea, ambos en la andadura 2018-2019. En el primero mostró la roja al meta David Robador una vez terminada la contienda por una agresión que nunca existió. En la segunda, una visita al Recre, anuló un gol a los albinegros por un fuera de juego “dudosísimo”. Los onubenses marcaron su tanto con un penalti que existió, pero que con casi toda seguridad se produjo en una jugada en la que el esférico había salido antes del campo.
No parece probable que ni la Balona ni La Línea nombres hijo adoptivo al colegiado Francisco José Fernández Cintas. Y no solo porque en la jornada 23 le privase de un triunfo en el Muñoz Pérez que le hubiese permitido compartir la quinta plaza del grupo IV de la Segunda división B. Sino porque los desafortunados errores -necesariamente hay que creer que solo son eso- de este trencilla vienen de largo.
El Estepona FS-Real Balompédica (1-1) del domingo quedó marcado por un error clamoroso del árbitro, que no concedió gol en una acción en la que es evidente que no existe falta de Aridane Santana al meta local Razak. Por un lado porque el meta pierde el balón por sí solo y por otro porque, a pesar de lo que diga la leyenda urbana, el reglamento (como se cansan de repetir los árbitros de élite en los cursillos a jugadores, entrenadores e informadores) no contempla que saltar u obstaculizar al portero en el área pequeña sea sancionable. Se debe castigar si existe falta. Claro, como si sucede en el centro del campo. La jugada, sin duda, cambió el partido. Habrá que confiar en que no el devenir de la competición.
El árbitro de esa contienda era Francisco José Fernández Cintas, quien dejó un tufillo importante a casero. Lo malo del caso es que no era la primera vez que perjudicaba notablemente a la centenaria escuadra linense.
Este colegiado almeriense ascendió a la extinta Segunda B en la campaña 2018-2019. Y la desgracia quiso que el fuese designado para el partido que el primer día de octubre disputaban un Municipal cuya Tribuna acababa de ser cerrada la Balona y el Sevilla Atlético, que finalizó en tablas.
Este periódico concedió a la labor del árbitro un suspenso rotundo y escribió de él: “Desastroso, desbordado por un partido muy fácil de arbitrar. Puso el listón tan alto en las amonestaciones que acabó expulsando a dos jugadores que prácticamente no habían hecho nada. Y además, con tintes de protagonista”. El partido no lo acabaron Kibamba por los locales y Juanpe por los servillistas, pero lo peor estaba por llegar.
A lo largo de la contienda Javi Montoya había caído lesionado y había dejado su plaza a David Robador, quien, por cierto, cuajó un excelente debut. Y una vez concluido el choque... el árbitro reflejó en el acta: "En el minuto 90 el jugador (13) Pinto Robador, David, fue expulsado por el siguiente motivo: Tras finalizar el partido y estando aún en el terreno de juego, patea el balón en mi dirección de forma intencionada e impactándome en mi pierna en señal de disconformidad, no ocasionándome lesión alguna”.
“El portero, absolutamente abatido después de haber protagonizado un excelente debut, intentó hablar con el trencilla pasados unos 40 minutos del término del choque, pero el árbitro no accedió. "Sólo quería explicarle que ha sido sin querer", se lamentaba”, explicaba a Europa Sur.
“La Balompédica mostró tanto el vídeo de esta acción (que aparenta ser un puntapié más de desánimo por el resultado que con intención de agredir a nadie) como el de la acción que dio lugar a la expulsión del preparador físico Jesús Estrada al informador del colegio, José Ignacio Marcos Martínez, pero éste solo tiene potestad para puntuar el trencilla, no para inmiscuirse en la redacción del acta”, agregaba la información.
El Comité entendió que como el balón realmente daba en el pie del árbitro el vídeo no restaba veracidad a la redacción del acta e impuso dos partidos de inhabilitación a David Pinto Robador, quien, dicho sea de paso, ahora en el Cacereño a las órdenes del también exbalono Julio Cobos.
La consecuencia es que la Balona se presentó una semana más tarde en Sanlúcar sin los dos porteros de su primera plantilla. Defendió el marco el juvenil Manu Caro y los albinegros lograron un emotivo empate sin goles.
Ya en la jornada 35 y con los equipos envueltos en la pelea por alcanzar la fase de ascenso (de la que la Balona empezaba a descolgarse tras encadenar cuatro derrotas), el 28 de abril los albinegros se personaron en el Nuevo Colombino para medirse al Recre y el encargado de ¿impartir justicia? fue de nuevo el almeriense Fernández Cintas. El Decano venció 1-0.
“Como ya le sucedió con motivo del Balona-Sevilla Atlético todas las jugadas dudosas las resolvió contra la Balona, especialmente a instancias de uno de sus auxiliares. El reparto de tarjetas, un disparate”, denunciaba este periódico.
“Un penalti absurdo, innecesario, casi accidental –en el que es muy probable incluso que el balón hubiese salido antes del terreno de juego– acabó con la resistencia de los de Jordi Roger en un Nuevo Colombino que se le muestra históricamente esquivo”, advertía Europa Sur.
En la crónica también quedaba reflejado: “En la siguiente acción pudo cambiar el partido. En honor a la verdad el árbitro pitó hasta un poquito antes de que Gato disparase al marco y para entonces Marc Martínez ya había decidido quedarse quieto. Pero tan cierto como eso es que no acabó en el 0-1 una jugada en la que, si existió fuera de juego, que a la vista de las imágenes parece que no, fue por micras y que el linier, mal colocado, lo señaló por intuición. Esos goles que solo le arrebatan a los equipos que están en mal momento”
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