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Día Nacional Sin Juego de Azar

Las casas de apuestas sustituyen a los bingos y el móvil a las tragaperras también en el Campo de Gibraltar, donde Jarca admite su preocupación porque cada vez llegan más jóvenes a rehabilitarse

'Game over' en el Campo de Gibraltar / Jorge Del Águila

J. D.D. era un ciudadano más, siempre entre el trabajo y la familia, que a menudo echaba un par de monedas en la tragaperras de algún bar del Campo de Gibraltar cuando acudía con amigos. Le gustaba aquello y algún tiempo se descubrió a sí mismo yendo de taberna en taberna en solitario y no con la idea de tomar algo, sino con la necesidad creciente de ponerse delante de la máquina. Poco después pasaba ya cinco, seis, siete horas cegado por las luces y la música repetitiva del aparato. Se puede perder mucho dinero cuando uno solo piensa en el juego. Un buen día se percató de que tenía un problema grave. Lo

s que le rodean se lo hicieron ver y quiso rehabilitarse. Alguien le habló de Jarca, que son las siglas de Jugadores de Azar en Rehabilitación del Campo de Gibraltar, una asociación que se dedica a ayudar a quien lo n

ecesita a abandonar adicciones no tóxicas. Ahora lleva muchos años sin jugar. Es un hombre nuevo que intenta, con los conocimientos adquiridos por la experiencia, ayudar a los adictos al juego a dejarlo. J.D.D. es José David Díaz, el presidente de Jarca.

Para este colectivo, hoy es una jornada especial. Se celebra el Día Nacional Sin Juego de Azar. Exactamente lo que hacen todo el año. La asociación tiene un centro en Algeciras que es uno de los que existen en Andalucía acreditados para el tratamiento ambulatorio del juego patológico y otras adicciones no tóxicas.

Uno puede dejar el juego en poco más de dos años si sigue el programa de esta asociación

David, como todos los monitores de Jarca, tiene muy presente que es y será siempre un jugador, aunque haya dejado de jugar completamente. Afirma que no se concede ni un cupón. "Sé que si compro uno, a la semana siguiente serán dos y la siguiente, tres hasta que no haya otra cosa", explica.

La asociación la fundó Ricardo Patricio Jiménez en noviembre de 1993. Prácticamente desde entonces el proceso es el mismo. El jugador llega, a menudo acompañado de un familiar, por propia iniciativa o bien derivado de otra institución, por ejemplo, el médico de cabecera. Los integrantes de Jarca hacen lo que se llama la acogida: dos jugadores en proceso de rehabilitación se encierran con él y debe producirse entonces una catarsis. El recién llegado suelta "todo lo que lleva dentro", se explaya y encuentra en los monitores a alguien que conoce su problema porque lo ha sufrido. Allí se da cuenta de que se puede salir.

El decálogo para rehabilitarse. / Jorge del Águila

En otra habitación sucede lo mismo con el familiar que lo acompaña. Dos parientes de dos jugadores lo acogen y le invitan a contar su problema. Entonces se les explica el decálogo que debe regir su vida desde entonces. Primero, nunca llevar más dinero en el bolsillo del que es necesario. Segundo, no acudir, por el solo hecho de ir, a establecimientos donde exista la posibilidad de jugar. Tercero, prohibidas las bebidas alcohólicas y las drogas. Cuarto, no permanecer ocioso mucho tiempo. Quinto, no estar solo. Sexto, vaciarse cuanto antes y de la forma más sincera y exhaustiva, de sus secretos. Séptimo, acudir a las terapias de grupo y octavo, ofrecer apoyo, confianza y estímulo a cualquier compañero. Noveno, cambiar la mentalidad respecto al dinero. Y décimo, establecer una clara separación práctica entre el problema del juego y los demás de la vida cotidiana.

Hay terapias de autoayuda dos días a la semana, tres horas en total. Los lunes los jugadores y las familias las hacen por separado. Los jueves son conjuntas. Jarca tiene una psicóloga y una trabajadora social para ayudar a los socios.

La rehabilitación abarca dos niveles. Durante los primeros seis u ocho meses el jugador entra en una abstinencia total. A partir de ahí comienza una etapa de crecimiento personal en la que se trabaja en la autoestima, en recuperar los valores, en volver a ser el que fue. El proceso puede durar dos años y medio o tres. Hay una tasa de abandono alta (70%) frente a un 30% que logra el alta terapéutica. Antes no era así. Los jugadores que querían rehabilitarse tenían más constancia, porque las deudas eran más elevadas y la edad media era más alta (entre 40 y 60 años).

Ahora, las personas que acuden a Jarca son más jóvenes y sus problemas, más diversos. El bingo, el casino y las tragaperras están siendo sustituidos por las casas de apuestas deportivas, por el juego online e incluso por la dependencia a las compras, al móvil o a internet.

Jarca lamenta que los establecimientos dedicados a las apuestas deportivas estén proliferando en el Campo de Gibraltar, en algunos casos cerca de colegios. A algunos centros escolares han acudido monitores de Jarca para hacer prevención con los pequeños. También al Centro de Inserción Social Manuel Montesinos.

El de Algeciras es uno de los centros acreditados para el tratamiento ambulatorio del juego patológico y otras adicciones no tóxicas

También lamenta la falta de control de la publicidad. No creen los jugadores rehabilitados que el Gobierno vaya a actuar como sí lo hizo, por ejemplo, con el tabaco. Eso ocurrió, entienden, cuando el Ejecutivo comprobó que gastaba más en la salud de los fumadores que lo que ingresaba por los impuestos de las cajetillas de cigarrillos. Renunciar a los ingresos por los impuestos del juego es algo que ningún Gobierno parece estar dispuesto a hacer.

Entre tanto, Jarca sigue trabajando para rehabilitar al mayor número de personas. Hace unos días colocó una mesa informativa en Algeciras. Como integrante de la Federación Andaluza de Asociaciones de Jugadores de Azar en Rehabilitación, Jarca estuvo hace unos días en el Parlamento de Andalucía, que se sumó un año más al Día Nacional Sin Juego de Azar. Este año se celebra bajo el lema: "Unámonos, no para estar juntos sino para hacer algo juntos".

Los datos en España son terribles, un 36 por ciento de los adictos al juego son menores de edad, lo que hace que la media de edad de los ludópatas se sitúe en 25 años. El cambio generacional en las personas adictas al juego se explica por las facilidades de acceso y la falta de barreras que restrinjan la edad en España, donde solo el juego online mueve más de 8.000 millones de euros al año, según el Anuario de Estadísticas Deportivas 2017 del Ministerio de Educación.

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