(0-2) Balona, el que da primero...
CP Villarrobledo - Real Balompédica | La crónica
Los albinegros vencen con sus armas en el estreno liguero
El equipo de La Línea se acuesta el sábado como líder
Luis Alcalde y Dopi, al comienzo de las dos mitades, goleadores
La Balona ha vuelto y habrá que esperar que, esta vez, para quedarse toda la temporada. El equipo albinegro pulverizó ayer sábado todos los malos recuerdos del angustioso final de la temporada pasada y venció con autoridad y al más puro estilo Jordi Roger en su primer desplazamiento del año. Luis Alcalde y Dopi, en el arranque de cada una de las mitades amargaron el estreno en la categoría a un Villarrobledo con buen manejo de balón al que se le indigestó el férreo y abnegado sistema defensivo de los albinegros y que tiene serios problemas para defender tras pérdida de balón.
Como hace un año –entonces ante un rival de postín– la Balompédica desatornilla la temporada ganando fuera de casa. Que en este caso tiene mucho de mensaje tranquilizador a los que no se atrevían a confiar en este proyecto. Esta Balona es como es, con las mismas virtudes con las que hizo soñar a su gente durante la primera vuelta de la temporada pasada. Y casi seguro –aunque aún es muy pronto para pronunciarse con rotundidad– con mejores individualidades.
Los albinegros se fueron hasta Albacete para hacer uno de esos partidos de su marca, poco vistosos, pero contundentes. Solo muy al final sufrieron de verdad por el resultado y entonces apareció Javi Montoya, por si a alguien se le había olvidado que este equipo tiene un auténtico porterazo.
Apenas había comenzado el partido cuando Luis Alcalde dio continuidad a lo mucho bueno que había dejado entrever en pretemporada. Tomás Sánchez ganó la banda y mandó al corazón del área. Perona, presionado por Dopi, quiso interceptar y lo que hizo fue amansar el esférico para que el diez visitante solo tuviese que empujar a la red.
A partir de ese instante el guión estaba escrito. La pelota para el rival y el equipo de La Línea a hacer su trabajo, a no conceder ni una. El tópico del mono de trabajo hecho fútbol. Hasta el punto de que lo más parecido a una ocasión del equipo de casa fue un centro que se envenenó y que acabó pegando en el larguero.
Para entonces ya iba media hora de juego. Poco después Agus Alonso no llegó a un centro malintencionado de auténtico milagro. Y acabó el ataque local.
Los dos rejonazos alertaron a los balonos, que de inmediato levantaron las orejas y se presentaron tres veces en un santiamén en el área rival.
Primero Perona estuvo a punto de hacer un autogol al intentar despejar. Después Álvaro Vega remató alto por poco a la salida de un córner y en el 36’ Dopi disfrutó de un mano a mano que primero estrelló en la salida del meta local y después en la parte exterior del poste.
El Villarrobledo agradaba a su gente, pero se había marchado vivo de milagro a la caseta. Fue solo una concesión, una prórroga, porque en el minuto cinco de la segunda mitad Jordan Sánchez mandó en largo y Dopi se metió entre medias de los centrales, a los que ganó la espalda. Después, un control propio de buen futbolista... y 0-2.
El juego volvió a la rutina. El Villarrobledo a disfrutar con la pelota y la Balona, a sufrir con su armazón intacto.
En otra contra, en el 75’, Igor Martínez, se plantó solo ante Salcedo pero pagó el esfuerzo, se le apagó la luz y terminó lanzando contra el muñeco.
En el cuarto de hora final y con la Balompédica –que había corrido lo indecible– ya acunada en su área y el conjunto albaceteño quemando sus naves, tocó sufrir un poquito. Lo justo. Porque para eso se quedó Javi Montoya en la Balona, para evitar disgustos innecesarios. Sacó una mano inverosímil en un disparo de Montero desde la frontal del área y al poquito volvió a demostrar su clase.
No hubo para más. La Balompédica logró con solvencia, esfuerzo y orden su primera victoria de la temporada. Ahora le toca a los que recelaban de este equipo dar el paso adelante y acurdir a las oficinas del club.
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