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(0-1) Bienvenido, míster Calderón

San Fernando CD - Real Balompédica | La crónica

La Balompédica vence en San Fernando en el debut del técnico gaditano

Los linenses se adelantan en el 6' gracias a Tomás y Javi Montoya les sujeta después

Los albinegros, con mucho músculo, ofrecen una imagen sólida y solidaria

Jugadores de la Balona se felicitan tras el tanto que les dio el triunfo en San Fernando / Román Ríos
Rubén Almagro

21 de diciembre 2019 - 22:06

Míster nuevo, vida nueva. Antonio Calderón no pudo debutar con mejor pie en la Real Balompédica Linense. El equipo albinegro estrenó preparador con una victoria de mérito en el siempre complicado Iberoamericano de San Fernando, que cada vez está más claro que es como su segunda casa.

Los albinegros se adaptaron muy bien a un encuentro complicado, leyeron el desarrollo del juego con acierto y tuvieron los necesarios golpes de suerte que se le venían negando de forma repetitiva en jornadas precedentes. Porque así es este negocio. Un gol de Tomás en el minuto seis, tras una jugada ensayada, un orden exquisito sumado a mucho sacrificio y más de una mano salvadora de un Javi Montoya, que recuperó su mejor versión, se tradujeron en un triunfo que devuelve la calma antes del parón navideño.

La Balona hizo bueno ese dicho, que casi nunca se cumple, de que a entrenador nuevo victoria segura. El equipo de La Línea supo bucear en la ansiedad de un San Fernando al que le tiemblan las piernas porque está inmerso en una de esas rachas que llevan a los equipos a perder su identidad y a atomatarse a poco que le llegan las adversidades.

Lo curioso del caso es que fueron los azulinos los que salieron más fuertes. A los dos minutos una medio chilena del incombustible Pedro Ríos por poco provoca un lío.

Pero como esto del fútbol es como es, la Balona, que enlazaba tres partidos sin marcar, en su primer acercamiento a puerta se puso por delante. En una de esas jugadas de laboratorio que se prepararon durante la semana. Córner ejecutado con acierto por Tito Malagón y espectacular remate de Tomás Sánchez y además en una posición acrobática. Un toque más de delantero que de otra cosa. Y el balón se fue a la escuadra.

La ventaja en el tanteador dio más razón si cabe al primer proyecto del nuevo míster. La Balompédica necesitaba de músculo para que un rival que tiene mucha calidad no encontrase continuidad en su juego. Y la presencia de Albisua –que se reivindicó– y Bandaogo en el pivote le dotaban de todo el que precisaba.

El equipo de La Línea no cometió el error de parapetarse atrás. Mantuvo la presión alta para evitar que el enemigo estuviese constantemente merodeando por su área, consciente de que eso era darle mucha ventaja al San Fernando, que aunque no lo parezca, tiene mucha pólvora.

Incluso así el equipo de casa tuvo dos antes del intermedio. La primera en el 12’ en un centro de Pedro Ríos desde la línea de fondo que se envenenó pero que encontró una certera réplica de Javi Montoya. La segunda en el 37’. Hugo Rodríguez se fue de Álvaro Vega y estampó un pepinazo al que replicó el portero riojano, con un paradón... y la inestimable ayuda del larguero.

Tras el descanso la Balona fue de menos a más. Hizo otras dos concesiones nada más comenzar. En el 48’ el peligro llegó por medio de Hugo Rodríguez y en el 57’ en una falta botada por Pedro Ríos. Las dos podrían haber acabado en gol de no haber mediado... Javi Montoya.

Los dos sustos alertaron a los visitantes, que no es que hubiesen bajado la intensidad, pero sí se habían desajustado un poco en las marcas. Calderón mandó un mensaje inequívoco dando entrada a Dopi en el lugar de Tito Malagón: nada de encerrarse o el gol acabaría llegando.

El rearme surtió efecto. La Balona volvió a cortocircuitar a un contrincante al que cada vez le costaba más enlazar acciones. Los defensas se adelantaban a cualquier intentona de los atacantes y ni los relevos daban resultado a un San Fernando que se percibe ansioso. A diez del final pudo [y debió] llegar la sentencia. Bandaogo dejó a Dopi solo mano a mano con Rubén Gálvez pero su disparo se marchó fuera.

Lo que restaba de encuentro, casi un cuarto de hora con el tiempo añadido, fue ejemplar por parte de los de La Línea. Sacrificio y más sacrificio. Orden y más orden. Oficio y más oficio. Apenas un lanzamiento desde la frontal de los isleños, por medio de David Toro.

El pitido final allana el camino a Calderón y convida a los balonos, tras semanas convulsas, a una Navidad serena. La primera entrega invita al optimismo. No es que el míster traiga una varita mágica, porque eso no existe, pero lo que ha hecho en cuatro días lo ha hecho muy bien. A la vista está.

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