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Facundo Ackerman (según donde se consulte Ackermann) y Rodri Gea desembarcaban el pasado verano en la Real Balompédica Linense con la complicada misión de soportar la herencia de una portería en la que le habían precedido nada menos que Javi Montoya, Nacho Miras y Alberto Varo (junto a De la Calzada, que abandonó el club en la última pretemporada). Bien es verdad que el marco puede que haya sido la única demarcación sobre la que no ha existido debate desde que comenzó la presente andadura pero la actuación del cancerbero de origen uruguayo (del cual, por cierto, se siente muy orgulloso) en el duelo del pasado domingo ante el Rácing Cartagena ha reforzado su imagen ante una afición que se lo hizo saber con una despedida especialmente cariñosa.
Facundo Ackerman nació en Nueva Helvecia -Uruguay- el 26 de marzo de 1993, pero desde que tenía 12 años reside en España. Ahora, a sus treinta años y con la responsabilidad que añade ser el papá de una pequeña de catorce meses, Facu como se le conoce de puertas para adentro, es, sobre todo un tipo tranquilo. Lleva tantas batallas que sabe mantenerse al margen de los vaivenes de una temporada. Ni torció el gesto en exceso cuando las críticas se cebaban con el vestuario ni saca pecho después de sus decisivas intervenciones ante el heredero del Mar Menor, al que en su día, también con Javi Motos en el banquillo, ayudó a ascender a Segunda RFEF. “Si que tuve la sensación de estar jugando ante mi exequipo, porque había mucha gente del club que estaban cuando yo jugué, así que por mucho que haya cambiado el nombre, la esencia es la misma”, sostiene el cancerbero albinegro.
“La profesión de portero es muy extrema, porque estamos muy expuestos y es verdad que partidos como el del domingo producen mucha satisfacción, pero será por la experiencia que tengo que estaba contento pero no del todo, porque ése era un partido que había que ganar para seguir con la racha”, reflexiona. “A mí lo que me hubiese gustado es que hubiésemos ganado, aunque se hablase menos de mí”.
Preguntado por el convulso arranque liguero de la Balona, responde: “Traté de vivirlo con tranquilidad. Sabíamos que la Balona es un club que cuenta con mucha afición, más incluso que clubes de Primera Federación y personalmente es algo que me encanta, aunque está claro que tiene una parte bonita, que es cuando se comparten las alegrías, y otra que es que cuando llegan los días malos te van a apretar”.
“Yo sé que el fútbol es así, que una semana todo es negro y que luego ganas y todo cambia, no le di muchas más vueltas”, añade.
“Es muy complicado valorar si las críticas eran o no justas o hasta qué punto lo eran o se exageraron”, argumenta el portero. "Hay que entender que el club viene de descender y que se genera una expectativa de que por eso hay que arrasar y aunque yo estoy convencido de que tenemos equipo para pelear el primer puesto, también sé que el camino no va a ser fácil”.
“Es más, aunque terminase la temporada y saliésemos campeones eso no significaría que había sido fácil”, recalca. “También es verdad que somos veinte futbolistas, todos nuevos menos Joao Pedro, y conjuntar eso lleva su tiempo”.
Facundo Ackermann abandonó la titularidad poco antes del descanso de la visita de la Balona al Manchego y confiesa que le preocupó más la situación que la provocó que su regreso al once. “La temporada pasada la acabé con un fractura en el pie y justo cuando me estaba encontrando mejor fue cuando me lesioné, la verdad es que pensé que iba a ser para más, porque me dolía bastante y además no tengo mucha experiencia en roturas musculares. No me dio tiempo a pensar en cuándo volvería a jugar. Como sé que el fútbol da muchas vueltas no quise obsesionarme con el regreso”.
En ese intervalo defendió el marco el ahora lesionado Rodri Gea, con el que ya había coincidido en el Mar Menor. “No deja de ser curioso que cuando fichó en la Balona yo fui de los primeros en mandarle un audio para felicitarle, sin saber que yo también iba a acabar acá. La verdad es que tenemos una relación muy buena”.
Con respecto al futuro del equipo, insiste en que la igualdad en el grupo IV de la Segunda RFEF es muy especial. “Ya sucedió la temporada pasada, pero insisto, yo creo que podemos llegar muy arriba”.
“Para mí hay algo fundamental, que hemos formado muy buen grupo y la experiencia me dice que a lo largo de una temporada eso es determinante para aprovechar las buenas dinámicas y que las malas no sean tan largas”, finaliza. “Somos un grupo muy unido que trabaja muy bien, con sentido y eso nos va a dar para tener un puntito más que el resto y pelear por el primer puesto. O al menos así lo veo yo”.
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