(0-1) Lenta y angustiosa agonía
Real Balompédica Linense - Águilas FC | La crónica
La Balona suma ante el Águilas su quinta derrota en seis jornadas y se coloca a seis puntos de la permanencia directa
Los linenses, que continúan sin ganar en casa en 2025, ofrecen su enésimo ejercicio de impotencia
Resultados, clasificación y resumen de la jornada 29 en el grupo IV de la Segunda Federación

La Real Balompédica Linense va languideciendo como si estuviese bajo los efectos de una anestesia letal. El equipo de La Línea no firmó de purito milagro con su derrota ante el Águilas (0-1) el adiós de facto a la Segunda Federación. Porque fue un milagro que el Don Benito ganase, después de toda una vuelta, en San Fernando y los albinegros sigan estando a tres (que en realidad son cuatro) puntos de la plaza de promoción. Cinco derrotas en seis jornadas, con un mísero puntos en ese periodo, y la incapacidad para ganar en casa en los tres primeros meses de 2025 dejan la amarga sensación de que la suerte está echada. En lunes tocará convencerse de lo contrario, porque no queda otra. Pero las caras de los balonos recalcitrantes cuando abandonaban el Ciudad de La Línea era la de una afición que se ha cansado y ha renunciado a creer. Y es que visto lo visto, seguir haciendo cábalas no es un acto de fe, en propio de una locura transitoria que únicamente tiene cabida si se siente en blanco y negro.
Otra derrota. Otro golpe de realidad en la zona de flotación. Un marcador que invita a ir asumiendo que la permanencia directa (a seis puntos que son siete) ya es una quimera, porque el Xerez DFC de Antonio Fernández Rivadulla le está poniendo lo que falta en este bando. Aunque ya se sabe que en el fútbol puede pasar casi de todo. Lo de esta jornada 29 no fue otra cosa que una demostración de impotencia supina de principio a fin de una plantilla que fue construida para jugar el play-off. Un nada absoluto.
La Línea quiso creer y demostró una vez más su fidelidad por su Balona. Cerca de tres mil almas para ver a un equipo que no gana en casa desde mediados de diciembre. Pero por muchas campañas que lleve a cabo el club, por mucho que el hincha cabal haga de tripas corazón, de donde no hay no se puede sacar. Y, no puede ser todo culpa de los entrenadores, es que no hay.
El Águilas, que venía reventado después de su intenso partido del miércoles, fue mejor desde el comienzo. Ni eso supo aprovechar la Balompédica. Seguro que Romerito tiene mil y una razones para todas y cada una de sus decisiones, porque es el primero que se está jugando su futuro, pero que en esta escuadra huérfana de fútbol hasta decir basta no esté Álex Hernández ni en la convocatoria suena a que hay trasfondo. Que sí, que no es Pedri, pero es el tuerto en el país de los ciegos. En el apartado futbolístico se entiende, el tuerto en el planeta de los invidentes totales.
El conjunto murciano, que rotó, no acusó la falta de piernas. Y en los diez primeros minutos ya había avisado dos o tres veces. La Balona no tenía iniciativa, ni presencia, ni pundonor… no daba nunca la sensación de estar jugándose la vida. Se ve que el recién llegado coach motivacional no ha dado aún con la tecla. David Hernández seguía en ese extraño empeño en protagonizar cada jornada una actuación peor a la anterior, lo que tampoco es fácil. Los centrales eran un manojo de nervios. Y de ahí para adelante, una especie de agujero negro.
Los linenses apenas se pueden agarrar a que el árbitro medio indultó al forastero Joel Rodríguez a la media hora de partido. Le pareció al trencilla toledano que era mucho enviar a un tío a la caseta por dos entraditas. Que no lo pone en ningún sitio del reglamento, pero es lo que piensa todo bicho futbolístico viviente … excepto cuando acontece con un rival.
En el último ratito y merced sobre todo a dos o tres cosillas de Carlos León, que esta vez sí parecía querer, el área del Águilas supo de la Balona. Por cierto, a David Hernández le ha salido un rival en lo que a aportación negativa se refiere: Adri Carrasco, que lo último bueno que hizo por esta centenaria Balona que se va a pique fue anotar el gol del empate al Juventud de Torremolinos. Y aquello fue a finales de octubre.
