“Gibraltar ya tiene prosperidad. A nosotros nos la tienen que dar nuestros gobiernos”
Entrevista a Carlos Fenoy | Presidente de la Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar
Carlos Fenoy reivindica que se considere el desarrollo del Puerto de Algeciras una cuestión de estado: "Toda España es una plataforma logística, pero nosotros estamos en el Estrecho de Gibraltar y este es el paso. Y lo mejor es aprovecharnos"
El presidente de la Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar, Carlos Fenoy, entra en su tercera década al frente del organismo en medio de una situación “casi crítica”, con un sector empresarial y profesional profundamente perjudicado por la pandemia de coronavirus y con un año por delante en el que la planificación se topa con la incertidumbre. Para este 2021 marca un objetivo a las administraciones: “Es importante mantener el mayor tejido empresarial posible, que será mantener el mayor empleo posible”.
–Estamos en una tercera oleada que ha golpeado con mucha fuerza y obliga a restricciones importantes. ¿Cuántas empresas han llegado y cuántas podrán resistir este tercer golpe?
–En estos momentos no podemos dar un dato. Nuestra fuente oficial es el Ministerio de Hacienda, que anualmente emite el censo de empresas. A partir de ahí tendremos datos ciertos para evaluar el impacto que ha tenido la pandemia en cuanto al número de empresas, no del volumen de negocio. Lo que sí podemos saber es que hay sectores muy castigados, fundamentalmente el sector turístico, la hostelería, las agencias de viaje.
–¿Qué eficacia han tenido las medidas puestas en marcha por las distintas administraciones?
–Ha habido medidas válidas, porque han evitado los despidos e incluso cierres de empresas al mantener a los trabajadores en expedientes temporales de regulación de empleo. También al principio la prestación por cese de actividad para los autónomos. Y ha habido ayuntamientos que han aplicado distintas medidas, pero era una situación tan nueva y urgente que quizás estas han ido con unos criterios que no atendían muy bien a la situación de cada una de las empresas. Con ellos, por ejemplo, organizamos una formación con los comercios para acercarlos al comercio online, uno de los temas clave en la pandemia desde el punto de vista de las pymes.
–Han tenido que hacer una digitalización acelerada.
–Llevábamos años diciendo que había que digitalizarlas, pero hemos tenido que hacerlo en esprint para poder competir. Y ahora estamos preparando pliegos para este ejercicio 2021, para que muchas empresas puedan entrar en el mundo de las nuevas tecnologías, industria 4.0, turismo, que no sé si llegaremos a tiempo para en este verano tener una campaña más o menos normal.
–¿Qué necesitan ahora las empresas?
–Una reducción de impuestos nacionales y municipales. Necesitamos que haya como en el primer trimestre un aplazamiento en el pago sin costes adicionales. En cuanto a los impuestos municipales, no tiene mucho sentido cobrar la tasa de ocupación de vía pública cuando te limitan el número de mesas. Los autónomos estamos como siempre casi olvidados, se dio una prestación que acabó en junio pero muchos sectores no han vuelto a una actividad como para afrontar el pago de cotizaciones. Y hay que ir a un procedimiento de simplificación administrativa para que los trámites sean menos engorrosos. Todo el tejido empresarial que se pueda salvar será parte de la solución, de la reactivación de la economía. Si dejamos que las empresas mueran pasará como en 2008, que no se recuperarán nunca. Es importante mantener el mayor tejido empresarial posible, que será mantener el mayor empleo posible.
–¿Qué papel pueden jugar ahí los fondos europeos Next Generation?
–Se está hablando mucho de los fondos Next Generation, pero lo cierto es que no hay ningún documento oficial que diga cuál es la tipología de gasto elegible para esas soluciones. Hace poco tuvimos una reunión con un eurodiputado y nos advertía de que es mucho dinero, pero también hay un plazo de tiempo muy corto para ejecutarlo.
–Y España no tiene un historial de buena ejecución de los fondos europeos.
