(0-0) Balona: con la muerte en los talones
Real Balompédica Linense - Linares Deportivo | La crónica
Los albinegros firman un insulso empate con el Linares que le deja en manos de un 'milagro' para evitar el descenso
La afición, agotada de tanto fracaso, despide con un silencio indolente, que esconde su frustración
Resultados, clasificación y resumen de la jornada 32 en el grupo IV de la Segunda Federación

La Real Balompédica firmó un insípido empate ante el Linares que, salvo milagro [deportivo y de cualquier otra índole] de dimensiones incalculables, le mandará antes o después al infierno de la Tercera Federación. La situación no es sólo extremadamente grave porque las matemáticas apenas dejan un resquicio, que por otro lado no hay que olvidar que lo dejan, porque la desventaja con el play-out es de cuatro puntos, con seis por jugarse. El problema real es que la lógica, las sensaciones, no conceden siquiera esa ranurita que sí que dejan los números para seguir soñando.
Lo peor de esta agónica bajada de telón es que se produce en medio de algo mucho más doloroso que una bronca acompañada de pañolada, que es lo que pega en estos casos. Las tablas de este penúltimo duelo del curso en el Ciudad de La Línea dejaron tras de sí un silencio sepulcral, apenas roto por cuatro silbidos y un grito desde la parte alta de Tribuna que sonaba a justificada pataleta. El resultado sembró el estadio de impotentes miradas perdidas de aficionados añejos que se preguntaban cómo ha podido llegar su Balona a esto. Una cuestión para la que no existe mente lúcida que tenga una respuesta medianamente convincente.
El partido fue una reposición [la enésima] de lo que ha sido este Calvario que la estadística recordará como temporada 2024/25. Una demostración supina de impotencia e incapacidad de un equipo tan indolente como amorfo. La prueba, si es que hace falta, de que por ese vestuario no corre sangre en blanco y negro -y de que por eso está llevando a la institución donde la está llevando- fue un detalle que puede parecer baladí pero que, al contrario, es muy significativo. Lo único bueno que dejó este simulacro de partido fue la espontánea y emotiva ovación con el que el público sustituyó el anunciado minuto de silencio en memoria de un presidente intachable como Andrés Tomé. Pues ni a uno solo de los componentes del banquillo le dio por aplaudir para acompañar a su hinchada. Como si no fuera con ellos. No hay más preguntas.
La Balona, que debía dar la sensación de que se estaba jugando la vida, se mostró una vez más (y van…) como un equipo sin guion y sin espíritu. Que no se sabe muy bien qué es peor. Ni un puñetero balón dividido, ni una triangulación. Nada con lo que engañar a una hinchada que estaba tan deseosa de aferrarse a las cuentas que en cuanto los suyos simulaban acercarse al marco contrario respondía con aplausos. Y después dicen los peloteros que están atenazados por la presión. Ya les vale.
La fría estadística dice que el equipo de Romerito (cero goles, un punto en cinco partidos) no lanzó una sola vez a puerta. Sí que tuvo una ocasión. Un buen centro de Carlos León que remató regulichi Dani Villa cuando, seguramente, tenía opciones de algo más. Un paupérrimo balance cuando no vale otra cosa que ganar.
La vista aérea del juego (por llamar aquello de alguna manera) deja muchas reflexiones y una de ellas es que si llega el momento de pedir cuentas, habrá que incluir en la lista a Javi Moreno. No tanto por lo que hiciese o dejase de hacer en su periodo como entrenador, que ésa es otra historia. Más bien por su manejo del mercado de invierno. El rendimiento de los que llegaron en enero con su sello de garantía rozaría lo circense si no fuese porque maldita la gracia que tiene y lo que ha supuesto para esta Balompédica.
Lo del mediocentro de esta Balona en este compromiso (y en tantos otros) fue de traca. Por un lado Álex Hernández fue un ejercicio continuo de negligencia. Perdió dos o tres balones en las cercanías de su propio área que bien le pudieron costar algún gol al equipo de casa. Su rendimiento justifica que cualquiera de los que defendimos con vehemencia la necesidad de su entrada en el once recibiésemos la citación de un juzgado de lo penal. Y lo de Toni Jou supera todo lo imaginable. El mallorquín puede tener la certeza absoluta de que si jugase con un reloj inteligente, éste jamás le tendrá que avisar porque el número de pulsaciones sobrepasa lo recomendable. Siempre que podía bajaba literalmente andando.
