(2-3) Del desmelene a la angustia

Villarrubia FC - Real Balompédica Linense | La crónica

La Balona logra su primer triunfo tras cinco jornadas y toma aire

Los linenses ganaban 0-3 al descanso pero conceden mucho tras el intermedio

Dopi, Pito Camacho, que se lesiona de nuevo, y Manu Molina, autores de los goles

Jugadores de la Balona celebran unos de sus goles ante la impotencia de los rivales
Jugadores de la Balona celebran unos de sus goles ante la impotencia de los rivales / Lanza Digital
Rubén Almagro

26 de octubre 2019 - 21:18

La Real Balompédica Linense se fue bien lejos a lograr el triunfo que tanto necesitaba después de cinco jornadas sin rascar. Una victoria que en el descanso se antojaba que podía espantar todos los fantasmas y que, a la vista de cómo se desarrollaron los segundos 45 minutos, deja tras de sí un montón de dudas sobre todo, en el balance defensivo de un equipo otrora inexpugnable. La Balona fue superior de principio a fin en la primera parte, pero cuando trató de echar mano del oficio en la segunda mitad para congelar el partido concedió dos goles y acabó pidiendo la hora. La enésima demostración de que en esta rácana Segunda B nadie regala nada.

Roger -como ya había presumido este periódico- buscó en el cambio de dibujo la solución a las cinco ausencias con las que encaró el choque. Colocó a sus tres centrales sobre el césped sintético del Municipal castellano-manchego, dejó libertad ofensiva a sus dos carrileros y montó un doble pivote con Bandaogo y Albisua, con Manu Molina justo por delante. Cuarenta y cinco minutos bastaron para corroborar la teoría de que con el cerebro más cerca del área contraria, el balón llega en mejores condiciones a los puntas.

No había pasado un minuto cuando un centro de Jordan Sánchez permitió a Pito Camacho avisar por primera vez al resucitado guardameta local Samu Diarra. Era una declaración de intenciones en toda regla. La Balona había viajado para ganar. En el 11' tras un córner Álvaro Vega y Carrasco se estorbaron en situación harto ventajosa. El balón se marchó fuera.

Llegó el 17' y Manu Molina la mandó dentro del área. Dopi rebuscó espacios, controló con enorme frialdad y anotó por bajo. El marcador empezaba a hacer justicia en un partido en el que el equipo de casa no había aparecido y la Balona llevaba la manija en todos los apartados.

Aunque con el marcador en contra los albiazules lograron dejarse ver con dos acciones de Julio de Dios. Fue precisamente el 18 local el protagonista de la jugada que parecía que comenzaba a marcar sentencia. Después de un cabezazo en el área uno de sus brazos tocó el balón. De esos penaltis que dan muuucho coraje. De esos penaltis que, con la nueva reglamentación en la mano, no admiten debate.

Esta vez fue Manu Molina el que tomó el esférico. Hizo el 0-2 aún con una hora de partido por jugarse.

El partido siguió por los mismos derroteros. La Balona ya adormecía el ritmo del juego para evitar que una arrancada del rival le complicase la vida. Y esperaba sus opciones. Llegaron. En el 42' el 0-3. Un córner ejecutado por Manu Molina (¿quién si no?) fue cabeceado por Pito Camacho, que escrito está, tiene en el área su hábitat natural.

Antes de finalizar la primera mitad volvió a tenerla la Balompédica. Pero ya era mucho y Samu Diarrá acertó a abortar.

La retirada del campo tras el pitido final, con algún intercambio de empujones, era la viva demostración de la impotencia de los de casa, que veían que el enemigo les estaba pasando por encima.

Sin embargo el dogma de juego tras el intermedio fue radicalmente opuesto. El equipo de La Línea dio un paso atrás y no quería que se jugase. Y la mayor parte del tiempo lo consiguió. Pero atrás concedió más de la cuenta. Mucho más de la cuenta. Sobre todo en las acciones a balón parado. No habían pasado cinco minutos cuando una jugada que nació en una falta y acabó con un centro provocó un desajuste en el entorno del punto de penalti, hasta que el balón le llegó a Toni Seoane, que fusiló.

La Balompédica empezó a tener dudas. Perdió a Álvaro Vega y a Pito Camacho -éste con síntomas de haber sufrido algún problema muscular- . Los de Roger comenzaron, quizás demasiado pronto, a recurrir a las artimañas para que no se jugase. Y con paciencia tuvieron sus opciones. Primero en un remate de Forjan que se fue al larguero y más tarde en un remate lejano de Fabrizio.

Faltaban diez minutos cuando el Villarrubia metió el miedo en el cuerpo a los visitantes. En un saque de esquina, varios toques en el área y Algisi que se metió en el área pequeña. Posiblemente empujó a Bandaogo y éste hizo de pieza de dominó y entorpeció a Javi Montoya. Casi tan seguro como que al portero balono le faltó autoridad en el despeje. De esas que si te la pitan bien y si no, a quejarse al cura. Y Copete casi que la empujó con la cabeza. Quedaban diez minutos y 2-3.

El resto del partido fue una angustia. La Balona hizo lo imposible para que no se jugase. Y la verdad es que el rival se enredó en ese juego. Así y todo en el 94, en otra jugada a balón parado, Copete llegó para rematar y en el último segundo los defensas le entorpecieron y evitaron el empate.

Balance: la Balona gana y lo hace fuera después de cinco jornadas, que es lo que tras el fin de semana quedará reflejado en una clasificación que le sitúa a tiro de piedra de la zona noble. Pero ésa no es toda la verdad. Un equipo que en la única línea que no tiene bajas es en defensa no puede dejarse atropellar por un rival que, tampoco hay que engañarse, cuando sigue sin ganar en casa a estas alturas será por algo.

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