–La Cámara sí que tiene una buena ejecución desde hace muchos años. He visto pasar muchos programas operativos y siempre con un grado máximo de ejecución y sin ningún expediente de reintegro. Eso dice mucho de las cámaras, que aspiramos a seguir siendo organismo intermedio.
–Se acaba de constituir la plataforma del Ramal Central, ¿qué recorrido puede tener?
–Es un trabajo que se está haciendo desde los ayuntamientos con el que creo que se ha conseguido despertar el interés de territorios que antes no veían la importancia de tener un buen ferrocarril en la puerta de su casa. También hay muchas empresas interesadas en ese ramal que es prioritario, como lo definió el propio Gobierno español. Está entre las principales rutas ferroviarias en Europa y esta plataforma es otro eslabón más para conseguir el proyecto. Es importante que los territorios que antes no se planteaban la importancia de esta conexión ahora sí se la den. Nosotros seguimos trabajando en paralelo con el resto de cámaras, como desde hace muchos años.
–En contraposición se ha lanzado la idea de la Ruta del Quijote, el ramal de Albacete, que el propio comisionado del Corredor Mediterráneo ha difundido en sus redes sociales ¿Estamos ya en guerra abierta entre el centro y el Levante por el corredor?
–Hace ya tiempo que estamos en guerra, otra cosa es que unos lo hagan con palabras más suaves o más gruesas. Esta ocurrencia de la ruta de inocente no tiene nada. Nosotros optamos por conectarnos con Madrid, porque ya está pintado y porque además, le guste o no a los señores de la periferia, hay un modelo de España radial en el que Madrid es el centro. Cuando nosotros tengamos la conexión que necesitamos con Madrid resuelta entonces también querremos la otra, mientras tanto… Ahora en esta ruta ponen el nombre de Algeciras para que en Bruselas compren la historia, porque nosotros somos un nodo primario. A mí me suena a tomadura de pelo. Y ya que lo diga el señor Boira (el comisionado del corredor) me suena a tomadura y media de pelo.
–Pero Josep Vicent Boira es el comisionado español del Corredor Mediterráneo.
–Boira es comisionado del Corredor Mediterráneo levantino, no del de la UE. Él solo se dedica a eso. Además esa ruta del Quijote llevaría a que se paralicen las actuaciones de Murcia a Almería y Almería-Granada. Valencia quiere sus cuatro conexiones: con Barcelona, Murcia, Madrid y la cuarta Sagunto-Teruel-Zaragoza. Y ahora van a por la quinta, la ruta del Sur para llegar a Algeciras, Sevilla, Huelva. Y a nosotros, la única conexión que tenemos nos la están negando.
–Habrá que reivindicarla.
–Nos preguntamos por qué la ciudadanía no acude a las movilizaciones y en otros lugares sí, probablemente porque el impulso a la movilización venga de otra forma.
–¿Y quién o quiénes tienen que impulsarla?
–Los primeros interesados son las empresas, el entorno portuario, pero también las instituciones públicas, los medios de comunicación. Se debe generar una conciencia de que esto es necesario, es importante. El Puerto de Algeciras es un medio, no un fin en sí mismo. Es una herramienta del territorio para que sus empresas, al tener una buena conexión, aumenten su competitividad. También hay un error, que nos hemos centrado en el tema de las mercancías, pero al ciudadano hay que decirle que esa mejora también le sirve a él. Esto son decisiones que tienen repercusiones a largo plazo, pueden suponer la diferencia entre que haya actividad económica o no.
–Al otro lado del Estrecho, Tánger Med ha crecido un 18% en plena pandemia. ¿Nos estamos dejando arrebatar el puesto?
–Para el que viene, Tánger Med y nosotros estamos en el mismo enclave, después está la diferencia de costes, fiabilidad, eficacia. Pero lo que no estamos evaluando es lo que hay detrás de Tánger Med, que para el Gobierno marroquí es una herramienta que necesita para el desarrollo industrial que está ejecutando. El área de influencia llega a Casablanca, porque se han preocupado de apostar por un buen puerto, ferrocarriles, autopistas y eso está dando un incremento a la competitividad de todo Marruecos. El concepto de Tánger Med es el correcto. Un hinterland en condiciones. Y unas ventajas fiscales que nosotros no podemos ni soñar. En ese sentido somos los últimos de cuatro, tenemos por delante a Marruecos, Gibraltar y Ceuta.
