Veinticinco años de la noche del Hellín

Real Balompédica Linense

Este domingo se cumple un cuarto de siglo del segundo ascenso de la Balona a Segunda B, el primero en su estadio

Más de 11.000 almas presenciaron el empate de los albinegros con los albaceteños

El añorado García León hizo los dos goles de los de casa; dos exbalonos, Currito Álvarez y García Cazorla, igualaron a 35 del final

Requena, a hombros de los aficionados, tras consumarse el ascenso
Requena, a hombros de los aficionados, tras consumarse el ascenso

Cómo pasa el tiempo. Este domingo, 30 de junio, se cumplen la friolera de 25 años del segundo ascenso de la Real Balompédica Linense a la extinta Segunda B. El que alcanzó tras empatar a dos con el Hellín en el Municipal. El año que viene, en Segunda B, tituló Europa Sur, haciendo referencia al cántico que habia acompañado a la plantilla durante toda la temporada. Once mil almas desbordaron las gradas. Los albinegros han logrado subir en tres ocasiones en el último cuarto de siglo. En 2008 en Miranda (Segunda B), en 2022 en Murcia (Primera Federación) y como en 1999 en casa, en 2011 (Segunda B), cuando desaborló al Tudelano en casa. Pero el recuerdo de aquella noche permanece, indeleble, en la memoria de los buenos balonos.

Llega el domingo, 30 de junio. Todos los años la temporada oficial finaliza en esa fecha. Pero no de todas se guarda el mismo recuerdo. Esta vez la jornada está preñada de nostalgia en blanco y negro. Y es que justo con la caída del mes se cumplen nada menos que veinticinco años del aquel miércoles que vio el ascenso de la Real Balompédica a Segunda división B tras empatar a dos en el Municipal con el Hellín Deportivo, que suponía el segundo de sus ascensos a la categoría de bronce (tras el que se había consumado en el estadio Ipurúa de Éibar), el primero de los que conquistaba ante su parroquia y el que ponía fin a una inacabable travesía en el desierto de la Tercera división.

Fue un ascenso con infinito significado, por mucho que para los más jóvenes que ahora se preparan para ver al equipo que entrenará Miguel Rivera en Segunda Federación ni siquiera tiene la condición de recuerdo. Once mil almas abarrotaban Tribuna y Preferencia del Municipal de La Línea apenas cuatro días después de que los albinegros se hubiesen ganado, con una igualada a un tanto en terreno albaceteño en la penúltima jornada de la liguilla (a la que ahora se llamaría play-off), el derecho a que le bastase un empate para ascender.

El Maracena granadino y el Villafranca de Barros extremeño fueron los otros compañeros de viaje en aquella liguilla, que todavía se jugaba por el formato todos contra todos entre los cuatro primeros clasificados de diferentes grupos.

El día del ascenso la demanda de localidades superó de tal forma las previsiones que el club se vio obligado a vender las de algunos encuentros de la fase regular debidamente transformadas. La leyenda dice (y dice bien) que incluso algunas matrices.

Largas colas de aficionados se formaron desde muy temprano en las inmediaciones de la sede social -que a finales del siglo pasada estaba situada en la segunda planta de un edificio de la calle del Sol- para adquirir los tickets de acceso al estadio.

La mayor parte de los comercios no abrió esa tarde, porque la Balona propició que la jornada se convirtiese en una improvisada fiesta local.

Miles de cartulinas acompañaron desde Preferencia la salida de la Balona al campo
Miles de cartulinas acompañaron desde Preferencia la salida de la Balona al campo

Un inmenso mosaico, formado por unas cuatro mil cartulinas blancas y negras, acompañó la salida de los de casa al terreno de juego.

