La Balona desfallece (1-0)

Mérida AD - Real Balompédica | La crónica

Los albinegros, con muchas bajas, caen en Mérida tras desaparecer en la segunda mitad

Los linenses son mejores hasta el descanso; Alhassan Koroma estrella un balón en el poste (40')

Omar Perdomo, cabizbajo tras consumarse la derrota de la Balona en Mérida / Mane
Rubén Almagro

12 de febrero 2023 - 20:34

Pueden servir de atenuante las bajas, muchas, con las que la Balona afrontó su partido en Mérida, por mucho que no todos los que faltaban son titulares con frecuencia, aunque es cierto que sí sirven de refresco. Por esto último y por muchas otras cosas las ausencias no pueden convertirse en un salvoconducto para justificar una derrota que llega en un momento muy inoportuno. Sobre todo porque por dinámica (un punto de los últimos nueve posibles, cuatro de los últimos quince) y por mero reflejo de la puntuación, impide que los albinegros pongan pies el polvorosa. Y esta categoría es muy traicionera y queda mucho por delante. La Balona cayó en el Romano (1-0) porque fue de más a menos, porque perdonó en el primer tiempo y porque desapareció tras el descanso, además de regalar el gol con el que fue ejecutada. Ni ahora son tan malos ni eran candidatos a todo después de ganar en Córdoba.

Escobar no pudo celebrar su 300 partidos en el banquillo de la Balompédica como le hubiese gustado. Afrontó el choque con solo 17 hombres (entre los que estaba el canterano Javi Méndez) pero no hay que perder la perspectiva, que hasta hace cuatro días mal contados esos eran los que iban en una convocatoria. Y con 16 había gente que ganaba.

La prueba de que las ausencias no fueron letales es que los de La Línea fueron mejores en el primer tiempo. Tuvieron más posesión, lanzaron mucho más a puerta (hasta siete veces por dos del enemigo) y a base de presionar con generosidad colapsaron a un Mérida al que se veía temeroso. Lógico después de cinco derrotas.

La Balona del primer tiempo tenía el sello de Escobar. Sin hacer concesiones. Esperando el momento. Y los tuvo. Antes del cuarto de hora Omar Perdomo ya lo había intentado dos veces y en el 25' Papa Cámara, al que habían dejado solo dentro del área, cabeceo alto un centro de Joao Pedro.

El único acercamiento de los locales, que estaban incómodos en el césped, se produjo sobre la media hora. Sandoval lo intentó desde la frontal y replicó sin excesivos problemas Alberto Varo.

Fruto de ese control -no solo dominio, control- que estaba ejerciendo los balonos tuvieron tres más antes de volver al vestidor.Joao Pedro mandó al lateral de la red un pase de la muerte de Álex Guti (33'), Omar Perdomo lanzó una falta con intención en el 37' y, la más clara de todas, el poste vomitó un disparo más que bien intencionado de Alhassan Koroma desde fuera del área.

El empate en el intermedio era más que bueno para un Mérida que se había visto desbordado y al que había salvado la campana en el último cuarto de hora. Todo invitaba a pensar que tras el descanso, con la necesidad imperiosa de ganar, al conjunto romano podría pasarle factura la ansiedad. Pero sucedió todo lo contrario. La escuadra linense (que esta vez vistió de celeste) se desajustó y perdió intensidad, hasta convertirse en un bloque amorfo.

En el 47' avisó Dani Sandoval (de largo el mejor sobre el terreno de juego) pero interceptó Alberto Varo. Cinco después, tras un córner, Luis Acosta tocó de tacón y el cuero se paseó por el área pequeña de los visitantes en medio de un suspiro de alivio de los que defendían.

La Balona no lograba hilvanar jugadas, estaba incomprensiblemente desconectada y precipitada. Y eso se paga. De hecho fruto de ese falta de tensión Omar Perdomo perdió un balón casi en la frontal del área rival. Después de un toquecito de un compañero Sandoval se montó en la moto a 70 metros del marco. Papa Cámara (que empañó una actuación bastante digna) lo seguía de lejos y Borja López le salió al paso y no fue capaz de frenarle. Tuvo en su mano hacerlo, aunque le hubiese costado la roja. El siete romano se plantó en el área y fusiló (1-0).

Escobar, que tampoco tenía tanto para elegir, hizo cambios a la desesperada. Casualmenterelevó a Borja López y colocó a Masllorens en el centro de la retaguardia y volvió a confiar en Gerard Oliva, que excepto un disparo lejano (75') aportó lo de siempre.

No hubo siquiera intentona final a la heroica. Nada que rascar, La Balona se había apagado en el descanso y nadie encontró el interruptor para volver a ponerla en marcha. Segunda derrota en dos jornadas. Es momento de mantener la cabeza fría, y no entrar en derrotismos que serían tan exagerados como injustos. A fin de cuentas el descenso está a cuatro puntos. Pero este balance recuerda que nada, pero absolutamente nada, está conseguido todavía. Y ojito a lo que se viene el próximo domingo.

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