–Esa apuesta por un puerto potente nacional ¿es posible en la España de las autonomías?
–Es posible en una España en la que el Ministerio de Transportes tenga una visión global de España y diga, si tengo el mejor local en la mejor calle, lo voy a preparar bien. Necesito un buen escaparate, iluminación, limpieza. Estamos hablando de un problema de Estado. Toda España es una plataforma logística pero da la casualidad de que nosotros estamos en el Estrecho de Gibraltar y este es el paso. Y lo mejor es aprovecharnos, como están haciendo los marroquíes. Pero claro, Tánger Med desvió un río para construirse. Aquí estamos hablando que para hacer unos cables hay que hacer una declaración de impacto ambiental. Tenemos una reglamentación tan garantista que cualquier enemigo solo tiene que acogerse a ella. Con que haya un señor que diga “esto está desprotegido” lo que se podía hacer en dos meses tarda tres años, si se hace. Así no se puede funcionar.
–Otro ejemplo de retraso en proyecto económico está en el fondo de barril de Cepsa, una inversión de 1.000 millones varada en demoras administrativas.
–En ese tema concreto me falta información. Pero lo que sí está claro es que no se puede anunciar un proyecto de estas características con el beneplácito de las administraciones y que los trámites se demoren tanto. El proyecto está parado y mucho me temo que para siempre. Puede que haya caducado antes de que llegue a salir. ¿Qué futuro le espera a la refinería? ¿Seguirá invirtiendo? ¿Estamos preparando un plan B?
–¿En qué situación queda el Campo de Gibraltar en el acuerdo de Nochevieja entre España y Reino Unido sobre el Peñón?
–Que haya un principio de acuerdo está bien, llevamos 300 años discutiendo. Pero cuando uno empieza a rascar un poco se encuentra que lo que hay es una declaración de intenciones. Los trabajadores ya tenían asegurado el futuro, pero ¿qué pasa con las mercancías, temas fiscales y medioambientales? Lo que está claro es que hay una voluntad de negociar sobre eso. Se avecinan seis meses, que probablemente serán más, en los que hay que acordar cosas, someterlo a los parlamentos. Pero frente a esto sigo poniendo el acento en que, en ese llamado espacio de prosperidad compartida, Gibraltar ya tiene prosperidad. Ahora lo que necesitamos es que a nosotros nuestros gobiernos nos den esa prosperidad que nos deben, infraestructuras, el tren, facilidad para las inversiones, acceso a una energía que producimos pero luego tenemos dificultades para acceder a ella. La diferencia fiscal de los tres espacios que nos circundan. Hay mucha tela que quien la tiene que cortar es nuestro propio Gobierno. Con una economía muy elevada en relación a la otra es más difícil de igualar.
–¿Habría que recuperar la demanda de una fiscalidad especial aprovechando este cambio? Se aparcó bajo el argumento de imposibilidad legal en la UE.
–Fueron las propias administraciones las que hablaron de unos planes especiales y medidas para el Campo de Gibraltar cuando surgió el Brexit. En el ámbito fiscal, el inversor que está en Singapur y mira las facilidades que existen en Tánger Med o en Gibraltar se va allí. En Europa, Malta tiene un régimen dentro distinto, Irlanda también. En esto de la fiscalidad me parece que está pasando como con el IVA de las mascarillas, que decimos no me deja Europa pero al final es una cuestión de voluntad estatal. A lo mejor habría que aprovechar esta situación de pandemia y esa rigidez de la UE se hace un poco más laxa. En este tema lo que voy a seguir reivindicando a nuestro Gobierno es que nos dé lo que nos corresponde, independientemente de Gibraltar.
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