La Balona aprueba un presupuesto de 957.166 euros

La asamblea de socios de la Real Balompédica aprobó este viernes un presupuesto para el presente curso de 957.166 euros, que cuando fue elaborado estaba previsto que arrojase un superávit de 4.000, una cifra que puede variar por muchas circunstancias, una de ellas el reciente cambio de entrenador de primer equipo. La entidad mantiene una deuda de 603.000 euros con el presidente, Raffaele Pandalone, quien reiteró en varias ocasiones que esa cantidad le será devuelta en acciones si el club se convierte en Sociedad Anónima Deportiva.

Apenas 35 socios (de un censo de 150) concurrieron a la asamblea de la Real Balompédica, celebrada este viernes en el Palacio de Congresos y cuya mesa presidencial contaba con la presencia de Raffaele Pandalone, Mario Galán, Paco Gavilán, Jesús Pozo y el asesor económico Alberto González.

Tras el saludo del máximo responsable del club y la lectura del acta de la última asamblea, la que se celebró en abril y en la que se comunicó que la deuda de la entidad con la Seguridad Social había prescrito, llegó el turno de la aprobación de la liquidación del presupuesto de la temporada pasada. Como es costumbre en esta entidad, no se entregó el borrador del mismo a los presentes, sino que fue el director general, Mario Galán, quien lo desglosó a viva voz.

En la campaña 2018/19, la Balompédica invirtió 924.199 euros e ingresó 577.365, lo que arroja un déficit de 346.834. En el capítulo de gastos destacan (en números redondos) 428.000 euros en salarios de jugadores, 66.000 de entrenadores, 45.680 de empleados, 119.000 de pagos a la Seguridad Social y 51.000 al Ministerio de Hacienda.

La Balompédica recaudó por abonados 126.940 euros, 1.570 por el pago de los socios, 62.000 en taquillas de la temporada, 25.000 por partidos amistosos, 70.000 por traspasos, 128.000 por publicidad y 116.000 de pagos por parte de la Federación como cifras más sobresalientes.

El balance de la campaña pasada fue aprobada por una aplastante mayoría y solo tres votos en contra.

Después llegó la intervención del experto Alberto González, que subrayó la importancia para el futuro que la Balompédica no tenga deudas con entidades bancarias, Seguridad Social y Hacienda pero lamentó que carezca de recursos por socios y explicó que la entidad, ahora mismo, presenta una estructura llamada a generarle una deuda anual del 30 por ciento del presupuesto que elabore, por lo que puso en valor las aportaciones que viene realizando el presidente.

Por último la directiva presentó el presupuesto del presente curso. En este caso destaca en el capítulo de ingresos los 312.500 euros por traspasos (que a pesar de las preguntas de un socio no fueron detallados), 105.000 por abonos, 80.000 por taquillas de competición, 12.000 por partidos amistosos, 110.000 de la subvención de la Federación y 165.000 que debe devolver la Seguridad Social.

En cuanto a gastos, los jugadores se llevan la palma con 508.000 euros, 69.000 se destinan al cuerpo técnico, 43.200 a los empleados y unos 165.000 a la Seguridad Social como apartados más descollantes.

También fue aprobado de manera mayoritaria, con los mismos tres votos en contra.

El capítulo de ruegos y preguntas acabó por convertirse en un interminable y árido intercambio de opiniones entre el abogado Manuel Mellado, quien fue la mano derecha del expresidente Alfredo Gallardo, y los actuales dirigentes.

Mellado se empeñó en defender la figura de Alfredo Gallardo, sin que ésta hubiese recibido antes crítica alguna, e insistió en numerosas ocasiones en el peligro que supone en su opinión que la Balompédica haya generado una deuda de 603.000 euros con Raffaele Pandalone. El empresario italiano se deshizo en elogios para su predecesor, le invitó a mirar al futuro y recalcó que ese dinero se convertirá en acciones si el club se transforma en SAD.

Pandalone recordó a Mellado que esas cantidades que la Balompédica le debe figuraban en un contrato que firmó precisamente con Gallardo y en cuya confección había colaborado de forma notable el propio Mellado. La situación se tornó tan repetitiva que algunos socios determinaron levantarse e irse después de casi hora y media de asamblea y eso desembocó en el final de la misma.