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La Escuela de Arte de Algeciras está más cerca de rejuvenecer.
Una vez concluida en septiembre la primera fase de la reforma integral de este edificio, incluido en el Catalogo General del Patrimonio Histórico Andaluz y que fue premiado en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1968, ya ha comenzado la segunda, la definitiva, que supondrá el fin de la degeneración que ha vivido desde su último arreglo en febrero de 2013.
En la Escuela de Arte la banda sonora en este arranque de curso la componen el trasiego de los alumnos por los pasillos con el sonido de las grúas y la maquinaria con la que los albañiles realizan la esperada reforma.
Los trabajos han supuesto una inversión cercana a los 1,4 millones de euros. El primer plan de actuación, con un importe cercano a lo 460.000 euros, consistió en la reconstrucción del muro exterior y en la reforma de las cubiertas. Faltan algunos arreglos en el techo del salón de actos porque es de escayola y se necesita la opinión de un experto.
La segunda fase, recién comenzada, tiene un presupuesto final de 936.000 euros y deberá concluir en marzo del año que viene. Según se lee en el proyecto, la intervención abordará la sustitución de las carpinterías exteriores, intentando respetar el diseño original, por otras nuevas de aluminio con vidrios con cámara adaptadas a la normativa vigente. Respecto al cerramiento exterior afectado, se proyecta la sustitución del existente de ladrillo por un nuevo muro de hormigón armado. También se llevará a cabo la sustitución completa de partes del forjado de cubierta y su acabado de tejas. En las galerías se reparan cuatro tramos de escalera, manteniendo el pavimento de chino lavado existente como terminación. Asimismo, se renovarán las barandillas exteriores de las escaleras, se repondrán luminarias e instalación eléctrica, se adecuarán acabados y se arreglarán fisuras de los cerramientos exteriores.
El edifico recuperará en breve su esplendor después de años de degradación por la falta de mantenimiento que se ha visto acelerado por los temporales de los últimos años. A principios de marzo de este año, sin ir más lejos, se desprendió del techo un cascote de unos 50 kilos que se estampó contra el suelo junto a la sala de exposiciones, que alumnos y profesores llaman la sala oblicua.
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