La Balona prolonga su idilio con el debut liguero (1-0)
Real Balompédica - Atlético Antoniano | La crónica
Los linenses logran un sacrificado triunfo sobre el Antoniano y enlaza ocho años sin perder en el estreno
Jack Harper anota, de penalti (45'), el tanto de la victoria local
La afición se matrimonia con su equipo y entierra el hacha de guerra de la pasada andadura
La Balona arranca la temporada con victoria (1-0)
La Real Balompédica Linense renueva sus votos con el estreno liguero. Ocho temporadas sin perder en la primera jornada. Más de 25 sin hacerlo en casa en el estreno. Los albinegros se impusieron, no sin sufrir, al Atlético Antoniano en su segundo arranque en Segunda Federación. Al equipo de casa se le ven las costuras que ha dejado una pretemporada salpicada más que baches, de socavones. Unos obstáculos que incluso tuvieron su reflejo en el primer once. Pero ante toda adversidad la Balompédica se mostró como un equipo compacto, solidario y generoso en el esfuerzo. Hasta donde le llegaron las fuerzas. En el segundo tiempo, cuando flaqueron las piernas, los de casa pusieron orden para frenar los intentos (solo intentos) de someterla por parte de un Antoniano que se ve que tiene mucho, muchísimo trabajo detrás, pero que arriba tiene menos peligro que un emblanco. Algo de mérito tuvieron en esa sensación los dos centrales de la Balona, Sergio Chica y Fran Moreno, que se constutuyeron en comandanes del juego aéreo.
El Ciudad de La Línea se estrenó con un triunfo en competición oficial. Y, lo que igual es hasta más importante, con un ambiente sano e ilusionado que tanto contrasta con lo vivido en la andadura pasada. Y ojo que eso también suma. Y mucho. Tanto como pesó lo contrario en la andadura precedente. De paso, el último guiño a Ángel Serrano, que alguna culpa tuvo de que este club haya llegado hasta aquí, fue una victoria, que tampoco está mal.
El equipo puso de su parte. No en lo futbolístico, porque hay que asumir que el espectáculo no fue para tirar cohetes, pero sí en la intención de hacer las cosas bien, en la perseverancia que es lo que esa grada (bueno, mejor dicho, la de antes, la del Municipal) había exigido siempre a sus futbolistas. Por la Recia te conocen... ya se sabe.
La Balona fue mejor en el primer periodo. Pero le faltaba algo. O mejor dicho, alguien. La ausencia de Álex Hernández en el mediocentro dejó a los de casa huérfanos de esa batuta que debe conducir su musicalidad. Y José Antonio dio la sensación de setirse encorsetado ahí en el medio. Como si el cuerpo le pidiese estar más arriba. Tanto que a veces Alberto Martín, además de proporcionar equilibrio, era el que movía el esférico. Los extremos (João Pedro y el algecireño Alberto Fuentes) no se proyectaban y si la Balona creó alguna zozobra por banda en el rival fue por las internadas del lateral diestro David Hernández, el más perseverate.
El partido era empalagoso. Jugado bajo un calor molesto. Pegajoso. Muchas imprecisiones, pero siempre dando la sensación de que el conjunto de Miguel Rivera era mejor. Mejor no porque hiciese un fútbol exquisito (que no) sino porque se desgastó de una forma encomiable y porque se movió con un orden espartano. Eso tan de moda en todos los órdenes de la vida de hacer de la necesidad, virtud.
La grada aprobaba con aplausos el esfuerzo de los suyos, por mucho que no llegase la ocasión. Hasta que al filo del descanso un pelotazo largo precisamente de José Antonio permitió a Fran Carbiá (siempre Fran Carbià) colarse entre los dos centrales. Fromsa emborronó un partido estupendo llevándose por delante al mediapunta balono, que puso de manifiesto su infinita inteligencia tenidéndole una trampa para que eso sucediese. El incuestionable penalti lo transformó Jack Harper lanzando al lado contrario al que se tiró Diego Barrios, por el que se decantó Diego Galiano en detrimento del exbalono Rodri Gea.
