(1-1) Menos es nada
Real Balompédica Linense - Juventud de Torremolinos | La crónica
La Balona se sobrepone a sus nueve bajas y rescata un empate ante el Juventud de Torremolinos en el 94'
El gol de Adri Carrasco saca a los linenses del farolillo rojo y supone el primer punto de Javi Moreno
Los albinegros vuelven a encajar un tanto en un córner... clavado al que ya le costó un gol ante el Don Benito
Búscate en el Ciudad de La Línea durante el Balona-Juventud de Torremolinos
Estaba tan cerca la nada absoluta, la continuidad en el farolillo rojo, la mirada al abismo, que un mísero empate en casa al Juventud de Torremolinosno suena ni malo. La Balompédica se sobrepuso a sus nueve bajas, a comparecer a un partido casi sin banquillo (no por el nivel de los chavales, sino por lo que encorseta en esos casos la reglamentación) y por lo menos sumó. El primer punto de Javi Moreno desde su llegada al cargo. Un puntito que al menos sirve para que los albinegros abandonen el farolillo rojo y avancen dos puestos en esta maldita clasificación del grupo IV de la Segunda Federación Tampoco es que sea un logro, pero tiene, para la caseta y para su hinchada, un valor psicológico. Y además el equipo de La Línea se mantiene a cuatro puntos de las plazas de salvación, que es una distancia que sería muy peligroso que se siguiese agrandando.
Si no hubiese circunstancias atenuantes (nueve en forma de bajas) seguramente la valoración del Balona-Juventud de Torremolinos sería muy diferente. Volverían a aparecer las palabras fracaso, vergüenza… pero cualquier equipo que tiene problemas hasta para entrenar con nivel merece un poquito de oxígeno desde fuera. Sin que el partido fuese para verlo repetido de madrugada como las peleas de Topuria, al menos la Balompédica no se borró del campo como en Estepona. Que este equipo no tiene fútbol (esté el que esté) no es un secreto. Pero si gana balones divididos, si presente batalla, si se sobrepone a esos grilletes que atenazan cuando uno se anda paseando por las cloacas de la clasificación… pues ya es algo. Una pena contentarse con tan poco, pero es lo que hay. Sobre todo cuando lo que hay son una pila de chiquillos en el banquillo y un equipo hecho con lo que hay. Porque literalmente no hay más.
En la primera mitad la escuadra albinegra llevó hasta la iniciativa. Y se presentó en el área rival con intención. Hasta reclamó un penalti en el 16’ que, para ser justos, no pareció serlo y que le costó una amarilla aJoão Pedro porque el árbitro interpretó que trataba de engañarle. Ocasiones, lo que se dice ocasiones, no hubo. Pero era un partido digno para un equipo que teniendo en cuenta que su entrenador seguía el partido desde la grada llevó al extremo el término diezmado (diez).
El Juventud de Torremolinos, al que Antonio Calderón está exprimiendo porque tiene lo que tiene, no era capaz de enlazar una acción para siquiera asomarse a las inmediaciones de Álex Lázaro. Hasta que en el 43’ Fran Castillo avisaba de sus aviesas intenciones con un remate con rosca en un lanzamiento de falta que necesitó una certera réplica del cancerbero albinegro para evitar males mayores.
No hay desplome físico
Tras el descanso el partido se hizo más complicaito de digerir. Daba la sensación de que en su fuero interno unos y otros tampoco le hacían mucho asco al empate. Y ojo que -como hay empeño en buscar cosas positivas- esta vez el equipo no se desfondó. Se va notando la mano de Javi Flores, que ya resucitó al plantel hace dos años, cuando fue destituido Alberto Monteagudo. Esta vez llegaron las fuerzas hasta para empatar en el añadido, mire usted por donde.