Y de ahí para arriba mejor no hablar. Carlos León está posiblemente jugando de prestado en esta paupérrima Segunda Federación, pero al menos presionó a ratos, intentó alguna finta. Algo. Pero Adri Carrasco… intentó provocar su expulsión poco antes del intermedio, al que había llegado sin ni siquiera romper a sudar. Dada la situación, que se antoja irreversible, si en la Balona quedase siquiera un poquito de eso que le faltó a la banca para aplaudir a Andrés Tomé lo mandaba este mismo lunes con un lacito para su casa. Porque una cosa es descender y otra, muy diferente, que quede la sensación de que quienes cobran religiosamente y portan la albinegra le están tomando el pelo al graderío. Por ahí, no.
Lo dicho, en estos noventa minutos con sabor a penitencia el Linares fue un poquito mejor, que tampoco era muy complicado. A cuentagotas, incluso lanzó alguna vez con peligro a la meta de Álex Lázaro, que volvió a ejercer de tuerto en el país de los ciegos Pero vaya, que visto lo visto, hizo bien el equipo jiennense en festejar hace dos semanas su permanencia. Porque por mucho que Pedro Díaz haya revertido la situación, no le da para más.
Por cierto, el árbitro almeriense Fernández Cintas no es que tenga nada contra la Balona, como se podía presumir de sus tres actuaciones precedentes. Sencillamente es que rematadamente incapaz. Como queda escrito, indultó a Adri Carrasco, que le pidió a gritos la expulsión con una entrada criminal por detrás a un compañero de profesión antes del descanso. Y luego expulsó en el 75’ a Fran Carbià por dos amarillas que no juntaban una amonestación.
En ese tramo final, con uno menos, Romerito acabó enfadando al público con unos cambios que sólo él debió comprender. Raro fue lo de meter a Carlos Cano por un atacante en el 81’ por mucho que el equipo estuviese con diez. Pero ya lo de meter a Pecellín en el 87’ como si esperase que apareciese el genio de la lámpara maravillosa…
“Ojalá hubiesen marcado ellos y ya nos hubiésemos quedado tranquilos”, espetó un hincha mientras dejaba con los ojos enrojecidos el estadio, al tiempo que Connor Ruane y Álex Lázaro cumplían con la costumbre de dar explicaciones a los hinchas del fondo sur. Como si el resto del estadio no las mereciese. “Yo ya no vengo el último partido ¿para qué?” le espetó otro. Los números obligan a mantener fuera del cajón el rosario y la calculadora, porque, está escrito, cosas más difíciles se han visto. Pero el fútbol da a entender que no hay resurrección que valga. Después quedará el duro trance de explicarles a los del palco infinito, ése al que acaba de llegar Andrés Tomé, qué ha sido de aquel club recio que dejaron en herencia.
Ficha técnica
Real Balompédica Linense (0): Álex Lázaro; David Hernández, Moha Hamdoune, Fran Moreno, Connor Ruane; Adri Carrasco (João Pedro 46’), Álex Hernández (David Pecellín, 87’), Toni Jou, Carlos León (Carlos Cano, 83’); Fran Carbià y Dani Villa (Jak Harper, 54’).
Linares Deportivo (0): Ernestas; Juanjo Mateo, Mauro, Rafa Ortiz, Gomis; Lado (Ismael Guti, 71’), Isra García (Álex Escardó, 61’), Isra Cano; Diego Talaverón (Conejero, 79’), Hugo Díaz y David Alfonso (Jorge Domínguez, 61’).
Árbitro: Francisco José Fernández Cintas (Almería), auxiliado en las bandas por Raúl Luján y Raimundo Sánchez. Malo hasta decir basta, y peor auxiliado. Perdonó la expulsión a Adri Carrasco y más tarde se excedió en la expulsión de Fran Carbiá por doble amarilla.
Tarjetas: Amarillas a los locales Adri Carrasco (43’), João Pedro (78’), Carlos Cano (90’) y, por partida doble, a Fran Carbià (69’ y 75’), por lo que fue expulsado. Por parte visitante vieron la cartulina Lado (29’) y Juanjo Mateo (42’).
Incidencias: Encuentro de la trigésimo segunda jornada en el grupo IV de la Segunda Federación, disputado, en horario matinal, en el Ciudad de La Línea. A pesar de la campaña de precios populares lanzada por la entidad, apenas acudieron al estadio 1.192 espectadores.
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