La Balona, de cabeza a la salvación
Real Balompédica - Betis Deportivo | La crónica
Los albinegros derrotan (1-0) a un Betis Deportivo paupérrimo con un gol Fran Morante
Los linenses se sitúan cuatro puntos por encima del descenso
Coulibaly, Koroma y Antoñito mejoran a los de casa tras un primer tiempo soporífero
Bien está lo que bien acaba. La Balona se agarra a la permanencia con un triunfo más efectivo que brillante. Bastante más. Los albinegros utilizaron otra vez un cabezazo de Fran Morante para salvar la papeleta de derrotar al peor Betis Deportivo que haya conocido el Municipal en su más de medio siglo de historia. Pero, por encima de los análisis, a estas alturas, con estas apreturas, lo único que cuenta es lo que dice la clasificación y el resultado aleja un poquito al equipo albinegro del pozo y le da oxígeno. Un arreón que la Balompédica protagonizó con el respaldo de un buen montón de gente que respondió a la campaña de todo a un euro.
El partido se había rodeado de un ambiente de gala al que acompañaba la presencia de auténticas leyendas de la centenaria escuadra albinegra: Argimiro Márquez -que fue objeto de un homenaje- Paquito... Y de hecho los diez-quince primero fueron esperanzadores, hasta con un par de disparos bienintencionados de por medio. No es que Marc Vidal tuviese que hacer una sola parada de mérito, pero había algo, entre otras cosas alguna intentona fallida, como casi siempre, de Gerard Oliva (lo suyo merece un análisis mucho más extenso)
Sin embargo fue intentar una chilena Leandro Martínez y toda la algarabía se acabó. Como si algún malaje hubiese pisado un cable. Los de casa, seguramente atenazados por esos grilletes invisibles que provoca el miedo cuando se sienten de cerca las cloacas de la clasificación, se mostraban planos. Estáticos. No había fútbol. Chironi estaba desaparecido y Leandro Martínez, incómodo en una demarcación que no es la suya.
Y claro, ante tanta generosidad, hasta este Betis Deportivo ya descendido fue capaz de tomar el control del juego y hacer sus pinitos. Es un gusto ver jugar a Fekir -cuyo hermano, Nabil, por cierto, siguió el desarrollo del juego desde el palco- y hasta sorprendía un poco ver el desmesurado interés de Abdoul Bandaogo. A ratos parecía que tuviese una cuenta pendiente con el equipo que le dio la oportunidad de venir a España. De los otros ocho jugadores de campo, casi que no hubo noticias.
Después de dos llegadas -llegadas, que no ocasiones- el filial verdiblanco tuvo una que metió el corazón en un puño a los balonos. Moha se escabulló y lanzó raso y cruzado con mucha mala leche. El balón se fue muy cerquita del marco en medio de un suspiro de alivio generalizado.
Tras el descanso, como en Alcoy, otra vez el carrusel de cambios. Solo que esta vez sí que dieron resultados. Koroma aportó chispa, Coulibaly presencia y Antoñito sentido común. Y la Balona dio un pasito adelante. Un pasito, que tampoco es que aquello fuese una maravilla.
Como en el primer tiempo era la Balona la que llegaba. Llegaba, porque entre los tres palos poco o nada. Hasta que en el 72' y en el rechace de un córner Antoñito la puso donde la ponen los que saben de este oficio y surgió, como tantas otras veces, la cabeza de Fran Morante para superar a todos que estaban en el área y hacer el 1-0. Un gol que tal y como están las cosas puede valer su peso en oro.
El filial del Betis buscó la defensa de tres y poblar el centro del campo para intentar emular el Barça B hace quince días. Pero esta vez Alberto Monteagudo anduvo rápido, igualó con Sergi Monteverde y la Balona tuvo el 2-0. Un balón que robó Antoñito y con el que Aly Coulibaly le ganó la espalda a la defensa, pero se cegó y tiró al muñeco, en vez de buscar a Koroma, que le levantaba las manos en el otro palo para solo empujarla.
En el descuento -alargado por el árbitro- un centro al área que defendía Nacho Miras hizo estirar el cuello con angustia a la hinchada local. Pero el Betis Deportivo casi despejó su propio ataque. Después el resoplido de satisfacción, los apalusos por el resultados y a mirar los móviles para hacer cuentas. Pero ojo, que jugando así y teniendo en cuenta la entidad de alguno de los rivales, igual va a haber que tirar de la calculadora para rato.
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