La decepción anual de la Balona en El Ejido (3-2)

CD El Ejido - Real Balompédica Linense | La crónica

La Balompédica indulta al rival en un primer tiempo en el que es muy superior y lo paga con la derrota

Tras el descanso los linenses cometen errores inhabituales en defensa que los celestes aprovechan al máximo

El albinegro Gastón Cellerino pugna bajo la lluvia con un rival.
El albinegro Gastón Cellerino pugna bajo la lluvia con un rival. / Rafa González
Rubén Almagro

01 de abril 2019 - 00:09

El puñetero teorema de la manta. La Balona, la solidez defensiva hecha equipo durante toda una temporada, desafía su falta de gol con dos tantos como visitante... y regresa de vacío. Los albinegros –que no recibían tres dianas desde el 23 de septiembre en Melilla– no es que se volviesen vulnerables atrás, porque tampoco es eso. Es que cometieron dos errores de bulto y un El Ejido que viene quejándose de su mala fortuna desde ni se sabe, conquistó tres goles que se transformaron en la primera derrota de la Balompédica después de cinco jornadas sin paladear ese amargo sabor. Y lo que más duele, en el primer triunfo del conjunto del Poniente almeriense tras quince duelos sin celebrarlo. Deja como cierto regusto a venganza [deportiva] de Manolo Ruiz.

Está escrito que el que perdona, lo paga. La Balona tuvo a su merced a un rival encogido por la necesidad en un primer tiempo en el que fue, sin necesidad de alardes, infinitamente mejor. No supo o no pudo rematarlo. Y después, aunque tiene entre sus virtudes controlar muy bien los tiempos, el partido se le fue de las manos y lo acabó pagando con una derrota por un gol de carambola cuando ya no había tiempo para más.

El Ejido, como era preceptivo en un conjunto que arrancaba con la soga al cuello, salió fuerte y la Balona, a la expectativa. En el minuto dos Tomás lo intentó con un golpe franco y en el cuatro Pierre se resbaló, perdió un balón y terminó derribando a Jordan dentro del área, pero el árbitro no se coscó.

Parecía que le costaba al equipo de Roger subirse al partido. Hasta que en el diez Tarsi Aguado caracoleó, se alió con David Moreno, éste con el propio Pierre, que centró bien... y mejor cabeceó Gastón, que se elevó un metro sobre el defensa y clavó el balón en la meta de Aulestia.

El gol, como tantas veces sucede en el fútbol, cambió el rumbo de los acontecimientos. La Balona se adueñó del juego y los celestes no pasaron hasta el descanso por el área rival ni para saludar a Javi Montoya.

De ese control nacieron dos ocasiones. Las dos que tuvo la Balona para asestar el golpe definitivo. Para que los del Poniente almeriense hubiesen tirado la toalla. En el 20’ la tuvo Juampe después de un magnífico pase a la espalda de Gastón. El tarifeño pecó de generoso y en vez de pegarle, buscó el pase de la muerte. Y lo único que encontró fue a un defensa enemigo.

Hubiese sido definitivo. Como letal pudo ser un centro de Gato al primer palo en el 43’ en el que el onmipresente punta argentino se adelantó a su par, pero el balón se fue contra la cara externa de la red.

El Ejido había salido airoso de un primer tiempo en el que se paseó por el alambre y volvió al césped para quemar las naves. Y la Balona, ésa hercúlea y seria de tantas semanas, lo hizo desconocida. Sería muy injusto después de lo de las últimas semanas escribir que echó en falta a Kibamba. Pero la realidad es que faltó la contundencia que el congoleño proporciona.

En el 70’ una jugada sin aparente peligro arrancó con un error de Joe que permitió a Ezequiel centrar al segundo palo, donde Álvaro González, extrañamente solo, empaló sin dar opción al guardavallas balono. Era el empate.

La Balompédica se tambaleó. Y tres más tarde otro de esos errores que casi no se habían visto en toda la temporada. Pierre jugó hacia atrás. Corto, muy corto. Carrasco medio se resbaló. Y entre los dos permitieron que Álvaro González, al que todavía le humeaba el arma del primer tanto, se fuese en velocidad y levantase el esférico con una vaselina sutil sobre el desguarnecido Montoya. En toda la temporada había tenido El Ejido más acierto con menos ocasiones.

Roger, con un cuarto de hora por delante, sacó a Buba. No había nada que perder. Y a los de casa le temblaron las piernas. No supieron jugar con el reloj. La Balona ganaba metros, como en el rugby. Hasta que en el 82’ Ahmed hizo auténtico jugadón, la puso en el borde del área pequeña en la cabeza de Gastón y éste no dio opción (2-2).

Daba la sensación de que unos y otros firmaban las tablas. De que aquello estaba visto para sentencia. Pero no era así. El Ejido mordía a la desesperada en busca de dos puntos de valor incalculable para la salvación. Así que el algecireño Tomás le pegó desde el borde del área. Un disparo de esos que no suelen crear problemas a Montoya, que se lanzó en su búsqueda. Pero topó en la espalda de Carrasco, que desvió la trayectoria y ajustició a su compañero (3-2).

La escuadra de La Línea tuvo aún una más. Otra vez Gastón, esta vez mano a mano con el veterano Aulestia. Pero como en aquella noche copera de 2014 –entonces enfundado en la camisola del Cádiz– apareció el meta y lo desbarató.

La Balona da un pasito atrás en sus aspiraciones coperas e incluso, quien sabe, dejó pasar su último billete para reingresar a la pelea por un sueño de mayores proporciones. Pero está claro que no se puede ganar siempre. Tan claro como que jugar en El Ejido no se le da nada bien últimamente.

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