Balona: no es una derrota cualquiera

La goleada (4-1) encajada por la Real Balompédica Linense este domingo en Almería es la más amplia como visitante del equipo albinegro en dos años y cuatro meses (854 días). Los que habían transcurrido desde que el ocho de mayo de 2022 perdió 5-1 en el Nou Nou Estadi Costa Daurada a manos del Nàstic de Tarragona en Primera Federación. Desde entonces los de La Línea habían afrontado 37 partidos de competición oficial como visitantes (veinte en la tercera y 17 en la cuarta categoría nacional) sin mostrarse tan vulnerables. El curso pasado sí que perdieron 1-4 ante el Yeclano Deportivo en el entonces Municipal, pero, como es obvio, en esa contienda ejercían de locales.

La derrota cosechada por la Real Balompédica este domingo en Almería ante el filial de la Unión Deportiva (4-1), por cierto un recién ascendido, no solo ha supuesto un varapalo importate para una afición que después de dos años de infinito sufrimiento se había mostrado ansiosa por volver a ilusionarse, sino que la propia estadística se encarga de demostrar la gravedad del resultado protagonizado por el equipo que entrena Miguel Rivera. Un marcador en gran medida condicionado por el bajonazo físico que, como ya había sucedido en la primera jornada, experimentó el equipo a partir del minuto treinta, al que llegó con ventaja en el marcador.

La Balompédica -que esa misma andadura ya había perdido 7-1 en Andorra el cinco de diciembre de 2021-no encajaba cuatro goles en un desplazamiento desde que el ocho de mayo de 2002, en la recta final de aquella campaña inaugural en Primera Federación, cuando cayó 5-1 a manos del Nàstic de Tarragona ante 8.200 espectadores. Un tanteo que a falta de tres jornadas para la conclusión de la competición dejaba al equipo que entrena Alberto Monteagudo un solo punto por encima del descenso, que evitó con el celebrado triunfo (3-1) sobre el Andorra de la jornada de clausura.

“Siniestro total” tituló Europa Sur la crónica de aquel duelo en el que, decía el texto “los albinegros desaparecen del campo durante más de una hora” (¿les suena?). El argentino Nico Delmote, que literalmente le pegó una bofetada a un adversario, se autoexpulsó, quien sabe si como consecuencia de la impotencia, justo en el minuto 30, aunque ya para entonces los tarraconenses vencían 2-0. Los balonos permitieron a Dani Romera firmar un hat trick.

Técnicamente se podía decir que solo hay un superviviente de aquella derrota, el lateral zurdo de origen británico británico Connor Ruane, quien entró al campo tras el descanso. Pero hay un dato que no debe ser obviado, el ahora balono Fran Carbià jugó los últimos nueve minutos con el equipo de casa.

Paradójicamente en la campaña 2022-23, la que finalizó con el descenso en el Alfonso Murube de Ceuta, el equipo de La Línea no encajó nunca más de dos goles en un viaje. Es más, solo en dos ocasiones, y muy al comienzo del torneo y nada menos que ante Real Madrid Castilla y Deportivo de La Coruña, vio su portería profanada en dos oportunidades. Eso es una andadura en la que descendió y en la que militaba en una categoría superior, lo que pone de manifiesto la gravedad de lo sucedido este domingo en el anexo al UD Almería Stadium.

La pasada temporada, esa que todo el entorno recuerda como tan desastrosa, en la que la centenaria escuadra linense consiguió ni plaza en la Copa en esta misma Segunda Federación y siempre en referencia a los partidos como visitante, solo el Vélez a mediados de noviembre alcanzó a endosarle tres goles. Nunca los cuatro.

Bien es cierto que en casa sí que lo hizo, fue el 28 de enero del presente año. La Balompédica, entrenaba por Baldomero Hermoso Merecayó 1-4 a manos del Yeclano Deportivo, que ya ganaba 0-3 al descanso. Desde entonces y hasta este último domingo habían transcurrido siete meses y nueve días (224 días).