"Por Dios, si comíamos lo que queríamos ; dabas al día 50 euros y nos trataban bien"

Una gaditana que trabajaba"en días sueltos" para los Galán en Jerez niega explotación alguna

Aún le da gracias a Dios de que a ella no le pillara la redada. Había pensado ir esa noche a trabajar al hotel Aloha, en Jerez, uno de los seis Hoteles Galantería del clan familiar de Los Galanes que han sido cerrados por la Guardia Civil, dentro de un espectacular operativo montado para acabar con la supuesta explotación sexual de mujeres en dichos establecimientos. Al final, desistió. "En buena hora". Separada y con un hijo, hace dos meses decidió ofrecerse con una amiga en el Aloha para trabajar en días alternos. Desde entonces, dos días por semana, han acudido a últimas horas de la tarde para prestar sus servicios.

Guarda el anonimato para que su familia no se entere del pluriempleo que se ha visto obligada a buscarse al no llegar a fin de mes con su trabajo 'oficial'. Al enterarse del operativo que ha deparado el cierre de todos los hoteles y la detención de los dueños y sus encargados, y sobre todo, de los motivos, se ha decidido a hablar. "Es una injusticia. Por Dios, si comíamos lo que queríamos, abajo, en el comedor. Y trataban a las chicas muy bien", asegura esta gaditana, que, no obstante, deja muy claro que sólo puede hablar de lo que ella ha visto, el funcionamiento del hotel Aloha.

Niega que en el hotel de Jerez hubiera explotación alguna. "Las chicas trabajaban cuando querían. Y nunca en jornadas agotadoras de 12 horas como se ha dicho". Y ella y su amiga, tampoco. No descarta que alguna de las mujeres del Este que trabajaban allí fueran víctimas de algún proxeneta, "pero la mafia la tendrían ellas fuera. Dentro, todas las demás estaban bien a gusto". Asimismo, desmiente que la organización se quedara con la mayor parte del dinero. "Si no te apetecía trabajar, no pagabas nada. Hacías un pase de media hora (acostándose con un cliente) por 60 euros y les pagabas 25. Y luego otro pase, y otros 25. El resto era para tí. 50 euros al día es lo que había que dar. Y yo una noche saqué casi 500 euros".

Asegura que el encargado del hotel tenían un trato "exquisito" no sólo con las 30 mujeres que trabajaban allí sino también con las esporádicas. "Y una vez vi al torero, y me lo presentaron. Me dio la mano educadamente. Y vi que hablaba con todas las chicas de muy buen rollo. Allí nadie estaba porque no quisiera. La puerta estaba abierta".

Como de la noche al día. Su testimonio es diametralmente opuesto a las supuestas condiciones en las que las trabajadoras de Los Galanes se veían obligadas a ejercer la prostitución en los locales según la Guardia Civil. Porque, según ella, no sólo no había dietas, tampoco imposiciones de vestuario.

"Yo hasta iba con cuello de cisne. Lo único que te pedían es que no te pusieras un pantalón vaquero largo", relata esta trabajadora del sexo ocasional para llegar a fin de mes que confiesa sin rubor haberse sentido muy a gusto trabajando para la organización. "Los fines de semana no porque iba mucho niñato borracho a vacilar, pero entre semana, los clientes eran gente normal. Trabajadores que incluso iban con su ropa de trabajo al acabar, para un pase y volver a casa con sus mujeres, gente solitaria que necesita compañía", añade comprensiva.

No niega que hubiera droga, pero está segura de que los dueños no la vendían. "Las chicas tenían algo de cocaína para su consumo y para animar a los clientes. Pero nada más. Una vez el encargado le echó una bronca a una porque se fumó un porro all. No les gustaban esas cosas". Ahora, lamenta quedarse "en el paro" por unos supuestos delitos "que son falsos". Pero no hay que olvidar que ella no vivía allí, no era trabajadora fija, es española y sólo ha alternado en el Aloha.

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