Balona: la SAD como garantía de futuro
Real Balompédica Linense
El club defiende la transformación como "único modo de garantizar" su estabilidad
La entidad sostiene que en el breve el CSD y LaLiga exigirán la conversión
Los 603.000 euros de deuda a Pandalone no servirán para cubrir el capital inicial
El presidente de la Real Balompédica Linense, Raffaele Pandalone, acabó entre martes entre aplausos que sonaban a refrendo a su proyecto, la comparecencia ante los aficionados para explicar los motivos que le llevan a proponer el próximo viernes a la asamblea de socios que el club inicie el proceso de conversión en Sociedad Anónima Deportiva (SAD).
El abogado Alejandro Zapata, que fue el encargado de dar la mayor parte de las explicaciones, dejó dos mensajes inequívocos. Por un lado que si la Balona no se transforma ahora en SAD tanto el Consejo Superior de Deportes como LaLiga acabarán exigiéndoselo más adelante. Por otro, que la SAD es la “única forma” de atraer inversores para hacer más grande el club “y para garantizar su estabilidad” no solo en el apartado económico, sino en el deportivo y social.
Lejos del ruido constante en las redes sociales de las últimas semanas, apenas medio centenar de personas compareció en el salón Cádiz del Palacio de Congresos de La Línea para conocer de primera mano las explicaciones sobre el proceso que quiere llevar a cabo la Balompédica.
En la mesa presidencial, el máximo responsable del club, Raffaele Pandalone, los directivos Mario Galán y Paco Gavilán, y el jurista Alejandro Zapata, que se definió como un especialista en los asuntos relacionados con los cambios en los clubes de fútbol, que bendijo el trabajo que se lleva a cabo en la institución linense en los dos últimos años.
En poco más de una hora y cuarto salpicada de preguntas, el club lanzó varios mensajes, encaminados sobre todo a acabar con las reticencias que puedan tener algunos socios a respaldar la nueva situación. El más insistente, que las transformaciones en SAD no tienen nada que ver con las que se llevaban a cabo en 2006 cuando el club la aprobó por primera vez, aunque sin llevarla a cabo. El CSD y LaLiga (que los ponentes vaticinan que acabará haciéndose también con el mando de la Segunda B) llevan a cabo controles rigurosos y periódicos para evitar desmanes. Quedarse fuera de ese marco supondría acabar relegada a la Tercera división.
Los presentes preguntaron por la defensa de nombre, colores y ubicación y aunque existe una posibilidad remota de que en el futuro una junta de accionistas pudiese proponerlo e incluso aceptarlo, en el marco legal actual es complicado que el CSD acceda a esa petición, porque contabiliza el arraigo de las sociedades deportivas en su entorno, lo que no sucede en otos países. De hecho, al Lorca ya se lo impidió.
Zapata explicó que desde que se aprueba el inicio de la conversión hasta que ésta finaliza la Balompédica tendrá que citar hasta tres veces a sus socios para ir aprobando pasos.
Igualmente, recalcó que los 603.000 euros que la Real Balompédica adeuda a Raffaele Pandalone no se convertirán en acciones en el primer paso, sino que una vez constituida en Sociedad Anónima habrá que llevar a cabo una posterior ampliación de capital. “No se pueden compensar deudas en el inicio del proceso, hay que cubrir el capital en efectivo”, dijo.
Asimismo, el letrado agregó que en su opinión la principal diferencia entre un club y una SAD está “en el apartado sentimental”.
Los responsables del club emplazaron a unos meses, una vez se lleve a cabo la auditoria, para conocer cuál será el capital social a cubrir y detallaron que primero podrán comprar las acciones (a un precio que fijará el CSD) los socios; en un segundo capítulo solo los socios que ya hayan adquirido alguna en la primera venta y por último saldrán al mercado libre hasta cubrir en su totalidad la cantidad señalada.
Pandalone defendió la honrades de su proyecto. “No es una obsesión que llegue la Sociedad Anónima, es más beneficiosa para la Balona que para mí”, sostuvo.
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