Burma, un agente clave en la Segunda Guerra Mundial (I)
Instituto de Estudios Campogibraltareños
El teniente coronel Eleuterio Sánchez-Rubio Dávila desempeñó un importantísimo papel entre el Alto Estado Mayor español y el OKW en el verano de 1940
Participó en los estudios tácticos de la operación para tomar Gibraltar por parte de Alemania
Burma, “Birmania”, ese fue el nombre empleado por los Servicios de Inteligencia británicos para identificar a uno de los agentes enemigos considerados más peligrosos. Tras este nombre figuraba el coronel de Infantería Eleuterio Nicasio Sánchez-Rubio y Dávila, nacido en San Martín de Pusa, un pequeño pueblecito de la comarca toledana de La Jara, el 14 de diciembre de 1891. Era hijo del farmacéutico del pueblo y descendiente de una antigua familia de terratenientes y funcionarios.
Tras pasar por la Academia de Infantería de Toledo, estuvo destinado en la plaza de Melilla, destacándose en los duros combates de Ishafen y Taburit en septiembre de 1911, durante la conocida como Guerra del Kert en Marruecos. Durante la década siguiente, había sido ascendido a primer teniente y luego, a capitán, pasando por diferentes mandos, siempre en la Península. Días después de proclamarse la Segunda República, Sánchez-Rubio había prestado juramento de adhesión y fidelidad al nuevo régimen. Aunque, dos meses y medio después, molesto con las reformas aplicadas al Ejército por los nuevos dirigentes republicanos, decidió acogerse a la posibilidad de pasar al retiro ofrecida por el Gobierno de Azaña, fijando su residencia en Sevilla.
Ya como comandante retirado, frecuentó los círculos antirrepublicanos, tomando parte activa en el pronunciamiento encabezado en la capital andaluza por el general Sanjurjo en agosto de 1932. A diferencia de otros implicados en el golpe, el fracaso del mismo le había llevado a buscar refugio en la colonia británica de Gibraltar. Aquel miércoles 31 de agosto en que atravesó el control fronterizo de La Línea, dio comienzo una relación con la Colonia que iba a determinar el resto de su biografía y a meterle con todo merecimiento en la Historia de la Segunda Guerra Mundial.
Junto a su familia, pasó a residir en Gibraltar en calidad de refugiado político. Aquellos años de residencia en el Peñón le habían servido para obtener cierto reconocimiento social entre los habitantes de la Colonia, para hacerse con un numeroso círculo de amigos entre sus habitantes y para sentar las bases de un profundo conocimiento de las defensas y la vida interior de la fortaleza.
Al producirse el 18 de julio, el Comandante retirado Sánchez-Rubio cruzaría la Verja para sumarse al levantamiento, terminando en el Cuartel General de Sevilla a las órdenes del General Gonzalo Queipo de Llano.
Sin embargo, el gran salto lo experimentó el 8 de noviembre de 1936 cuando, en calidad de representante del Cuartel General del Generalísimo junto al Mando del Ejército del Sur en Sevilla, comenzó a actuar como enlace entre el mando central y las fuerzas expedicionarias del Ejército de África.
Según informes del Servicio de Inteligencia británico, datan de ese periodo las que parecen ser sus primeras tareas de recogida sistemática de información sobre la colonia y sus defensas. Sin que se pueda descartar una fecha anterior, estos informes constituyen la primera evidencia de la ejecución por parte del futuro Burma de misiones de información relativas a Gibraltar para el Estado Mayor español.
Más adelante, había asumido el mando del recién formado 9º Batallón del Regimiento de Infantería “Pavía nº 7” con el que estuvo desempeñando servicios de retaguardia en Huelva y combatiendo en los frentes de Córdoba y Jaén. La victoria le había sorprendido en la población costera de Torremolinos donde, poco antes, había quedado ubicado el cuartel general de su unidad.
Allí se encontraba aún cuando se produjo la entrada de las tropas alemanas en Polonia, la consiguiente declaración de guerra de Gran Bretaña y Francia y la proclamación de la neutralidad por parte de España. En aquellos días, el Ejército español se encontraba en pleno proceso de reducción y reorganización de efectivos. Su división, la 40ª de Infantería, de hecho, fue una de las grandes unidades que resultaría disuelta. Razón por la cual, el 6 de octubre de 1939, Sánchez-Rubio había recibido la orden de trasladarse nuevamente a Sevilla, esta vez en calidad de responsable de la comisión liquidadora de la misma.
El 28 de enero siguiente, mientras en el frente occidental se vivía la llamada Sitzkrieg, regresaría a su antiguo regimiento, ahora denominado Regimiento de Infantería de Montaña “Pavía nº 47”, de guarnición en el Campo de Gibraltar, para hacerse cargo de su mayoría. En los días posteriores a la entrada de la Wehrmacht en Dinamarca y mientras aún se combatía en Noruega, una recaída en una antigua enfermedad le obligaría a ingresar en el Hospital Militar de La Línea, impidiéndole que pudiera incorporarse a su nuevo destino en las Islas Canarias.
