Monteagudo se apaga (0-1)

Real Balompédica - UD Sanse | La crónica

La Balona cae ante el Sanse y destituye al técnico albaceteño

Los albinegros, que carecen de pegada, pagan otra vez un colosal error defensivo con la derrota

El canterano Cipri debuta en los últimos minutos

Alberto Monteagudo se dirige al túnel de vestuarios tras el encuentro
Alberto Monteagudo se dirige al túnel de vestuarios tras el encuentro / Erasmo Fenoy
Rubén Almagro

16 de octubre 2022 - 20:53

Ni con focos ni sin focos. Esta agotadora agonía que parece no tener fin continúa. La afición de la Balona (cada vez más exigua, por cierto) llegó al Municipal tan predispuesta a celebrar la vuelta de la luz artificial a su estadio después de tres años que el mero encendido ya levantó aplausos. Y otra vez se fue enfadada a casa, triste, muy tocada. El equipo de La Línea cayó 0-1 ante un Sanse áspero pero experimentado, que supo jugar sus bazas y que venció con un tanto que puede que tenga algo [o hasta mucho] de polémica, pero al que tres jugadores locales colaboraron de manera inaceptable, permitiendo a Arturo controlar y conducir el balón antes de entregarla al influencer Pedro Benito para que marcase a puerta vacía. El panorama se pone feo, sobre todo para Alberto Monteagudo, que fue destituido apenas dos horas después de la finalización del choque.

Esta Balona que languidece repuso un partido que ya han visto todos los suyos. Tiene altibajos durante los noventa minutos, no se deja arrollar, está bien situada, pero carece absolutamente de pegada y le penalizan los errores con la más dura de las sentencias. Una vez y otra y otra queda la sensación de que el rival tiene que hacer muy poco para ganarle. Y así pasan las semanas y no llega esa victoria, aunque afortunadamente el entrenador que llegue encontrará las plazas de permanencia siguen ahí, a tiro de ese triunfo inédito.

El primer periodo fue de la Balona. Más vertical, con Alhassan Koroma dejándose ver y con el equipo de casa volcando el fútbol a su costado. De hecho de uno de sus chispazos llegó la única oportunidad de los de casa (travestidos de amarillo chillón por los caprichos del árbitro) en un pase atrás al borde del área que Masllorens no supo centrar entre los palos.

A pesar de que siempre daba la sensación de que la Balompédica tenía siempre el choque controlado, las dos oportunidades que restaban hasta el descanso llevaron el sello del Sanse. La primera en un mal despeje de Varo (22') que enganchó Arturo dentro del área y tuvo que sacar la defensa. La segunda (40') en un cabezazo del exbalono Coulibaly que se adelantó al portero balono pero se marchó fuera en medio de un suspiro generalizado.También hubiese tenido mala leche que con la falta de gol que tienen los albinegros el parisino anotase en su regreso a La Línea.

Tras el descanso la desconexión de siempre. Incomprensible. Ya no se sabe su es cuestión física o mental. El rival acaba por perderle el respeto a la Balona y da un paso adelante. Ya en el 53' Mecerreyes por poco forma el lío con un disparo desde la frontal.

Monteagudo, que seguramente era consciente de que podía ser su última bala, hizo cambios. Y la entrada de Loren (por delante) y de Yassin Fekir se dejó sentir. El equipo ganó en frescura, en inquietudes, que no en presencia en el área rival. Eso sí, llegado el 69 hasta acarició el tanto. Un buen centro de Connor Ruane que cabeceó Loren con toda la intención. Pero el balón estaba esquivo. En el 73 probó suerte Fekir desde la media luna. Con la misma suerte.

Y justo cuando mejor lo estaba haciendo el equipo de casa, cuando parecía que podía llegar ese milagro llamado triunfo, un pelotazo largo de la defensa rival y una de esas jugadas que pasan factura y que convierten un partido de 0-0 en una dolorosa derrota.

Tres defensas, tres -Fran Morante, Jesús Muñoz y Connor Ruane- permitieron a Arturo (que futbolísticamente es mucho más que el sobrino de Pérez Reverte) controlar de manera magistral y girarse. Y cuando el británico se puso en su camino se fue al suelo. Que sí, que muchos árbitros hubiesen pitado falta en ataque. Pero no es momento de paños calientes ni de excusas. Tres defensas con tanto recorrido no pueden permitir que la jugada acabe en gol y acabar protestando al árbitro como plañideras. Si hay que hacer falta se hace. Como si se tiene que ir uno a la calle. Que es la Balona la que está en juego. La Balona que les paga puntualmente. Hay que poner más de eso que los cúrsiles llaman intangibles. Que ya llevan muchas de esas en esta andadura y se han llevado al entrenador por delante.

A partir del 0-1 el Sanse hizo de equipo con recursos. Eso tan futbolero de aquí ya no se juega más. Salió al campo el canterano Cipri casi como un brindis al sol. Y tras el pitido final bronca y caras largas. La directiva de la Balona no tardó ni dos horas en anunciar que destituía a su preparador, lo que era poco menos que un secreto a voces. El tiempo apremia y o pasa algo bueno y pronto o en vez de buscar un nuevo entrenador tendrían que marcharse a Hogwarts y llegar a un acuerdo con Harry Potter.

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