El coche del entrenador de la Balona, Antonio Calderón, objeto de actos vandálicos
Real Balompédica Linense
El sábado le fueron rajadas las cuatro ruedas cuando se encontraba dentro del estadio
El míster ya había denunciado antes dos hechos muy similares
El presidente fue insultado el domingo cuando se encontraba con sus dos hijas pequeñas
El ascenso de la Real Balompédica Linense a la Liga RFEF (la mal llamada Liga Pro), consumado el pasado día 25 de abril en Murcia, se está llenando de fango de manera incomprensible. Por un lado el vehículo particular del entrenador, Antonio Calderón, fue objeto de actos vandálicos en la madrugada del pasado sábado al domingo, cuando se encontraba en el interior del estadio Municipal. Y por otro, el presidente, Raffaele Pandalone, fue abucheado e insultado tras el encuentro que enfrentó el pasado domingo a los albinegros con el Córdoba en La Línea (0-5), cuando se dirigía hacia el aparcamiento de la grada de Preferencia en compañía de su esposa y sus dos hijas pequeñas.
El entrenador de la Balona, Antonio Calderón, ha presentado la correspondiente denuncia en la comisaría de la Policía Nacional en la ciudad después de que en la madrugada que separó los pasados sábado y domingo –es decir, cinco días después de celebrar el ascenso- su vehículo, que se encontraba aparcado en los bajos de Preferencia del estadio Municipal, fuese objeto de un acto vandálico: las cuatro ruedas aparecieron rajadas y la carrocería, con numerosos arañazos.
La peculiaridad de esta situación es que se produce dentro del estadio, en una zona cuyo acceso está bastante restringido –más aún desde que comenzó la pandemia-. La Policía trabaja ya en la identificación de los responsables.
El entrenador albinegro, que ha confirmado todos los datos que maneja Europa Sur pero ha declinado realizar declaración alguna en referencia a este asunto, ya había denunciado antesdos hechos similares. La principal diferencia es que esos casos, al producirse fuera del recinto deportivo, podían tener relación con su actividad profesional o ser, sencillamente, una desafortunada casualidad: hace poco más de tres semanas un faro del mismo turismo apareció destrozado y el 26 de febrero también le fueron destrozadas dos ruedas.
Pero no queda ahí la cosa. El domingo, tras la derrota de la Balona a manos del Córdoba, un grupo de aficionados muy exaltados insultaron al presidente, Raffaele Pandalone, cuando éste abandonaba el estadio bastantes minutos después de la conclusión del choque. Un hecho que ya de por sí merece la condena, pero que tiene la connotación especial de que el empresario italiano había acudido al estadio acompañado, por primera vez, de su esposa y de sus dos hijas pequeñas.
Un pésimo epílogo para una temporada en la que la Real Balompédica Linense ha conseguido alcanzar el objetivo con el que arrancó la andadura: garantizarse una plaza en la Primera RFEF.
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