Argimiro Márquez: cualquier tiempo pasado fue gol
Real Balompédica | Primera RFEF
La Balompédica rinde homenaje el domingo al mejor artillero de su historia
El albaceteño es el único que ha logrado ascender con los linenses como jugador y como entrenador
"Lo realmente importante de la jornada es que la Balona se quede con los tres puntos"
La Real Balompédica Linense va a rendir homenaje este domingo, en los prolegómenos del encuentro con el Betis Deportivo, a uno de los personajes más importantes de su centenaria historia: Argimiro Márquez Peñarrubia. El albaceteño no es solo el mejor artillero que haya defendido la casaca albinegra con 113 goles, sino que es la única persona que ha logrado un ascenso con los de La Línea primero como jugador, el Éibar, y más tarde como entrenador, en el Municipal ante el Hellín, en 1999.
Argimiro Márquez llegó a la Balompédica en la andadura 1982-83 procedente del Mérida y se convirtió en uno de los artífices del primer ascenso de la Balompédica a Segunda B, el que se consumó en el estadio Ipurúa de Éibar. En aquella andadura puso su firma a 29 goles (25 en la fase regular, tres en la liguilla de ascenso y uno en la Copa de la Liga. “En sus seis temporadas en Segunda B logró 77 goles en la liga y 7 en la Copa del Rey, 84 en total, lo que hace una cifra final de 113 tantos en partidos oficiales”, detalla realbalompedicalinensedigital.blogspot.com
El accidente que sufrió la Balompédica cuando se dirigía a Gandía para disputar la jornada inaugural de la campaña 1988-89 acortó su trayectoria de un futbolista cuya cotización hoy sería complicado de calcular. De hecho en aquella campaña solo pudo jugar un encuentro y anunció su retirada.
Tras pasar por diferentes equipos de cantera se sumó al cuerpo técnico del primer equipo y comenzó la temporada 1998-99 como segundo de Rafa Escobar. Cuando el entonces presidente Ángel Serrano destituyó al cordobés, Márquez tomó las riendas de la plantilla y, con la asesoría de Gabriel Navarro Baby,Baby, consumó uno de los ascensos más recordados por la hinchada albinegra, el que se consumó con el empate a dos frente al Hellín en un atestado Municipal el 30 de junio de 1999.
Ahora, como uno de los alicientes del importantísimo encuentro por la permanencia que la Balompédica afronta este domingo (17:00) ante el Betis Deportivo, el club se descubrirá ante Argimiro Márquez, que entre otras cosas realizará el saque de honor.
“Por supuesto que me ha hecho ilusión”, dice Márquez con una sonrisa. “Cualquier deportista cuando trabaja para una entidad trata de hacerlo lo mejor posible, pero que te reconozcan ese esfuerzo es un motivo de orgullo”.
“Es cierto que la mayor parte de la gente recuerda mi etapa como jugador y muy pocos hablan de que también ascendí como entrenador”, desliza. “Supongo que porque mi trayectoria en el banquillo fue corta y porque a mí me gustaba más estar en la sombra que ser el primero”.
Márquez sostiene que el fútbol “no ha cambiado” tanto como se quiere hacer ver. “Lo que pasa es que todos, cuando nos retiramos, pensamos que nuestra época fue la mejor”, apostilla.
El de Ossa de Montiel solo tiene “recuerdos bonitos” de su paso por la Balompédica. “Desde que llegué el primer año, con el ascenso y aquel recibimiento que daba miedo bajarse del autobús por la cantidad de gente que había... hasta el ascenso ya como primer entrenador ante el Hellín”.
“Fueron los dos momentos más especiales, pero por medio pasaron muchas cosas bonitas, como la victoria en Copa sobre el Sevilla”, agrega.
El centrodelantero (porque lo sigue siendo como demuestra cuando juega con los veteranos) prefiere no significar a alguno de los que fueron sus compañeros “porque todos fueron estupendos”.
En el capítulo de entrenadores, Márquez no deja pasar la oportunidad de nombrar a Carmelo Cedrún, Martín Doblado, Enrique Alés o al paraguayo Cayetano Ré, con el que coincidió en Elda, inmediatamente apunta: “Y al fenómeno Baby, aunque yo no jugué a sus órdenes sí que jugué a sus órdenes y tengo un concepto de él extraordinario”.
Las expetativas de Márquez sobre la jornada de su homenaje no están centradas precisamente en su persona: “Lo importante ese día es que la Balona gane, porque se juega mucho”.
“En cuanto a mí sé que el cariño me tiene, porque lo he disfrutado desde siempre”, finaliza. “Ahora tengo la oportunidad de recuperar esas sensaciones, pero no hay que perder de vista que lo realmente importante es que se queden en casa los puntos”.
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