En el 58’ el míster albinegro, desde la cabina a la que le había relegado el último coletazo de su sanción, tomó una decisión, como poco, difícil de compartir. Que seguro que el hombre tiene sus motivos. Pero con lo que tenía para estar partido quitar a Harper... porque no solo fue prescindir del nueve (también quitó a Pecellín, pero andaba pidiendo a gritos salir del campo), fue mandar a jugar por dentro a Adri Carrasco y João Pedro para dejar las bandas a los niños. Es como si el equipo se quedase huérfano de referente.
Y justo cuando los relevados estaban tomando sitio en el banquillo, llegó el minuto 61’… y un córner. De verdad, palabrita, otra córner. El mismito (pero clavado) que le sirvió al Don Benito hace un poco más de un mes para anotar en ese mismo escenario. Se ve que el cuco de Antonio Calderón lo había estudiado. Eso no quita que marcase viniendo desde atrás Fran Castillo -que difícilmente hubiese aspirado a jugar al baloncesto- y que la acción sea para multar a la mitad (¿solo a la mitad?) de los que estaban defendiendo. Bueno... defendiendo.
Con el 0-1 llegaron las prisas. Y los reproches de una grada que hasta entonces estaba mostrándose generosa. Nada nuevo. “Directiva dimisión” y “Mario vete ya”.
Y en el desenlace llegó la enésima demostración de que el Dios del fútbol también escribe con renglones torcidos. Con unos malabares que a este ritmo van a llevar a más de cuatro a la UCI del ahora Hospital Universitario de La Línea. En el 92’ pareció llegar la sentencia. Pero Ángel García que llevaba en el campo nada y menos no llegó por milímetros a un balón suelto que solo hubiese tenido que empujar a puerta vacía para hacer el 0-2.
Justo cuando ya parecía que la suerte estaba echada una falta lateral botada larga la devolvió con la cabeza Álex Hernández (que por cierto pareció hacerse daño) al borde del área pequeña y allí Adri Carrasco le pegó con toda la rabia del mundo e hizo el empate.
La celebración de Connor Ruane y Álex Lázaro, que literalmente se lanzaron al suelo como si festejasen una salvación, o de João Pedro fueron la escenificación de dos cosas: una de que en esa caseta hay gente sufriendo mucho más de lo que la mayoría imagina. Y otra, que estaban viendo el precipicio muy cerquita.
No es un punto para festejar con una buena cena. Pero viendo lo que pudo pasar algo es algo. A ver si empiezan a regresar gente desde la enfermería y la Balona encuentra la puerta de salida a una crisis que estuvo a puntito de escapársele de las manos y la que el fútbol le regaló en el 94' la oportunidad de seguir haciendo frente… al menos hasta el próximo domingo.
Ficha técnica
Real Balompédica (1): Álex Lázaro; Ale Palanca, Sergio Chica, Moha Hamdoune , Connor Ruane; Adri Carrasco, José Antonio González, Ale Hernández, João Pedro; Pecellín (Ale Cantera, 58’) y Jack Harper (Pepe Greciano, 58’)
Juventud de Torremolinos (1): Javi Cuenca, Edu López (Yacouba Dabo, 78’), Ismael Heredia, Javi Mérida, Álex Camacho, Akito Mukai (Miguel Pérez, 61’ -Osorio, 84’-), Fran Castillo, Cristóbal Peñarroya (Ángel García, 84’), Lesedi Alset, Sergio Díaz e Ibán Ribeiro (Fran Gallego, 78’).
Árbitro: Manuel Polaino Redondo, de Baza (Granada). Acertado.
Tarjetas: Amarillas a los locales João Pedro (36’), José Antonio González (38’), Pecellín (53’), Adri Carrasco (86’) y Ale Palanca (91’), así como a los visitantes Akito Mukai (19’), Fran Castillo (87’) y Alejandro Camacho (88’).
Goles: 0-1, Fran Castillo cabecea a la salida de un córner (69’). 1-1, Adri Carrasco empala cerca del área pequeña un balón prolongado por Ále Hernández (94’).
Incidencias: Encuentro de la novena jornada del grupo IV de la Segunda Federación, disputado en el Ciudad de La Línea. Asistieron al duelo 1.724 espectadores.
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