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Real Balompédica Linense
La Real Balompédica Linense necesita el próximo domingo (12:00, en directo por Footters) vencer en Marbella y que caigan derrotados Atlético Sanluqueño y Tamaraceite para acabar en la tercera posición del grupo IV-A de Segunda B y certificar con ello el ascenso a la Primera RFEF (coloquialmente Liga Pro). Nada nuevo bajo el sol. El conjunto de La Línea mantiene desde que alcanza la memoria un idilio con la última jornada de la fase regular. Ha necesitado –y ha visto producirse- carambolas mucho más complicadas que la de esta campaña bien para mantenerse en Segunda B, bien para lograr pasaportes para las liguillas. Y Pablo Coelho ya dejó sentenciado en su cuenta de Twitter: “Todo lo que sucede una vez puede que no suceda nunca más. Pero todo lo que sucede dos veces, sucederá, ciertamente, una tercera”. Así que ¿por qué no una cuarta o una quinta?
No hay que remontarse demasiado para encontrar una última jornada que la Balona –y los balonos- afrontaron con un rosario en una mano y una calculadora en la otra. Sucedió en 2018, en el primer fin de campaña al que hizo frente Raffaele Pandalone, que se había hecho cargo de la entidad en enero.
El conjunto de La Línea afrontaba el partido en la Nueva Condomina ante el Real Murcia después de 12 jornadas sin ganar y de haber recurrido a Sánchez de la Nieta para que dirigiese a la plantilla a un mes del final de la competición. Todo lo que no fuese ganar le mandaba a la promoción o al descenso directo. Y dos goles de Stoichkov (hoy jugador del Sabadell) le dieron la victoria y la permanencia.
“La Balona certificó su permanencia al más puro estilo Balona. Después de doce jornadas sin vencer, paseándose por el alambre, dejándose caer en el algún momento de la interminable tarde del final de Liga hasta la plaza de promoción y resurgiendo en el momento justo para impedir que los corazones de sus hinchas acabasen por dejarse vencer. Stoichkov, seguramente no podía ser otro, asumió el mando de las operaciones y con sus dos goles -el primero al transformar un penalti- condujo a la centenaria escuadra blanquinegra a uno de esos triunfos que el día menos pensado se evocan en una charla navideña”, narraba Europa Sur.
Por supuesto no era ni la primera ni, hay que esperar, la última. Otro capítulo histórico se produjo en 2006. Después de vencer en Los Palacios en la penúltima fecha (1-2) en la última jornada la Balompédica precisaba ganar al Atlético Lucentino y que Betis B y Sanluqueño (otra vez el Sanluqueño) empatasen entre sí. Lo curioso era que ese era el único resultado que eliminaba a los dos equipos, porque si cualquiera de ellos ganaba, se metía en liguilla y echaba al conjunto que entrenaba Raúl Procopio (ahora en el St Jospehs de Gibraltar).
Los albinegros vencieron 2-0 a la escuadra aracelitana en el que militaban los exbalonos Agustín Caballero y Juan Carlos Castilla, a los que el entrenador no alineó de salida para "evitar suspicacias".
En el otro partido el Sanluqueño se puso 0-2 y todo parecía estar decidido, pero el filial helipolitano igualó. Los jugadores de ambos conjuntos acabaron por el suelo, entre lágrimas, mientras en La Línea se producía un inolvidable estallido de júbilo, que dio paso a la eliminatoria con el Granada CF.
Tampoco hay que pasar lo sucedido en el desenlace de la 2007-08, con el siempre presente Gabriel Navarro ‘Baby’ en el banquillo. La Balona logró otra clasificación agónica para la fase de ascenso a Segunda B tras vencer 2-3 en Los Barrios en la última jornada de la fase regular. La afición local estaba más pendiente de despedir su Feria que de otra cosa y el San Rafael estuvo literalmente tomado por los aficionados de la Balompédica, a la que le bastaba el empate, pero el triunfo la aupó a la tercera plaza, de la que salió catapultado al ascenso en Anduva ante el Mirándés.
Todo eso, sin olvidar aquella agónica promoción con el Alicante que desembocó en el partido de desempate en Puertollano después de que cada uno de los participantes venciesen 3-0 como locales, o lo sucedido en la 2000-2001, cuando un tanto de Juan Carlos Rebollo sirvió para que la Balompédica eludiese, en la última jornada, el descenso a Tercera. Se impuso 1/0 en el Municipal al Écija Balompié del siempre añorado José Luis Montes.
En la 1989-90 la Balona -que encadenaba siete campañas en la categoría de bronce- había estado toda la temporada sin marcar fuera de casa hasta que en la jornada 35 hizo tres goles en Telde... y acabó perdiendo 4/3, con un penalti fallado por Currito Álvarez en el tiempo añadido y un gol materializado por los insulares cuando los visitantes hacían una piña para festejar el 1-2.
Casualidades de la vida, en la penúltima jornada, en un partido a cara o cruz, la Balompédica se ganó el derecho a depender de sí misma al vencer 2/0 al Badajoz.
El técnico pacense era el exbalono José María Martín Doblado (hoy presidente de la Federación Almeriense de Fútbol), que durante la semana barajó la posibilidad de no desplazarse. Fue recibido con una cariñosa ovación y afirmó al final que era "la derrota menos amarga" de su carrera.
Una semana después (27 de mayo de 1990) La Línea tomó Sanlúcar con el presidente local, Manolo Cabo, diciendo a boca llena que le agradaría que los linenses ganasen el partido.La realidad fue muy diferente, el Atleti (la leyenda dice que primado por el Estepona, que también peleaba por eludir el descenso), dirigido por un jovencísimo Pedro Buenaventura se empleó con extrema dureza y el triunfo albinegro (¡el primero a domicilio de toda la temporada!) alcanzó tintes casi heroicos, con un gol de Ahumada tras una asistencia de Antonio Pacheco.
No hubo paréntesis. La andadura 1990/91, también bajo la presidencia de Manolo Monteagud, devolvió al equipo linense a las angustias finales. Con el añorado Álvaro Rodríguez AlvaritoAlvarito al frente, empezó líder tras vencer al Ceuta (3/0). Una derrota una semana más tarde precisamente en El Palmar (el Sanluqueño, siempre el Sanluqueño) supuso para los muchos aficionados que se desplazaron un regreso a la cruda realidad.
Fue una de esas campañas de sinsabores, con Alvarito relevado durante exactamente dos meses para después regresar al cargo por un cuanto menos singular tándem Pacheco-Leblanc y con una última jornada de miedo. Por entonces no existía la mal llamada promoción y el peor 15º clasificado de los cuatro grupos se iba a Tercera.
La Balompédica ganó al Toledo y evitó el descenso en el Municipal, pero necesitó que no ganasen ninguno de los implicados en el grupo II para evitar despeñarse. Dos goles en el coeficiente general permitieron a los linenses alcanzasen su objetivo, aprovechándose, además de otros marcadores, de una derrota del Izarra, que ganaba en el minuto 89 de su partido.
Los futbolistas, que se habían marchado entre lágrimas a la caseta, siguieron el desenlace de los otros partidos por Radio-5, mientras los aficionados lo hacían en las gradas, a través de la megafonía. La plantilla tuvo que regresar al césped para compartir la explosión de alegría de su afición.
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