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Nueva naviera en el Estrecho

La Balona con menos gol de los últimos 30 años

Real Balompédica Linense

Los albinegros llevan seis tantos en diez partidos, los mismos que en la 1990-91

En aquella andadura lograron la recordada permanencia ante el Toledo en la última jornada

Antonio Calderón: "La falta de gol nos penaliza"

Álvaro Rodríguez 'Alvarito', entrenador de la Balona en la campaña 1990-91
Rubén Almagro

25 de enero 2021 - 17:16

La Real Balompédica Linense está inmersa en su peor crisis goleadora desde la temporada 1990-91. No es una cuestión de opiniones. La Balona ha conseguido seis goles en sus primeras diez confrontaciones ligueras. Desde aquella andadura de hace ya la friolera de 30 años no presentaba un balance tan paupérrimo. El conjunto de La Línea alcanzó entonces una permanencia agónica en la última jornada, al vencer 3-1 al Toledo en el Municipal y beneficiarse de terceros resultados. No es, ni mucho menos, un antecedente esperanzador.

El entrenador de la Balona, Antonio Calderón, asumió este domingo, tras la derrota en Tamaraceite que a su equipo le está “penalizando la falta de gol”. No es que el técnico hiciese precisamente un gran descubrimiento, pero puso voz a un hecho que salta a la vista desde la pretemporada. Tanto que el club ha prescindido de dos de sus arietes[Javi Forján, cedido al Xerez Deportivo y Tato Díaz, que regresó a Italia para jugar en el Taranto] y uno de sus extremos [Peque, que recaló en el Linares] en el mercado de invierno y ha incorporado al banda Nacho Huertas y al centrodelantero Iván Martín, si bien éste está aún inédito por cuestiones burocráticas.

El hecho que es que el conjunto balono, anclado en puestos de descenso del subgrupo IV-A de Segunda B, ha anotado, en Liga, seis dianas en diez partidos (0, 6 por jornada), uno de ellos, contabilizado por el lanzamiento de penalti. Treinta temporadas hay que remontarse para un arranque tan pobre, según constata BalonaDatos. En aquella ocasión, por cierto, acabó la andadura con 39 goles (1,02).

En la 1990-91 el conjunto de La Línea militaba en el grupo III de la Segunda B. Inmersa en una de esas crisis económicas que, aunque ahora han pasado al olvido, acabaron por convertirse en costumbre, la Balona inició aquella andadura con un esperanzador 3/0 sobre la extinta AD Ceuta que no fue más que en un espejismo, como quedó demostrado el sábado siguiente en El Palmar de Sanlúcar, donde perdía 4-1 a manos del Atleti con una legión de linenses en las gradas.

Unos meses después los dirigentes destituyeron a su entrenador, el ya fallecido Álvaro Rodríguez AlvaritoAlvarito -quien incluso había sufrido una crisis cardiaca durante un encuentro copero- al que devolvieron más tarde a su puesto los integrantes de otra junta directiva, que a su vez obligó a cesar en sus funciones al tándem Carlos Pacheco-Leblanc.

Lo cierto es que la Balompédica entró en el último mes prácticamente descendida después de un cúmulo de graves lesiones (Arreitu, Mancilla, Cabrera, el exbarcelonista Lucendo...).

En aquel último mes los balonos empezaron por dar un paso de gigante al ganar en un destierro multitudinario -la afición, la ahora tan añorada afición- en Manilva al Sevilla B de José Ángel Moreno con goles de Tomi y Eguileor.

Una semanas después en un Insular de Las Palmas semidesierto los linenses se impusieron 0/1 al filial de la Unión Deportiva, al que mandaron a Tercera, con un gol de Chema Serna y eso les permitió afrontar la última jornada con unas posibilidades matemáticas que pasaba por un combinación realmente rocambolesca entre nada menos que siete resultados, uno de los cuales era la inexcusable victoria sobre el Toledo.

En aquella semana se descubrió que el llorado Juan Gómez Juanito estaba jugando de manera irregular en Los Boliches de Fuengirola, pero la Federación sólo ordenó repetir un partido, en que le había enfrentado al Betis B, y fue varios meses después, sin que se alterase la historia ya consumada.

El formato de la competición en ese arranque de los novena implicaba que bajaban los cuatro últimos de cada grupo de Segunda B y el decimosexto clasificado con menos puntos. Por eso, la Balona necesitaba ganar al Toledo para mandar al rival de aquella tarde directamente a Tercera y, además, precisaba que los marcadores del Izarra, el Durango, el Lemona y el Binéfar le acompañaran.A priori se antojaba algo imposible.

Fue, sin duda, la tarde de la radio por excelencia en el estadio Municipal. Los albinegros vencieron 3-1 y los jugadores se agolparon en la caseta en torno a un pequeño receptor del utilero Antonio El Porrina. Durante un cuarto de hora el público escuchó a través de los altavoces del estadio la transmisión de Radio-5 en la que -algo que hoy con las redes sociales se antoja imposible- no se podían garantizar el resto de los marcadores, todos muy ajustados por otro lado.

A las 20:10 de aquel caluroso domingo José Manuel Fernández anunció que el sueño se había consumado. Los futbolistas, algunos ya desposeídos de camisetas y calzonas, volvieron al césped y se mezclaron entre lágrimas con los espectadores. Se habían dado todas esas combinaciones imposibles y la Balona seguía en Segunda B.

Aquella Balompédica de los Pablo, Ismael, José Manuel García, Ismael, Juan Arias, Da Silva, Eguileor, Francis, Julio Medina, Miguel Ángel, Torremocha, Felipe, Serna, Arreitu, Cabrera... que había pasado por una sospechosa epidemia que les hizo aplazar un partido y más tarde por movilizaciones de todo tipo nació huérfana de gol. Y algunos de esos nombres son recordados como grandes futbolistas. La actual, de momento, demuestra la misma falta de acierto de cara a puerta. Su afición confía en que enderece su marcha sin provocar tanto sufrimiento.

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