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Los equipos negociadores de la Comisión Europea y Reino Unido se han citado los próximos días 28 y 29 de noviembre para intentar salvar en Londres las negociaciones sobre Gibraltar, encalladas en cinco puntos clave.
A pesar de que desde un primer momento apartaron el conflicto de la soberanía, lo que parecía que iba a acortar el proceso, finalmente no ha sido así. A esta décima ronda de conversaciones llegan las dos partes con posturas enfrentadas en apartados como la igualación de las pensiones de los trabajadores españoles con las de los llanitos, la transposición de la normativa medioambiental de los 27 al Peñón, la armonización fiscal de la colonia con España, el sistema de control de las fronteras exteriores y el uso militar del puerto y aeropuerto.
Como quedó patente este viernes tras la reunión que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, mantuvo con las autoridades locales, autonómicas y nacionales, la negociación se encuentra en un punto en el que la falta de avances puede incluso amenazar su continuidad.
Entre los mensajes optimistas que suelen acompañar este tipo de complejas negociaciones internacionales, el jefe de la diplomacia española lanzó algún que otro recado apremiando a Reino Unido a responder la "propuesta global" que la CE ha puesto sobre la mesa. "Es evidente que no podemos estar eternamente en esta situación", dijo.
Aunque no quiso hablar en ningún caso de plazos, sí que defendió que su Gobierno "ha demostrado un elevado grado de flexibilidad y pragmatismo para encontrar una solución a los desafíos" que ha traído consigo el Brexit.
El ministro explicó que Londres ya tiene en su poder la "propuesta global y equilibrada" para un nuevo marco jurídico que incluye "soluciones técnicas" para que "haya reglas de juego equivalentes a ambos lados" de la Verja y se alcance el objetivo de una zona de prosperidad compartida. Ahora solo falta su visto bueno, precisó.
Además, subrayó una vez más que ya se lleva dos años negociando el acuerdo y tanto España como la UE están "dispuestos ya a alcanzarlo" pero ahora Reino Unido tiene que demostrar que también está dispuesto a ello y, según dijo, ve también "deseo" por su parte en que así sea.
"Lo que percibo de los encuentros que vamos teniendo es también positivo pero, evidentemente, para bailar un tango se necesitan dos y, aunque nosotros tenemos la mejor voluntad y una propuesta global al respecto, es necesario que Reino Unido lo acepte", dijo el pasado 10 de noviembre.
La respuesta británica no se ha hecho espera, de nuevo maquillada de mensajes optimistas que esconden la necesidad de acercar posturas los días 28 y 29 en Londres para evitar una ruptura de la que nadie quiere hablar.
Según un portavoz del Embajada británica en Madrid, el acuerdo es factible pero hace falta "flexibilidad de todas las partes". Es decir, el tira y afloja continúa poco más de un año después de comenzada la negociación. "Tanto Reino Unido como la UE han presentado textos a lo largo de las negociaciones", ha explicado el portavoz, quien afirma que Londres está "trabajando intensamente para buscar un acuerdo sobre un texto que respete el balance" del marco político pactado por Reino Unido y España el 31 de diciembre de 2020.
El Gobierno británico "confía en que con flexibilidad de todas las partes se puede encontrar un acuerdo que funcione para toda la región" de Gibraltar y el Campo de Gibraltar.
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