Cuando, en el 37', dos goles de añorado Juan Antonio García León (el héroe de la noche) parecían haber dejado sentenciado el encuentro, la euforia comenzó a desatarse entre los hinchas locales, pero, paradójicamente le correspondió a dos ex balonos, Currito Álvarez en el 45' -al transformar una pena máxima- y Juan Antonio García Cazorla en el 55', aprovechar sendos errores de la retaguardia, equilibrar el marcador y meter el miedo en el cuerpo a la grada durante 35 interminables minutos que acabaron con los incondicionales sobre el terreno de juego, paseando a sus hombros a sus ídolos e incluso apoderándose de trozos del terreno de juego. En algunos casos, aún hoy guardan como si de una reliquia se tratase esa briza de hierba.

Ficha técnica

Real Balompédica (2): Requena; Moyano, Raúl Procopio, Rafa González, Camacho, Agustín, Perico, Raúl Castiñeira, Colin Ramírez, Miguel (Negri, 88'), y Juan Antonio (Adolfo, 66').

Hellín Deportivo (2): Tomás, Félix, José Ángel, Álex, Gallego, Raco, Charri, Diego, García Cazorla, Paco Pérez y Currito Álvarez

Árbitro: Felices González (Melilla), auxiliado por Navas Jáuregui y Revilla Triano. Dejó de sancionar un penalti sobre Juan Antonio.Amonestó a los visitantes García Cazorla, Raco, José Ángel y Álex.

Goles: 1-0, Juan Antonio (6'). 2-0, Juan Antonio (37'). 2-1 Currito Álvarez, de penalti (44'). 2-2, Juan Antonio García Cazorla (55').

Incidencias: Último encuentro de la fase de ascenso a la Segunda B -jugada por el formato de liguilla entre cuatro equipos- disputado en el Municipal de La Línea ante unos 11. 000 espectadores.

Aquella fiesta se prolongó durante toda la madrugada en Caliche Pub y La Pilar, los dos lugares que más se habían identificado a lo largo de la temporada en apoyo de la plantilla.

La celebración ponía fin a más de un año de trabajo. El desembarco de Ángel Serrano en la presidencia ayudó a evitar, in extremis, el descenso a Preferente en 1998 con una victoria en El Palmar de Sanlúcar de Barrameda.

El proyecto austero con el que Manolo Cruz se vio obligado a trabajar entregó el testigo a uno, mucho más ambicioso, organizado, conducido por el cordobés Rafa Escobar, que llegó del Atlético Lucentino y que tras su último paso por la entidad ya supera los 300 partidos en el banquillo albinegro.

El 26 de abril, y después de una humillante derrota 1-5 ante el extinto CD San Fernando en el Municipal, la directiva destituyó a Escobar, que cedió los trastos, en principio de forma temporal, a su segundo, Argimiro Márquez.

Un 0-4 en Utrera empujó a Serrano a dejar el equipo en manos del de Ossa de Montiel hasta el final de la campaña, no sin antes reforzar el cuerpo técnico con su inseparable Gabriel Navarro Baby, que meses antes había abandonado el vestuario del Algeciras.

Argimiro Márquez se convertía en la primera persona que ascendía con la Balona como jugador y como entrenador, una marca hasta ahora intacta.

La plantilla sufrió algunos cambios -como la baja por lesión, del onubense Paquito- pero todos y cada uno de sus hombres acabaron por convertirse piezas adoradas por una afición que, sin duda, situó en lo más alto del pedestal al goleador Miguel Rodríguez, al meta José Salvador Requena, a los zagueros Rafa González, Raúl Procopio [más tarde técnico del conjunto albinegro], a José Manuel Camacho y al algecireño Juan Antonio García León, tristemente fallecido en octubre de 2021.

Formaron parte en algún momento de aquel equipo: Requena y Suso (porteros); Javi Torres, Raúl Procopio, Antonio Pacheco, Camacho, Melo, Francisco Alonso, Óscar, Matías, Agustín, Marín, Raúl Castiñeira, Rafa González, Chesco, Perico, Paquito, Colin Ramírez, Miguel Rodríguez, Adolfo Hodas, Negri, José Manuel, Moyano, Alfaro y Juan Antonio.

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