Los pecados capitales de la Balona
Real Balompédica Linense
Los linenses solo han marcado dos goles, ambos a balón parado, en tres jornadas
Los albinegros han recibido seis tantos, cinco de ellos, en la segunda mitad
Apenas seis equipos de la toda la categoría acreditan peores números en el apartado defensivo
La crónica: Amargo 'déjà vu' (0-2)
Los números, tantas veces denostados, ponen de manifiesto el pésimo arranque liguero que está protagonizando la Real Balompédica Linense, que, con tres puntos, ocupa puesto de descenso en el grupo IV de la Segunda Federación después de enlazar dos derrotas consecutivas. Entre otros datos relevantes que después de 270 minutos de competición, el conjunto de La Línea aún no ha sido capaz de hacer un gol precedido de una acción dinámica. Por otro lado, sólo seis equipos de los 90 que componen la cuarta categoría nacional han recibido más tantos que el que entrena Miguel Rivera.
La decepción se ha apoderado de la afición de la Balona después de la incontestable derrota de los suyos a manos del San Fernando (0-2) del domingo en el Ciudad de La Línea, hasta el punto de que ya hay quien incluso pide prematuras medidas extremas, que por supuesto no están en la agenda de la entidad que preside Andrés Roldán. El caso es que es fácil encontrar síntomas que ayuden a hacer un diagnóstico de los males de ese plantel que ha generado tanto desencanto en una grada que se había aferrado a la ilusión durante el verano.
El que más llama la atención es que los albinegros solo han marcado en dos ocasiones. Ambas en jugadas a balón parado. La primera, en la jornada inaugural, un penalti transformado por Jack Harper que se tradujo en la victoria local sobre el Antoniano. La segunda, al rematar David Hernández un córner botado por José Antonio, que adelantó a los albinegros en la visita al Almería B, que finalizó con el sonrojante (4-1).
Tampoco se puede hablar propiamente de falta de puntería. Más correcto sería emplear el término ausencia de llegada al área, de fútbol. Al repasar los tres encuentros apenas se encuentran cuatro como ocasiones/ocasiones malogradas. Una de João Pedro ante los de Lebrija. Una del propio jugador brasileño y otra de Fran Carbià en el anexo al UD Almería Stadium (justo cuando los visitantes ya ganaban 0-1) y la que abortó De la Calzada a David Hernández en el último compromiso.
Poco bagaje para un equipo que quiere estar arriba. Cierto es que los linenses echan en falta a su jugador con un perfil más creativo, Ale Hernández, inédito en competición por culpa de una lesión en el último amistoso de pretemporada. Tan cierto como que han sido incapaces de encontrar un antídoto a los efectos de esa baja y que su fútbol está falto de frescura. A ratos están a expensas de chispazos individuales como los que protagonizó Adri Carrasco en la jornada más reciente.
Esos dos goles a favor colocan a la Balompédica entre los equipos con menos puntería de toda la cuarta categoría nacional. Solo trece escuadras (es decir, el 10%) de las que militan en la misma han marcado en menos ocasiones, con mención expresa para Villanovense, Olot e Illescas, que aún no ha conseguido celebrar una diana.
En defensa, igual o peor
Si el balance ofensivo del bloque albinegro es decepcionante, el defensivo no es mucho más esperanzador. Álex Lázaro -que llega precedido de la condisión de Zamora del grupo V- dejó su marco a cero ante el Antoniano en el estreno liguero, pero es que el conjunto que entrena el exbalono Diego Galiano está entre los peores ataques de toda la división.
Los linenses han recibido seis goles en las dos últimas jornadas, demostrando una vulnerabilidad inesperada. Solo seis equipos (dos de ellos del grupo IV) han defendido peor en estas tres primeras jornadas. Apenas el 6,6%.
El peor de todos en ese apartado es el Andratx balear del grupo III, que después de, como la propia Balona, dejar la portería a cero en la primera jornada, lleva encajado ocho tantos (3+5) en los dos últimos partidos.
Y a vueltas con los bajones (ya sean psicológicos como defienden algunos o físicos) que el equipo experimenta después de los descansos, los números parecen avalar la tesis de que algo sucede. De las seis ocasiones en que la Balona ha visto vulnerada su portería, cinco han llegado en el transcurso de la segunda mitad. Y ojo, tres, es decir exactamente la mitad, en el tiempo añadido.
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