Dos días de cola para escuchar a El Maka en Cádiz y sus "letras curativas"
Música
Gran expectación por el concierto que el artista granadino ofrece este sábado 19 de agosto en el Muelle Ciudad
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Cádiz/La noche del jueves pasaron "un poquito de frío" y notaron en los huesos "la humedad" de dormir a la vera de la mar pero "merece la pena", sin duda, "la merece" para ver y escuchar las "letras curativas" de El Maka. Son Lucía, la otra Lucía, Silvia, Daniela, María, Marta... Adolescentes e, incluso, chicas que aspiran a serlo, jóvenes, muy jóvenes, que esta noche de viernes también volverán a dormir junto a la verja del Muelle para, por fin, entrar este sábado 19 de agosto en el concierto que el artista granadino ofrece en el ciclo Música del Mar en Cádiz.
Pero, ¿qué tiene El Maka para pasar dos noches en una cola? "En nuestro caso, y te hablo como madre, ha sido, de alguna forma, el psicólogo de mi hija. Mi madre, su abuela, murió en el confinamiento y ella lo pasó muy mal, estuvo muy hundida, y las canciones, las letras de Maka a su yaya y a su madre, la ayudaron mucho a superar ese trago, mira, y si te digo, a mí también", confiesa Rosa, 47 años, sentada en la silla de playa junto a su niña en el primer puesto de la fila del front stage, la zona más cercana al escenario.
Para Rosa y Daniela, de 13 años, esta "primera vez" en un directo del protagonista del Gloria bendita tour es un evento que acarician "desde el 27 de marzo, que es cuando compramos las entradas". "Igual que nosotras, el mismo día que salieron", comparten María y Marta, sus vecinas de cola que hoy representan a su grupo de amigos. "Es que hacemos turnos para no cansarnos tanto pero, vamos, que también da igual porque aquí estaríamos nosotras todo el tiempo, con frío o con calor o como si nos llueve. Porque es que las letras del Maka son curativas, compartimos totalmente lo que dicen Daniela y Rosa", explican estas chicas de 19 años bien equipadas con sillas de playa, sombrilla, sus vasos "para coger agua de la fuente y echárnosla por la cabeza en los momentos de calor" y hasta "un parchís" para pasar el tiempo. De hecho, tienen experiencia pues ya el año pasado no se perdieron el concierto que el artista dio en este mismo escenario. "Estuvo increíble, por eso estamos aquí otra vez".
A escasos metros, en la fila que se ha ido formando junto a la puerta de la entrada de pista, Lucía, de 16 años y que hace turno con dos amigos más, también espera "con muchas ganas" su primer concierto de El Maka. También es de Cádiz, como las chicas de la cola del front stage, y, como ellas, está enamorada de las maneras del intérprete. "Es que es todo, cómo lo dice, lo que dice, el estilo de música con su flamenquito... El mensaje...", detalla. Por eso, no le pesa haber llegado a las doce de la mañana del jueves para asegurarse el primer puesto de una hilera (algo más nutrida con el paso de las horas) donde también encontramos a Silvia y a Lucía, también 16 años, que hacen turnos para su grupo de amigos formado por "unas 20 personas de aquí de Cádiz y de Puerto Real".
Las jóvenes escucharon el concierto del año pasado desde fuera del recinto así que este año no se lo querían perder. "Nos gusta como canta pero las letras es lo mejor, las letras nos llegan mucho, a nosotros y a mucha gente joven", cuentan, sin falta de razón, ya que el artista lleva protagonizando en los últimos años giras de conciertos multitudinarios donde no es extraño que agote todo el papel.
Fenómeno Maka
Francisco Javier Rodríguez, Maka, que procede del humilde barrio granadino de Almanjayar, cerró su gira del pasado año en el Wizink Center de Madrid congregando en diciembre a 17.000 personas. Fue uno de los puntos álgidos de una trayectoria que comenzó con una tarjeta de sonido integrada en su ordenador, un micro "de los chinos" y un puñado de canciones sobre su vida, como nos contaba a principios de año en entrevista.
Una carrera que se vio truncada cuando tuvo que arreglar algunos problemas con la justicia pero que volvió a renacer cuando el mismo artista se tomó su ingreso en prisión en el penal de Albolote como una manera de rehacerse y encaminar su vida. Desde allí escribió e hizo conciertos para los internos, creando a un nuevo artista y a una nueva persona que deslumbraría la escena.
El resto -las giras Quejios y autotune, La reconquista, el álbum Pvreza, DVende, los dos años con Dellafuente, Bendiciones, Maldiciones y Detrás de esta pinta, hay un flamenco, y la presente Gloria bendita tour - es su nueva historia que ha conectado con miles de jóvenes de nuestro país.
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