El descanso llegó después de dos lanzamientos del propio Carlos León y de João Pedro, pero no eran más que espejismos de un equipo desprovisto de todas sus señas de identidad. Si en el Palco Infinito siguen mirando a esta Balona desde arriba, que seguro que sí, sus inquilinos se estarán preguntando qué han hecho sus herederos con aquella Recia que un día le dejaron como legado.
Estaba viéndose lo que iba a pasar y en el cincuenta llegó el 0-1. Hyeon Jun Park tomó el balón casi en su casa, avanzó como veinte metros mientras Carlos Cano dudaba en acercarse a él, como si le debiese dinero y no quisiese que se lo recordara. Al coreano casi que no le quedó otra que lanzar desde la frontal y, como para colmo esta Balona tampoco tiene fortuna, el cuero pegó en un defensa y dejó indefenso a Álex Lázaro.
A partir de ahí, con la gente ya enfadada, con caras largas, el partido se hizo bola. Daba la sensación de que era más factible el 0-2 en alguna contra de un Águilas que se puso a defender claramente con cinco, que un gol de los de casa que supusiese un punto.
Dos o tres veces la tuvieron los aguileños. Y dos los anfitriones. La primera un balón que se encontró David Hernández en muy buen posición y que estampó en un defensa. La otra, un cabezazo que de Jack Harper (que fue lo único que hizo mientras estuvo en el campo) que sacó Iván Buigues con una parada escalofriante. Los balonos reclamaron que el balón había entrañado, pero no es ésa la sensación que deja la imagen de televisión.
El final, el esperado: reproches a la directiva, porque después de tres entrenadores ya no hay cortafuegos que valgan. Tristeza extrema en una hinchada que se pregunta una y otra vez que habrá hecho en otra vida para merecer estos tres últimos años. Lo que necesita ahora este equipo va más allá de la calculadora y el rosario. Pero, como sucede siempre con los enfermos terminales, no queda otra que seguir creyendo. Por muy, pero que muy complicado que resulte. Cosas más extrañas se han visto.
Ficha técnica
Real Balompédica Linense (0): Álex Lázaro; David Hernández, Luis Martínez (Sergio Chica, 74’), Fran Moreno, Connor Ruane; Adri Carrasco (Jack Harper, 54’), Toni Jou, Carlos Cano (Alberto Funetes, 67’), Carlos León, João Pedro (Fran Carbià, 74’) y Dani Villa (David Pecellín, 67’).
Águilas FC (1): Iván Buigues; Lillo Castellano, Pelón, Javi Soler, Ebuka, Héctor Martínez (David Morillas, 46’); Hyeon-Jun Park (Aitor Hidalgo, 86’), Mario Abenza, Tropi, Joel Rodríguez (Javi Castedo, 46’) y Chis Martínez (Darío Hidalgo, 58’).
Árbitro: Carlos Palencia Cerdeño, de Sonseca (Toledo), auxiliado en las bandas por Javier Martínez y Felipe Román, con Juan José Marmolejo como informador. Salvo su excesiva (y comprensible) indulgencia con el visitante Joel Rodríguez, al que pudo mostrar la segunda amarilla, correctísimo.
Tarjetas: Amarillas a los locales Fran Tena (17’, en el banquillo) y Alberto Fuentes (90’), así como a los visitantes Joel Rodríguez (11’), Héctor Martínez (27’) y Darío Hidalgo (90’).
Gol: 0-1, Hyeon Jun Park tomó el balón en el centro del campo, avanzó, Carlos Cano le flotó y le permitió disparar desde mucha distancia, pero el cuero tropezó en un defensa albinegra, sorprendió a Álex Lázaro y llegó a la red (50’).
Incidencias: Encuentro de la vigésimo novena jornada en el grupo IV de la Segunda Federación, disputado en el Ciudad de La Línea. Gracias a la campaña de precios populares implantada por el club acudieron al estadio 2.863 espectadores. La distribución de banderas y de un bombo dio especial colorido a la grada de Tribuna.
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