La Balona, finalista según el guión

La Línea/La Real Balompédica disputará este domingo la final de la undécima edición del trofeo que lleva su nombre, tras derrotar en la primera semifinal al Europa en un partido en el que los gibraltareños fueron de más a menos y en el que los de casa sentenciaron en chispazos individuales. La noticia preocupante del encuentro la protagonizó el centrodelantero balono Pito Camacho, que antes de la media hora tuvo que ser relevado tras llevarse la mano a una rodilla. El primer diagnóstico apunta a que adolece de un esguince de ligamento lateral, que queda por confirmar con la correspondiente prueba, en la rodilla que no se lesionó la pasada temporada.

Por encima de lo sucedido durante los noventa minutos de partido, lo mejor de esta primera noche de fútbol transfronterizo en el Municipal sucedió antes de que arrancasen las hostilidades. Juampe y Olmo, dos de los exbalonos que militan en el equipo verdinegro, recibieron un recuerdo de la entidad de La Línea en medio de la ovación del público, de sus actuales compañeros y, por cierto, de la indiferencia de quienes ahora portan la camisola que ambos defendieron con tanto ahínco. Un detalle nada gratificante del que debieron ser advertidos.

En el primer periodo la Balona se estrelló en el exquisito orden del que Rafa Escobar (al que tampoco hubiese pasado nada si la directiva de Rafa Pandelone hubiese unido al reconocimiento) ha dotado al subcampeón de la liga de la Roca, que también hizo valer que está bastante más rodado que una Balompédica aún en estado embrionario.

De hecho, el partido se desarrolló en medio de un vacío de ocasiones y de esos piques fuera de lugar tan frecuentes en pretemporada hasta el 38’, momento en el que Manu Molina, que dejó destellos muy interesantes, hizo gala de su excelente golpeo de balón para ejecutar de forma magistral un golpe franco en el borde del área y hacer el uno-cero.

Nada más arrancar la segunda mitad un robo de balón permitió a Luis Alcalde (que en cada amistoso deja su sello) entregar en ventaja para Igor Martínez, que marcó por bajo con la colaboración, tan generosa como involuntaria, del meta visitante Dayle Coleing.

Fue el principio del fin. El Europa había llegado vivo hasta donde había podido y a partir de ese momento la Balompédica se adueñó del esférico, aunque sin someter al rival a acoso alguno. A tres del final Fosela, que tiene cositas muy interesantes, mandó dentro del área y Moussa cabececeó de manera inapelable.

Más sentimiento que fútbol en una primera semifinal que, eso sí, deja patente que el equipo de Jordi Roger progresa adecuadamente, que ya es bastante.