Querer no es poder (0-3)

Real Balompédica - San Fernando CD | La crónica

La Balompédica recibe un excesivo varapalo por su falta de acierto en ambas áreas

Borja López concede el primer gol y se autoexpulsa en el 67'

El San Fernando completa un partido redondo, con Perales y Biabiany sublimes

Ciolibaly y Koroma, con cara de preocupación mientras el San Fernando celebra el 0-3
Ciolibaly y Koroma, con cara de preocupación mientras el San Fernando celebra el 0-3 / Erasmo Fenoy
Rubén Almagro

12 de marzo 2022 - 20:11

Panorama feo, muy feo, para una Balona en la que cada jornada que pasa da más la sensación de no tener más cera que la que arde. No es un problema de actitud, porque el equipo de La Línea quiso ante el San Fernando. Es una cuestión de potencial. De hacer goles que es de lo que va esto del balompié, mientras que alguien no demuestre lo contrario. El conjunto isleño, enrachado, que cree en lo que hace, solventa sus crisis de juego con paradas de José Perales, acciones de un espectacular Jonathan Biabiany y goles. Los albinegros, una vez más, demostraron que son incapaces de acertar con el marco contrario, se autoexpulsan y cometen errores infantiles atrás. Es la diferencia entre dormir en puestos de play-off y ver cómo la distancia con el abismo se sigue reduciendo. La distancia entre un equipo que parece tocado por una varita y otro que no se encuentra a sí mismo.

Cualquier aficionado hubiese firmado al abandonar el Municipal que la victoria azulina era excesivamente cruel con una Balona que jugó con diez desde el minuto 67'. Y la verdad es que el partido no era de 0-3. Hasta el punto de que faltando diez minutillos el empate no parecía una utopía. Perales andaba sosteniendo a su equipo con varias paradas de mérito y los de casa se negaban a rendirse. Pero también es cierto que si se repasa el minuto del partido no es de justicia echar en el olvido que los de la Isla marraron una pena máxima lanzada por Francis Ferrón y que ya antes Nico Delmonte había sacado sobre la misma línea de gol un remate del algecireño.

El fútbol, que es tan dado a las autopsias cognitivas es, la más de las veces, mucho más sencillo. Es un deporte en el que gana el que manda en las áreas. Y eso fue lo que sucedió en este derbi provincial. El San Fernando, que juega con la paciencia propia de quien sabe que más pronto que tarde dará el zarpazo, dominó en la suya (bueno dominó Perales) y en la de la Balona. Hasta seis ocasiones tuvo el equipo de La Línea, pero de esas de verdad, no de las que suelen contabilizar los entrenadores. Y ni por esas. José Perales se hacía enorme unas veces y otras, la portería muy pequeñita. Por el contrario, los azulinos rentabilizaron la mitad de las que gestaron. Victoria por KO técnico. Da igual lo que hubiesen dicho las cartulinas de los hipotéticos jueces en caso de un también supuesto empate. Lo que cuenta, y cuenta mucho para la clasificación, es que la Balompédica acabó sobre la lona. Que el San Fernando no es el mejor viajero del grupo porque le haya tocado en alguna tómbola.

Monteagudo, al que le han bastado tres semanas para darse cuenta de que arriba no hay nada que rascar, formó un once sin nueve. Y no le fue mal. Con tres en el centro el partido no solo era equilibrado, sino que incluso a los de blanco y negro les daba para llegar. Coulibaly (25') lo intentó con una media rosca desde la frontal, pero empezó el festival del meta visitante. Cuatro después Antoñito remató demasiado forzado en el segundo palo y el balón se fue a una cuarta del marco.

Y entonces apareció el San Fernando, al que hasta entonces casi todas sus acciones ofensivas le habían sido penalizadas con fuera de juego. Pero le da igual, no necesita mucho. Administra sus balas, porque sabe que llevan pólvora. Una pérdida de Borja López en la salida del balón, un robo de Francis Ferrón, un pase a Biabiany... y gol. Que si, que la Balona había jugado un buen primer tiempo, pero el que se iba por delante al descanso era el conjunto forastero.

Tras el descanso el San Fernando tuvo el tiro de gracia un par de veces. La más clara, un balón que sacó Nico Delmonte bajo palos tras un remate de Francis Ferrón. Pero la tormenta pasó y los de casa volvieron a intentarlo. Porque esta vez no fue un problema de indolencia, que no se sabe si es mejor o peor, porque la conclusión a la que se llega es dolorosa. Connor se presentó en el área pero en el uno contra uno con el meta del San Fernando demostró que no es atacante. Tiró al muñeco.

Después de eso en apenas un minuto cambió todo. En el 66' Perales no se conformó con hacer otra gran parada. Hizo dos. Primero a Coulibaly y después, al canterano Manu Toledano, que había entrado como primera opción de nueve en un claro, clarísimo mensaje, a Gerard Oliva e Iván Martín por parte del entrenador. No estuvo mal el chaval. Un pelín aceleradillo, pero eso es lógico.

En el córner consiguiente a esa doble acción de Perales, Borja López no tuvo nada mejor que hacer que rematar con la mano en un acto tan instintivo como poco solidario. Dejó a la Balona con diez. Herida de muerte.

Los locales se desquiciaron y a renglón seguido Samanes cometió un penalti de libro sobre Biabiany. Lanzó el exbalono Francis Ferrón y paró bien, muy bien, Varo.

Por un momento la sensación de que sería el punto de inflexión, de que podría haber remontada heroica con uno menos, se paseó por el Municipal. Sobre todo porque la gente quería creerlo. Y para acrecentarla Koroma estuvo a punto de marcar en el 76'. Pero era un espejismo. El San Fernando es mucho San Fernando y en el 84 después de una asistencia espectacular de Bicho, Pedro Benito fusiló y el telón comenzó a caer.

El resto sobró. Como sobró (se entiende que para los de casa) el tercer gol visitante, ya con el tiempo cumplido y con los aficionados marchándose cariacontecidos del estadio. No merecía la Balona, siquiera por el orgullo demostrado, una derrota tan abultada.

La jornada 27 deja a la Balompédica con una exigua renta de tres puntos sobre el descenso. Que igual a comienzos de temporada lo hubiesen firmado muchos de los hinchas que de verdad saben de esto y que no se dejan llevar por cantos de sirena. Pero el problema no está ahí. Lo doloroso es que esta Balona ha ganado un partido de diez. Y que ahora, con lo más complicado de la temporada por venir, o unos pocos dan un paso adelante o habrá que empezar a rebuscar en los cajones la calculadora y el rosario.

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