La segunda parte, diferente
Los clásicos no hubiesen dejado la oportunidad de escribir aquello de un partido con dos mirades muy diferentes. Y esta vez no les hubiese faltado razón. Tras el intermedio a la Balona le comenzaron a pasar factura el generosísimo esfuerzo de los primeros 45 minutos, el calor y las secuelas de un verano accidentado.
Los albinegros se fueron apagando poco a poco y sabedores de que con la ventaja no había que ir a la pelea cuerpo a cuerpo, se refugiaron en su mitad del campo. Sabia decisión. Aferrándose a lo estricto es correcto decir que el conjunto de Lebrija dominó. Pero era un dominio controlado, sin apenas sobresaltos.
A falta de fuerzas los de casa pusieron un orden riguroso para frenar a un rival que arriba quitando cuatro cositas (pero eso, cuatro cositas), de Ayán, João Paulo y Jaime solo creó una sola oportunidad. Estuvo en los pies de este último, que se plantó en el área y disparó en una situación de clara ventaja, pero su lanzamiento se marchó alto.
Era el 54' y la acción sirvió de aviso a navengates. El equipo de Miguel Rivera se conjuró y no hizo más concesiones. Álex Lázaro se mostró solvente siempre, pero paradas, de esas que se subrayan en la libreta, no necesitó hacer ninguna. Los locales propiciaron un desajuste en el 62', pero un buen centro al segundo palo no encontró rematador.
Los cambios aportaron aire a una Balona que se quedaba sin fuelle. Y fue una acción individual de Adri Carrasco (cuya suplencia como poco sorprende, teniendo en cuenta los problemas que tuvo su equipo para aprovechar los costados) la que acabó con el temido pase de la muerte. João Pedro, tan discreto como generoso en el esfuerzo, remató hasta bien, pero mejor estuvo aún Diego Barrios, que evitó un gol cantado.
La prolongación se hizo interminable. El Antoniano no sabía cómo y la Balona pedía la hora como un boxeador que se sabe ganador a los puntos pero que teme que el rival le suelte un crochet de izquierda y acabe por estropearle una victoria cierta. Sin alardes, pero merecida.
La explosión de júbilo final, empezando por la del propio entrenador, demuestra por un lado que hubo momentos en la grada no las tenía todas consigo y por otro la gente está por la labor esta temporada. Buen está lo que bien... empieza. Sobre todo porque esta Balona, que aún tiene que madurar, tiene mucho margen de mejora. El tiempo dará o quitará razones.
Ficha técnica
Real Balompédica (1): Álex Lázaro; David Hernández, Sergio Chica, Fran Moreno, Connor Ruane (Fran Serrano, 87'); Alberto Fuentes, Alberto Martín, José Antonio (Carlos Cano, 75'), João Pedro; Fran Carbiá (Adri Carrasco, 75') y Jack Harper (David Pecellín, 81').
Atlético Antoniano (0): Diego Barrios; Néstor (Guille Campos, 81'), Guti (Juanfran, 88'), Fromsa, Álvaro Caro; Javi Rodríguez (Borja Jiménez, 69'), João Paulo (Mike Cevalllos, 69'), Jaime, Ayán; Baeza (Nacho, 88') y Óscar.
Árbitro: Pablo Asensio Pérez, de Burguillos del Cerro (Badajoz). Otra vez sobresaliente, con maneras de árbitro con futuro.
Tarjetas: Amarillas a los locales Conor Ruane (22') y Fran Serrano (93') y a los visitantes João Paulo (31') y Fromza (44').
Gol: 1-0, Jack Harper al tranformar un penalti (45')
Incidencias: Encuentro de la primera jornada del grupo IV de la Segunda Federación, disputado en el Ciudad de La Línea, al que acudieron 1.758 espectadores. Antes del arranque jugadores y público guardaron un emotivo minuto de silencio en memoria del expresidente balono Ángel Serrano y de Araceli Gascón, madre de José Manuel Gil, jefe de los servicios médicos del conjunto local, recientemente fallecidos.
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