Aquello resultaría providencial porque, una vez recuperado, no tardaría en ser reasignado a su antiguo regimiento. Veinte días después, recibía su ascenso a teniente coronel de Infantería.
Todo esto había tenido lugar sobre el trasfondo de un incipiente proceso de acercamiento entre la nueva España del Movimiento y la Alemania de Hitler de una enorme trascendencia. Una de las primeras consecuencias del mismo había sido el encuentro mantenido entre el entonces general Juan Vigón, jefe del Alto Estado Mayor, y el almirante Wilhelm Canaris, jefe de los servicios de inteligencia del Alto Mando de la Wehrmacht.
Como resultado del mismo, quedó establecido un marco de estrecha colaboración entre sus respectivos organismos que sería especialmente productivo en lo que se refiere a compartir Inteligencia de ámbito militar.
Fue dentro de este marco, donde se facilitaría la labor de las comisiones militares alemanas de carácter secreto, que vendrían a España, entre otras cosas, a hacerse con una idea precisa de su poderío bélico, sus necesidades de armamento, sus posibilidades defensivas o el estado de sus infraestructuras esenciales.
Todas ellas se desarrollaron, con la evidente aquiescencia de Franco, contando con la solícita cooperación de las autoridades y las fuerzas armadas españolas y, desde el punto de vista operativo, siempre bajo la cobertura que el Alto Estado Mayor les proporcionaba, a través de su sección de Inteligencia. Concretamente, fue el jefe adjunto de la misma, el teniente coronel Ramón Pardo de Santayana y Suárez, quien se encargaría personalmente de acompañar a los miembros de estas comisiones y garantizar la cooperación de los mandos locales. En la zona del Campo de Gibraltar, la máxima autoridad militar venía encarnada en la recuperada figura del Gobernador Militar. Este ejercía, además, el mando de la 22ª División de Infantería, de guarnición en la zona y a la que pertenecía el regimiento donde se encontraba destinado el recién ascendido teniente coronel Sánchez-Rubio.
Se sabe que este, desde principios de junio, se encontraba al frente del C.M.R. y Armamento, pero, a partir de octubre, su única ocupación, desde el punto de vista oficial, era ejercer como profesor en un curso de táctica para los oficiales y suboficiales de su regimiento. Era una pantalla perfecta para quien no era sino la pieza clave del servicio de información del Gobierno Militar.
De hecho, los británicos pronto le identificarían como el organizador y responsable de los puestos de observación que, a lo largo del arco de la Bahía, tenían Gibraltar en el punto de mira. Uno de ellos era, precisamente, la propia residencia de la familia Sánchez-Rubio, localizada en el número 128 de la avenida de España.
Contaba, además, con una extensa red de informadores, de tal suerte que, si había alguien que conociese en detalle las defensas y la vida interior de la guarnición, ese era, sin duda, Sánchez-Rubio. En consecuencia y teniendo en cuenta la naturaleza de sus trabajos, pocos había mejores que él para asesorar a los comisionados enviados por Berlín.
La primera de estas importantes comisiones fue la que visitaría el Campo de Gibraltar, en la segunda mitad de julio de 1940. No en vano, su trabajo sería la base sobre la cual el OKW redactaría el proyecto para tomar Gibraltar, que sería aprobado por Hitler a finales de agosto de 1940. Una vez pulido y desarrollado por la Sección de Operaciones del Estado Mayor del Ejército alemán, este proyecto se convirtió en la denominada Operación G: el primer plan alemán para tomar Gibraltar en colaboración con España.
También colaboró con el Hauptmann Anton Staubwasser, que estuvo recorriendo el Campo de Gibraltar entre el 14 y el 16 de octubre y con el Oberstleutnant Walter Hirsch, que se ocupó de estudiar el posible empleo de neblígenos.
Es muy posible que la diligencia desplegada entonces por Sánchez-Rubio, unida a las abundantes muestras del profundo conocimiento que tenía sobre Gibraltar, fuese la razón que motivase el cambio de destino que experimentó el 2 de diciembre de 1940; fecha en la que dejó de pertenecer al Regimiento de Montaña “Pavía Nº 47” para quedar directamente adscrito a la Sección 3ª, “Inteligencia”, del Alto Estado Mayor. Bajo esta condición, Sánchez-Rubio se convertiría también en la sombra de la comisión encabezada por el Generalmajor Hubert Lanz que, en diciembre de 1940, vino a la zona a precisar los detalles tácticos del plan que pasaría a la historia con el nombre de Unternehmen Felix.
Artículo publicado en el número 58 de Almoraima, revista de estudios campogibraltareños. Octubre de 2023
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Iceberg