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La Balona, sin cuentas pendientes

Real Balompédica Linense

Este verano será el décimo sin peligro de descenso por impagos

En 2009 los albinegros estuvieron muy cerca de bajar dos categorías

La afición celebró el abono de 278.264 euros durante un amistoso en Palmones

Raffaele Pandalone (d) camina hacia la grada de Tribuna junto a Marc Juliá / Erasmo Fenoy
Rubén Almagro

15 de junio 2019 - 22:45

La Real Balompédica Linense disfrutará, un año más, de un verano sin sobresaltos en el apartado económico. La directiva que encabeza Raffaele Pandalone ha liquidado a los integrantes de la plantilla 2018-19 su última nómina en el transcurso de la semana, es decir, dentro de los plazos pactados. De esta forma no hay peligro de que existan denuncias ante la Comisión Mixta (Afe-Liga de Fútbol Profesional) puedan poner en peligro la permanencia del equipo de La Línea en Segunda división B por impagos.

La Balona ha sido un año más –y ya van diez– una entidad ejemplar en el apartado de los pagos. Las ocho primeras nóminas fueron abonadas incluso antes de la fecha pactada entre el club y los jugadores, entrenadores y empleados. Las dos últimas, en tiempo y forma. El máximo responsable de la entidad concede especial importancia a la tranquilidad de su vestuario y sabe que el cobro es parte fundamental del equilibrio por mucho que éste no haya existido en lo que a resultados se refiere en los tres últimos meses.

La Balona no ve en peligro su permanencia en las categorías en las que ha militado por cuestiones económicas desde el verano de 2009, justo después de un descenso.

“Durante las primeras horas del pasado viernes 31 de julio, la Real Balompédica se paseó por el alambre de un posible descenso a Primera Andaluza [no existía entonces la División de Honor] por impago de los 278.264 euros a los que había conseguido reducir la deuda de la temporada pasada, cifrada en principio en más de 400.000”, recordaba este diario al comienzo de la siguiente competición, que estuvo salpicada de buenos resultados.

Alfredo Gallardo, presidente de la Real Balompédica, llegó a Las Arenas de Palmones [ahora denominado Gabriel Clavijo, Javi] bien entrada la tarde del pasado 31 de julio. Regresaba, junto al gerente Mario Galán, de Madrid, donde había saldado la deuda que ponía en peligro la continuidad del equipo en Tercera, a la que se había visto abocada tras una triste campaña en Segunda B”, añadía la información.

“Su llegada convirtió el amistoso que los albinegros disputaban con los verderones en una mera anécdota para los que allí estaban presentes. La grada se convirtió en una fiesta. Una fiesta que apenas tres días más tarde desveló que se debía a la aportación económica de dos empresarios, el linense Manuel Gavira y el sevillano Luis Gil Moya, a los que había comprometido el concejal Manuel Aguilera”, en aquella etapa hombre fuerte en el gobierno local.

Una década después, como ha sucedido todos los años desde entonces, la preocupación de los balonos es la composición de la próxima plantilla. Muy buena señal.

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