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El futuro incompleto del barrio más antiguo de Puerta Tierra en Cádiz

El avance en la transformación del cementerio en un parque deja en el aire el continuidad de las casas del siglo XIX que siguen pie

Hace unos años, el Ayuntamiento calculó un coste de 3 millones para expropiar las antiguas edificaciones

Memoria de los Chinchorros, un barrio de extramuros

La zona que aun queda en pie del viejo barrio de San José en una imagen de 2020. / Jesús Marín
José A. Hidalgo

18 de junio 2024 - 07:00

El avance que ahora se da en el largo proceso de clausura y desalojo del cementerio de San José de Cádiz, iniciado en enero de 1992, supone enfilar un paso esencial para su culminación.

El Ayuntamiento ya ha detallado las zonas del subsuelo donde hay que actuar, para recuperar los restos humanos que allí descansan desde hace décadas e incluso siglos, y su traslado al Mancomunado de Chiclana. Todo hace prever que esta operación se ejecutará en lo que queda de año y el próximo, por lo que el camposanto gaditano pasará entonces de forma definitiva a la historia.

Después toca el segundo capítulo: la conversión de este suelo, de unos 20.000 metros cuadrados de superficie, en un parque público, con equipamientos a sus laterales y con una clara apuesta, por parte del Ayuntamiento, de una zona verde pura y dura, alejada de viejos conceptos de espacios abiertos dominados por el cemento.

Esta operación, cuando concluya, cerrará la definitiva urbanización del Paseo Marítimo de Cádiz. Teniendo en cuenta que éste comenzó a desarrollarse como tal en los años 40 del pasado siglo, han tenido que pasar ocho décadas para su conclusión. Y eso sin tener en cuenta el que Paseo en si aún está pendiente de mejoras y actualizaciones en todo su recorrido.

El proyecto del cementerio, sin embargo, no culminará el plan de reordenación de este barrio, el más antiguo de Puerta Tierra, y que está metido en obras desde la década de los años 80, cuando comenzaron a derribarse las primitivas construcciones de fincas de planta baja, eliminando la precariedad con la que se vivía en muchas de ellas.

Estrechamente conectado con el cementerio se encuentra el plan de apertura de un bulevar urbano para unir a la Avenida con el futuro parque. No es un plan nuevo. Ya se diseñó en el primer Plan de Ordenación Urbana de la ciudad... hace 40 años.

Esta actuación, aún pendiente de ejecutar, afecta a los últimos restos de las viejas construcciones del barrio de San José (sin contar las escasas casas que siguen en pie en la avenida de Portugal y la plaza del árbol), en el otro lado de la Avenida.

Edificios históricos en ruina

Una parte de estas edificaciones han entrado ya en ruina. Algunas fueron incluso demolidas hace unos años ante la falta de seguridad que suponían mantenerlas en pie. Coincidió esta operación con el final de las obras de un amplio complejo de viviendas, ocupando parte de lo que popularmente se conoce como Los Chinchorros. Esta urbanización se llevó por delante el viejo firme realizado con bolos y losas de Tarifa de la calle San Bartolomé, instalado hace más de un siglo.

En aquel momento, hace dos años, el Ayuntamiento afirmó que este centenario material se había depositado en dependencias municipales para recuperarlo en el proyecto del futuro parque del cementerio. Habrá que ver si finalmente así es.

Hoy, este terreno está ocupando por algunas viviendas en ruina o cerradas, otras que se mantienen en buen estado y están habitadas o funcionan como locales, y por construcciones más recientes, atendidas con mimo por sus vecinos, entre ellas el último chalé que se levantó en la zona poco antes de que el PGOU de 1984 proyectase el final de todo el conjunto.

Hace pocos años, el Ayuntamiento de Cádiz elaboró un estudio sobre el coste que tendría la expropiación de todas estas viviendas. El PGOU ya preveía la construcción de un edificio de nueva planta con el que se cerraba el semicírculo residencial de la plaza del Santo Ángel. Allí, se dijo en su día, podrían trasladarse algunas de estas viejas viviendas. Este inmueble ni se ha construido ni hay perspectivas de ello a corto o medio plazo.

El coste que fijó el Ayuntamiento para esta expropiación y derribo de lo que seguía en pie rondaba los 3 millones de euros. Una cantidad inasumible entonces por una Corporación poco dada al gasto en el conjunto de la ciudad. Ya se habían recuperado algunas parcelas y otras estaban pendientes de ser expropiadas con los expedientes de seguridad iniciados.

Acumulando tantos años de espera, ahora lo que le queda por definir al Ayuntamiento es si va a mantener el modelo previsto por el Plan de Ordenación Urbana, creando este bulevar, o si por el contrario va a optar por mantener lo que aún queda en pie del viejo barrio de San José, cuyas primeras edificaciones se levantaron a finales del siglo XVIII y creció ya en el XIX. Sobre todo teniendo en cuenta el coste de la urbanización de este suelo, si finalmente se derriba y se abre como espacio urbano.

Mantener los edificios

Una alternativa, directamente relacionada con la creación de un nuevo parque en lugar del cementerio y la conexión de este con el Paseo Marítimo, sería mantener lo ya existente, recuperar las casas que aún se mantienen en pie y no están en ruina, y crear, respetando las viviendas habitadas, un pequeño barrio comercial, artesanal y de pequeños locales de hostelería, que sin duda serían un dinamizador para todo este barrio.

Y, a la vez, permitiría recuperar las históricas losas y los bolos de Tarifa.

En la zona queda por concluir la operación inmobiliaria que se ha iniciado en Marqués de Cropani. Ya están en marchas las obras de un bloque de viviendas municipales, con restos arqueológicos incluidos, pero quedan por ejecutar dos edificios que corresponden a la iniciativa privada.

Estas dos operaciones están en manos del Grupo Q, que en la zona va a construir 110 viviendas.

Estos proyectos acumulan ya un retraso. En cuanto a la promoción de renta libre, bajo el nombre de Torre Victoria, todavía no ha salido al mercado. De la segunda, siguen sin ejecutarse las obras de adaptación del edificio que la inmobiliaria sevillana compró en la zona y que solo está en su esqueleto. Aquí se habilitarán pisos de protección oficial. Emasa, la empresa municipal de la vivienda, se encarga de la gestión del reparto de estos pisos atendiendo al registro de demandantes. En todo caso, desde la sociedad pública se indica que el Grupo Q aún no ha trasladado datos sobre esta operación.

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